Newell’s perdió la brújula futbolística. Lució desorientado, tanto con la pelota en los pies como cuando debió replegarse. Por eso cayó sin atenuantes ante un rival que apenas le hizo cosquillas como el mediocre Talleres, pero que lo dejó de rodillas y con la segunda derrota en fila que ya enciende la preocupación mayúscula en el Parque. El rojinegro decepcionó en la puesta en escena colectiva e individual y se volvió a Rosario envuelto en muchísimas dudas. Claro que el promedio vuelve a instalarse como un fantasma molesto, pero la clave está en que el equipo de Kudelka dejó de ser confiable y jugó para el aplazo. El 1 a 0 le alcanzó a la T para quedarse con todos los puntos y la Lepra se llevó todas las dudas.
Atrás no entregó seguridad, en el medio fue liviano para contener, no generó en tres cuartos y arriba estuvo errático, por eso Newell’s se fue derrotado y aturdido de Córdoba. Los gestos de desaprobación de Kudelka de lo que veía de su equipo graficaron la opaca producción.
Newell’s no se fue en desventaja al entretiempo sencillamente porque Alan Aguerre adivinó la intención de Nahuel Bustos, cuando desde los doce pasos el atacante de la T pateó una masita suave que el arquero leproso contuvo arrojándose a la derecha. Porque tras el mal cierre de Gentiletti y el penal infantil que cometió Lema dentro del área, que puso la mano como si lo hiciera para levantar un tejo de la arena y detuvo la pelota, llegó la ejecución que salvó el guardameta rojinegro cuando se venía el sopapo.
Es que la Lepra en esa etapa inicial fue un concierto de pases errados y salidas desprolijas desde el fondo. Con Villarruel jugando de cinco y con Julián Fernández suelto a la derecha. Pero el gran déficit fue que desde la última línea la pelota siempre salió cuadrada y así ni Formica ni Maxi pudieron conectarse con peligro. Por izquierda Insaurralde patinó casi siempre y sólo aportó un desborde picante por la banda. Y Albertengo quedó aislado, sin señal ni contacto con el resto. Entonces Talleres, con pocas ideas y muchas ganas, buscó imponer condiciones, aunque sin generar chances netas, a excepción del penal que dilapidó Bustos.
El show de gestos de disconformidad de Kudelka en la etapa inicial sintetizó el flojo desempeño leproso antes del descanso. La única clara fue un cambio de frente de Maxi que Bíttolo controló y remató ancho en diagonal al arco. Llegó el entretiempo con Ñuls en deuda.
En el complemento Newell’s se adelantó unos metros en el campo, pero no logró gravitar nunca. Bustos remató ancho desde afuera y la T estuvo cerca. Maxi encontró una pelota suelta y disparó de volea, pero contuvo Herrera. Y promediando la etapa llegó la jugada de la tarde. El recién ingresado Payero capturó una cobertura defectuosa de Gentiletti y clavó la pelota en un ángulo.
Newell’s aún se confundió más. Lo tuvo Dayro Moreno para liquidar pero le erró al arco y sobre el final el ingresado Salinas habilitó bárbaro a Albertengo, quien tuvo el freno de mano y perdió en el mano a mano con Herrera.
Newell’s jugó para el diablo, la T le ganó con muy poco y ahora tendrá que levantarse cuanto antes para que no cunda el pánico.