El fútbol no tiene misterios ni recetas rebuscadas. La inteligencia, la sabiduría, la jerarquía y la técnica refinada son irreemplazables y marcan la diferencia. Un claro ejemplo fueron los 25 minutos que le alcanzaron a Maxi Rodríguez para hacer fácil lo que los otros 22 jugadores habían echo muy complicado en lo que se llevaba jugado del partido. La Fiera saltó a la cancha al trote, fue a ejecutar un tiro libre frontal y acarició la pelota para alojarla contra el palo izquierdo de un inocente Rigamonti que se confió. Newell’s con ese gol resolvió una tarde en la venía jugando para el demonio y hasta tuvo un par de salvadas en el arco de Macagno. Pero Maxi tiene ángel, tiene lepra y con esa sola jugada individual estableció la diferencia a favor de los rojinegros en el 1 a 0 ante Central Córdoba de Santiago del Estero.
Fue un triunfo sufrido por dónde se lo mire, pero con el sello de calidad del interminable Maxi Rodríguez. Así Newell’s venció por la mínima diferencia y pidiendo la hora a los santiagueños.
El primer tiempo fue desprolijo, ordinario, rudimentario, acorde a las magras campañas de uno y otro equipo que chocaron en la calurosa tarde del Coloso. Newell’s pobló en demasía a la mitad de la cancha, armando un cuadrado con Cacciabue y Fernández como vértices defensivos, y con Castro y Pablo Pérez adelantados. Pero la formación de Taffarel fue previsible y angosta, ya que casi no usó las bandas de la cancha para perforar a un ordenado equipo santiagueño.
Sin intensidad ni presión de parte de Newell’s, la pelota no tuvo un claro dominador y el ferroviario hizo pie con un ritmo cansino que hasta le alcanzó para preocupar a Macagno.
Las acciones de riesgo de la etapa inicial fueron escasas, casi elaboradas a los ponchazos, sin ser producto de jugadas colectivas destacadas. Igual la chatura del trámite no impidió que haya aproximaciones a los arcos, siempre apelando a la lupa de la buena voluntad. Un tiro desviado de Cacciabue y otro remate de Jacob que no prosperó. La más clara de la lepra fue un disparo potente de Nacho Scocco que tapó Rigamonti y el pique caprichoso de la pelota hizo que no ingrese en el arco del palomar.
Los santiagueños respondieron con una entrada peligrosa de Melano que Jacob de cabeza sacó cuando había perfume de gol. El volante Alejandro Martínez lo tuvo a maltraer al juvenil Jacob con su gambeta endiablada.
El primer tiempo se consumió con la impotencia rojinegra de no poder adueñarse del balón ni la geografía ofensiva del campo. Newell’s careció de juego asociado, con Pérez y Castro erráticos y superpuestos, con Nacho Scocco aislado arriba y con Garro absorbido por la marca. El pitazo del entretiempo fue un alivio para los ojos tras un 0 a 0 mezquino y decepcionante.
¡GRAN TRIUNFO DE LA LEPRA! | Newell's 1-0 Central Córdoba | Resumen
En el complemento ingresó Franco Escobar por el juvenil Jacob en el lateral derecho, buscando tener mayor enjundia por la banda con el jugador cuyo pase pertenece a Atlanta United.
Pero Martínez siguió siendo una pesadilla y desde el borde del área cruzó el tiro que le hizo un chichón al travesaño ante la mirada resignada de Macagno. Se salvó la lepra. Enseguida Melano casi factura de palomita. Y otra vez Melano pateó cruzado y la sacó Escobar en la línea. Desconcierto total en Newell’s que casi saca del medio en diez minutos de terror. Adentro Panchito González, afuera Garro.
“Ponga huevo”, “movete Newell’s, movete”, bajaban los cánticos de un Coloso que miraba con resignación cómo los santiagueños dominaban a un Newell’s desorientado y descompesado, ante un rival limitado que hasta sintió que podía quedarse con todo.
Pasado los 20 minutos entraron Maxi y Nazareno Funez cuando el horno del Coloso no estaba para bollos. Y justamente la Fiera tiene el don de los jugadores estelares, los diferentes, los de jerarquía internacional. En la primera pelota que tocó resolvió el acertijo e hizo explotar al pueblo rojinegro. Con maestría Maxi ejecutó un tiro libre frontal y colocó la pelota junto al palo izquierdo de un sorprendido Rigamonti. La leyenda leprosa salvó la ropa y dijo “acá estoy listo pata jugar cuando gusten”.
El golazo de la Fiera sirvió de alivio, desahogo y al menos sacó al equipo de la confusión generalizada en la que estaba, cuando caminaba por la cornisa.
Maxi incluso tuvo otra volea que se fue por arriba del travesaño. Y metió un par de pisadas que levantaron al estadio. La Fiera en un rato demostró que en ocasiones en el fútbol la velocidad es mental y le regaló a Newell’s un triunfo que estaba de nalgas, pero terminó naciendo a pleno sol en el Coloso.