Final del camino para
Central en la Copa Santa Fe. El envión que había logrado en la ida ante un Colón mucho más jerarquizado quedó en la nada. Y su falta de fútbol le jugó una mala pasada. Porque con apenas un puñado de minutos de buenas intenciones no le alcanzó para lograr el pasaje a las semifinales de una competencia en la que por primera vez en tres años pierde en los 90 minutos. El canalla cayó 2-1 ante el sabalero y aquella intención de defender el título logrado el año pasado quedó trunco.
Central se despidió de una competencia en la que ya pudo alzar la copa, pero que siempre la jugó a su gusto. Y esto es sin prestarle la atención que otros clubes le brindaron. Ni mejor, ni peor lo de los canallas. Distinto. Porque la base del equipo de reserva fue siempre la que tuvo que saltar a la cancha. Enredado en esas circunstancias, desde los nombres esta vez fue un poco más parejo. Colón puso en cancha algunos juveniles más (igual tuvo varios con mucho rodaje en primera) que en el choque de ida y Central se sintió un poco más cómodo, al menos en el inicio del partido. Con Pilone parado delante de los centrales, el tridente conformado por Rivas, Pereyra y Becker gozó de ciertas libertades para moverse en zona de tres cuartos. De todas formas, el fútbol apareció a cuentagotas. Especialmente porque Rivas nunca terminó de encontrar su lugar por derecha. Eso lo obligó a cometer demasiadas faltas y a descuidar su sector por el que trepaban, sin demasiado peligro, Galván y Clemente Rodríguez.
Elías Gómez sorprendió un con remate desde un ángulo muy cerrado al minuto y eso resultó un aviso. Es que los primeros minutos fueron propiedad de un Central que buscó por todos lados, pero que le faltó claridad y contundencia en los metros finales. Hubo un pase en profundidad de Pereyra para Maziero, un centro de Maziero que Vigo envió al córner, pero las más claras fueron una arremetida de Becker por izquierda que terminó con un remate cruzado que se fue cerca (20') y un disparo de Pereyra que dio en la base del palo derecho de Chicco.
Pero hasta ahí llegó el empuje de Central en el primer tiempo, donde Colón empezó a tomarle el gustito a algunos huecos que dejaba el fondo canalla. La más clara del sabalero fue un remate de Sandoval que dio en el travesaño tras una muy mala salida de Pereyra (42'), hasta que llegó el máximo desorden defensivo, del que dio cuenta el Kily al término del encuentro, que terminó con la encarada de Sandoval y la mano de Antunes. El propio Sandoval no perdonó desde el punto del penal cuando el primer tiempo se moría.
Con esa mejor cara de Colón se imponía una reacción por parte de Central, pero el equipo no sólo no reaccionó, sino que su imagen empeoró. El juego le quedó demasiado lejos al canalla. Desde la concentración, desde el compromiso, desde el orden. Del lado que se lo quisiera ver. Pero fue sobre todo la falta de orden lo que hizo que Colón tomara las riendas del trámite. Por eso creció la figura de Miño, que con un par de intervenciones salvó lo que pudo haber sido una diferencia aún mayor.
La reorganización que propuso el Kily con los cambios estuvo lejos de ser un remedio. En más, en algunos casos la cosa empeoró. Mariano González de frente al arco, Estigarribia con un remate a quemarropa que Miño tapó de manera increíble con el pie izquierdo y una sutileza de Sandoval que abortó Miño fueron algunas de las situaciones que dispuso el sabalero para bajarle la persiana al partido. El que lo logró fue Estigarribia a los 39'.
El tiro libre de Pereyra que se clavó en el ángulo fue un incentivo lógico, pero carente de sustento. En esos cuatro minutos que faltaban Central no pudo encontrar la claridad que le había faltado casi de punta a punta del partido y de manera justa se rindió mansamente a los pies de un Colón que le puso la mano en el pecho haciéndole pagar caro algunos pecados de juventud.
Bauza y Di Leo, bien de cerca
El partido fue seguido de cerca por el cuerpo técnico de primera. Edgardo Bauza y José Di Leo estuvieron en el Gigante. El Camello también había viajado a Santa Fe. Un contacto con las inferiores que con Coudet y Paolo Montero nunca existió.