Un empate con sabor a poco, a casi nada, pero con sabores si se quiere distintos. A Central el punto le cayó emocionalmente mejor, para Newell’s fue una desilusión más en esa pila de años sin poder ganar un clásico en su cancha, pero vaya paradoja, el que debió haberse agarrado la cabeza por el reparto de puntos teniendo en cuenta la cantidad de situaciones que hubo de un lado y del otro fue el canalla. Porque no mostró una gran supremacía, pero tuvo algunas más que la lepra y varias de ellas demasiado claras. Pero el final del partido mostró claramente a un Newell’s con algo más de intenciones, pero en medio de una liviandad asombrosa y a un Central abrazado al punto. Futbolísticamente, un partido que brindó poquito y nada.
La aceleración inicial fue de Newell’s, atacando por afuera, como se preveía, con Aguirre haciendo fondo y metiendo un centro venenoso que Komar sacó al córner como venía. Pero la acción inicial se frenó ahí y lo que vino fue más estudio y limitaciones que otra cosa, con un Central que no encontraba la forma de hilvanar una jugada y un Newell’s casi sin ideas. Por eso de a poco el canalla fue encontrando el partido de arriba, como en ese cabezazo de pique al suelo de Mallo, que Hoyos terminó sacando por encima del travesaño.
Era más prolijo Newell’s con la pelota, pero liviano en ataque, como en esa corrida de Recalde y posterior centro bajo en el que todos se pasaron de largo. Fue el momento en el que Central pareció acomodarse mejor, con Malcorra y Campaz un poco más participativos. El propio Malcorra le erró a la pelota, con la derecha, de frente al arco, y en la siguiente Martínez le dio a la carrera tras el centro de Campaz, pero la pelota dio en Komar.
La propuesta de Newell’s siempre fue la de salir prolijo desde fondo, explotando una zona ciega que Central no sabía cubrir, sobre la derecha de su mediocampo. Allí salía y transitaban siempre con espacios Pittón y Sordo.
La muestra de lo que proponían uno y otro en ese primer tiempo se dio en el minuto 40, cuando a Veliz le quedó servida la pelota, de cara a Hoyos, pero le dio con una debilidad tremenda, simplificándole la cosa al arquero leproso. Fue en una jugada de pelota parada en la que la bajó Quintana en el segundo palo. Y segundos más tarde una buena acción individual de Sordo, en esa zona liberada, que terminó con un pase en profundidad para Pittón. Centro del lateral y Aguirre, sólo con el arco, le dio como venía y le pegó como el demonio. Dos jugadas que expusieron con claridad las formas en las que tanto Newell’s como Central buscaron un resultado que antes del descanso no pudieron ni supieron romper.
Las intenciones no se alteraron en absoluto tras el descanso, pero esta vez fue Central el que mostró un poco más de enjundia en el arranque. Zapatazo desde lejos de Ortiz que viboreó mucho y Hoyos, como pudo la envió al córner.
Ahí se armó definitivamente un tipo de partido, con Newell’s intentando ser prolijo pero mostrando algo así como fobia contra el área. Por eso, ese tránsito anodino del balón por momentos fue tedioso a la vista. Y Central intentaba acelerar de a ratos, mayormente de contra, como en esa escapada de Malcorra por derecha que terminó en un cabezazo exigido de Campaz. Después, un par de remates del colombiano desde afuera del área y no mucho más para el canalla.
¿Newell’s? Jamás le encontró la vuelta al partido ni al planteo canalla, a tal punto que en el complemento no generó ninguna situación clara. Todo el intento de buen manejo cayó en saco roto, sin poder aprovechar la velocidad de Sordo y sobre todo Aguirre.
Cómo habrá sido el juego en sí que sólo el tumulto en el final fue lo que avivó un poco a un Coloso que veía cómo en medio del conformismo de Central y la inexpresividad de Newell’s se despedía a un clásico con algunas poquitas emociones, pero con un vacío futbolístico enorme.
¡LA LEPRA Y EL CANALLA IGUALARON EN UN CLÁSICO MUY CALIENTE! | Newell's 0-0 R. Central | RESUMEN