Después de una semana financieramente traumática, Newell's fue a Mar del Plata y le ganó con autoridad a Aldosivi. Se rió de la coyuntura y de la máxima que establece que siempre se pagan en la cancha las desprolijidades que se sufren afuera. Fue el gran ganador del fin de semana. Le descontó a Boca y estiró diferencias con Estudiantes, River y San Lorenzo. Central perdía 1 a 0 con Gimnasia en el Gigante y a los 15' del complemento lo echaron a Marco Ruben. Eso y firmar la sentencia es más o menos lo mismo. Sin embargo, cuando nada lo hacía prever, salvo la postura conformista y timorata de Gimnasia, el equipo de Paolo Montero lo dio vuelta en cuatro minutos y le cortó una racha invicta de muchos partidos al conjunto de Alfaro. Gimnasia no perdía desde el 5 de diciembre, pero los canallas rompieron con otro precepto, aquel que dice que la inferioridad numérica es una desventaja imposible de equiparar en la mayoría de los casos, sobre todo en competiciones parejas.
No obstante, no están en Disney ni en Kosovo. Los dos ganaron partidos muy importantes, pero no es bueno hacer agua institucionalmente ni es meritorio jugar una hora mal en casa entregándole al rival unas cuantas alternativas para ampliar su renta. Lo que hoy es un punto a favor, en cualquier momento se transforma en un lastre que muy probablemente atente contra el rendimiento deportivo y los resultados. Por supuesto, es más sencillo corregir con el resultado a favor, siempre y cuando el resultado no tape las deficiencias. Newell's tiene que acomodarse institucionalmente y Central no debe repetir el desconcierto de la primera parte del choque ante Gimnasia.
Los rojinegros tendrán que solucionar lo más pronto posible su situación financiera para que la institución funcione a la altura de sus antecedentes. El equipo está segundo a apenas 3 puntos de un líder que perdió 4 de los últimos 6 puntos que disputó y es propietario de una campaña extraordinaria y muy ponderable, pero es un verdadero papelón que los jugadores viajen de civil porque los encargados de lavar la ropa no cobran. No es bueno que el cuerpo técnico se traslade en ómnibus la noche anterior a que el plantel lo haga en avión. Es pésimo para la imagen del club más allá de que el presidente Bermúdez lo haya considerado como la mejor opción. No debe volver a pasar. Todavía hoy se habla más del viaje en dos tandas que de la muy buena victoria, sobre todo por las formas, en Mar del Plata. Y es lógico. Que Newell's le gane a Aldosivi es normal. Que viaje en dos tandas, en ómnibus y en avión, por razones presupuestarias, no es normal. No sólo hay que serlo, también hay que parecerlo.
El equipo de Osella ya entró en la recta final de una competencia que lo tiene como protagonista y no puede andar mendigando presupuestos porque tiene los bolsillos vacíos.
Los jugadores y el cuerpo técnico tienen que tener la cabeza en el torneo y nada de lo que pasa afuera debe alterarlos ni sacarlos de foco.
“Estamos solos, el plantel, el cuerpo técnico y el cuerpo médico. Sabemos que somos nosotros y tiramos del carro para adelante. Espero que se solucionen los problemas”, dijo Formica al final del partido cuando lo más saludable hubiera sido que sólo se refiriera al gol que abrió el triunfo en Mar del Plata.
“El equipo se encuentra bien, está sólido. Tiene algunos problemas institucionales, pero seguimos adelante, muy comprometidos y entrenando”, dijo Maxi, que apenas hizo una mención al gol que sentenció el partido.
“Lo que más rescato es la actitud del equipo, del técnico y de la gente que trabaja con nosotros día a día. Es un momento muy delicado pero con hombres con mucho huevo que van al frente”, sentenció el capitán.
Newell's necesita pensar sólo en lo que ocurre adentro de la cancha y trabajar para consolidar y coronar una gran campaña. Lo demás atenta contra sus posibilidades y la dirigencia debe corregirlo lo más rápido posible.
A Central le quedó un muy buen sabor de boca después de torcer en inferioridad numérica un partido muy complicado frente a un rival encumbrado, de los mejores desde que arrancó el año.
Pero para que esa situación se produzca, el equipo de Montero jugó muy por debajo de sus posibilidades y hasta pudo recibir una diferencia en contra difícil de remontar después. La expulsión de Ruben es una muestra en escala del estado de frustración que los oprimía.
Si el cuerpo técnico y los jugadores sacan las conclusiones exactas, la victoria del sábado será mucho más valiosa todavía.
Es el último tercio de un torneo muy apretado en el que el objetivo de entrar a una copa internacional no sólo está al alcance de la mano sino que requiere de un equipo compacto, sobre todo en el Gigante. Asegurar que Central no perdió de casualidad se lee antipático y sobre todo injusto para Camacho y Herrera, los hacedores de una victoria impensada a 10 minutos del final, pero es un dato de la realidad. Central no jugó bien y ganó. Ese es el dato sobresaliente. ¿El beneficio? Trabajar sobre los errores cometidos con los tres puntos en el bolsillo.
Todo depende del cristal con el que se mire y está claro que es mucho más fácil promocionar las virtudes y esconder los defectos, pero lo cierto es que la recta final necesita de dos equipos sólo compenetrados en sus objetivos, con el juego lo más pulido posible y el margen de error reducido a la mínima expresión.
Los comprometidos, jueces del torneo
Que los equipos necesitados por el promedio se transforman en árbitros del torneo no es una novedad, el fin de semana fue una prueba contundente. Los cinco que arrancaron la fecha 21 en los primeros lugares enfrentaron a rivales que pelean por la permanencia. Y de 15 puntos, sacaron sólo 6. Newell’s fue el único que ganó. San Lorenzo perdió de local y apenas empataron Boca, River y Estudiantes.