Fue un partido de reivindicaciones para algunos y de oportunidades para otros. Marcos Portillo fue el que más jugo le sacó a la chance que le dio Heinze. También Djorkaeff Reasco, quien después de varias participaciones infructuosas, finalmente le pagó la confianza al DT.
Portillo venía con continuidad dispar: 63’ en cancha con Racing, 30’ con Audax de Chile y no sumó minutos ante River. Y el mediocampista fue utilizado en distintas posiciones por Heinze. Como extremo, como un volante más cerrado, pero siempre cerca del arco.
Ante Blooming, nuevamente tuvo su ocasión desde el inicio, bien abierto por afuera, en una línea de 4 delante de Sforza, aunque a veces llegaba en posición de segundo delantero, acompañando a Reasco. Y entre ambos se entendieron muy bien, asistiéndose mutuamente, incluso para llegar al gol.
El ecuatoriano se la cedió a Portillo para el primer tanto, que sirvió para romper la paridad. Típico partido en el que, si llegaba el primero, llegaban los demás. Y qué mejor manera de debutar en las redes rojinegras para Portillo que hacerlo en casa, en el Coloso, y en una competencia internacional.
El segundo grito personal del chico fue con una gran definición, de primera, dejando sin chances al arquero boliviano pese a la estirada contra el palo.
En el medio desplegó gambeta, velocidad, dejó rivales en el camino, hizo una completa revuelta en territorio boliviano.
El festejo por duplicado seguramente le dará un envión incalculable a Portillo para el porvenir. De él dependerá ratificarlo y extenderlo lo máximo posible.
Otro de gran rendimiento, más allá de los yerros en el segundo tiempo, fue Reasco. Djorkaeff se merecía una actuación así desde hace rato, en pos de recuperar la confianza perdida después de varias actuaciones
desafortunadas. “Fue muy lindo poder regresar al gol. Lo venía buscando muchísimo y, por suerte, ahora se me dio”, dijo el número 16 tras la victoria.
Metió la mencionada asistencia a Portillo, levantando la cabeza e imaginando la jugada en su cabeza. Y armó una exquisita definición para el 2-0, ubicando la pelota donde quiso, lejos del golero Gutiérrez.
Mostró pergaminos, esos con los que llegó de la Liga de Quito, pero que hasta el momento sólo sacó de a ratos, como tímidamente. Se destapó, de una buena vez. Tendrá que mantenerse en esa senda.