Que el fútbol argentino atraviesa uno de los peores momentos de su historia, no es ninguna novedad. Se ve reflejada en cada noticia que atraviesan las páginas de los diarios, los canales de TV o las redes sociales. Cruzada por intereses fenomenales, contrapuestos, la AFA es hoy un escenario de anarquía apenas disimulable con la puesta en funciones de la comisión normalizadora, donde los poderosos, vaya novedad, tratan de imponer su voluntad. Podrían citarse muchas cuestiones donde se ve reflejada esta crisis y en estas líneas se trata de marcar claramente una de ellas, de la que se habla acaso sin mayores precisiones. Y tiene que ver con el calendario de partidos jugados, en el período que debe abordarse desde la finalización de la actividad 2015 hasta la que será, si nada altera nuevamente los planes, la apertura de la temporada 2016/17. Ese mamarracho organizativo llevó, por ejemplo, a que en los últimos 9 meses Central llegue a los casi 5 y medio sin competencia, mientras que de Newell's podría decirse otro tanto, lo mismo que de la mayoría de los equipos del fútbol argentino. Si además se tiene en cuenta que, en medio de tanto descanso, los planteles hace rato que están de pretemporada, es poco entendible que no hayan dispuestos sus titulares para los clásicos de la Copa Santa Fe. Pero eso es harina de otro costal.
El torneo de 30 equipos, aprobado por pedido expreso del entonces presidente de la AFA Julio Grondona, que fue tratado de abortar después de su fallecimiento el 30 de julio de 2014, fue llevado adelante durante todo un año calendario, en 2015, como no se hacía desde 1985. Claro que al tener 30 fechas (porque sólo los clásicos tenían revancha) se hizo demasiado corto y equipos como Central, ya clasificado a la Copa Libertadores 2016 por otra vía, finalizaron su participación muy temprano: exactamente el 8 de noviembre frente a Boca en Arroyito (3-1). Recién reanudaría la competencia el 5 de febrero de este año, en el inicio de una nueva ronda de torneos cortos, ante Godoy Cruz (1-0), por lo que pasó prácticamente 3 meses enteros sin jugar.
Tuvo desde entonces un calendario muy apretado, eso sí, y jugó mucho porque disputó la Copa Libertadores hasta los cuartos de final, pero el 23 de mayo, frente a Belgrano en Córdoba (1-3) dejó de tener actividad oficial, la que se prolongará hasta el viernes 19 de agosto (o quizás el 20, 21 o 22), con sólo el encuentro reciente del debut en Copa Argentina en el medio. Es decir, casi 3 meses más sin disputa en serio. Por supuesto, deberían descontarse de este período los días de vacaciones que los planteles deben gozar, pero así y todo es una exageración, en una AFA que desde aquel final de 2015 hasta aquí profundizó su crisis en una espiral inacabable.
De Newell's podría decirse otro tanto. Jugó un poco más que Central porque disputó la Liguilla PreSudamericana hasta el 23 de noviembre frente a Lanús (1-2) pero cuando retornó su actividad el 6 de febrero, en San Juan (ante San Martín, 1-2) pasaron prácticamente dos meses y medio. Otro tanto puede decirse desde que terminó el torneo de Transición 2016 el 22 de mayo en el Coloso ante Atlético Tucumán, ya que su debut en Copa Argentina ocurrió en el medio de esta competencia. Desde ahí hasta lo que sería su hipotético estreno en el nuevo campeonato, que ni estructura tiene confirmada, habrán pasado 3 meses, por lo que en el lapso de casi 9 meses exactos desde finales de 2015, los rojinegros habrán pasado prácticamente 5 y medio sin competir. Un despropósito, sin dudas.
Como Central jugó Copa Libertadores, su promedio de partidos desde el 8 de noviembre de 2015 hasta el 19 de agosto de 2016, quedará en 1 cada 10 días y medio, 3 por mes. Mientras que el de Newell's es mucho menor: 1 cada 16 días, 2 por mes.
Aquel torneo anual de 2015 que tuvo estreno y sepultura rápido hizo uno de los calendarios más acotados que se recuerde, y que se estiró gracias a la disputa de la Copa América en Chile. Ahora es cierto que también se jugó la Copa América Centenario, pero nada hubiera cambiado. La desorganización del fútbol argentino estiró los plazos y parece mentira ese repaso de números, que significan menos ingresos para los clubes, en un contexto de crisis sin fin.
En ese marco, con tan poca competencia, considerar que cuando jueguen el primer clásico de la Copa Santa Fe habrán pasado un mes en el caso de Newell's, y 3 semanas en el caso de Central, del inicio de sus pretemporadas, parece una exageración que canallas y leprosos no jueguen con sus titulares. Además, faltará casi un mes para el comienzo del campeonato, aunque nobleza obliga, en principio estaba pautado para el primer fin de semana de agosto y se retrasó otras dos. Ese es motivo de otro tipo de análisis, pero estos números, como muchos otros, reflejan la desidia organizativa del fútbol argentino.