No hay peor cosa para un equipo que se acostumbre a convivir con la derrota y a Central le está pasando algo de eso, porque de los últimos siete partidos perdió cinco (ganó uno y empató el restante). Pero lo que más está sufriendo por estos tiempos es que muchas veces al rival le alcanza con muy poquito para torcerle el brazo, para cachetearlo y ponerlo de rodillas. La del viernes santo en Mar del Plata ante Aldosivi fue una prueba más que cabal de eso. Esto habla a las claras que el equipo canalla se mantiene en la tónica de equipo endeble, con poca capacidad de reacción y que sucumbe incluso frente a un rival con potencial similar o menor.
Estos noventa minutos en La Feliz fueron un fiel reflejo, uno más, del sufrimiento al que está expuesto este equipo auriazul, que es algo que venía de arrastre en el proceso del Kily González y que, el menos por ahora, no encontró tope con Leandro Somoza.
Otra vez Central se metió solito en un barullo del que le cuesta salir. Hasta parece una tentación para el equipo rival darle la pelota y cargarle la responsabilidad de que asuma el protagonismo. Porque frente a las necesidades, cada vez mayores, la vista se le nubla cada vez más.
Aldosivi aprovechó un error grosero de Ojeda, que tuvo correlato con la falta de Báez sobre Mosquera, y con eso solo le alcanzó para arrodillarlo y empezar a contarle la cuenta de protección. Porque el tiburón antes y después de eso hizo poco, muy poco, para ganarle, a tal punto que en el segundo tiempo, viendo la incapacidad de Central para generar peligro, ni se inmutó en esto de intentar sacarle la pelota que pareció cederle casi a propósito.
En esos 45 minutos finales Gaspar Servio fue prácticamente un espectador de lujo, aunque Devecchi tuvo que estar algo más atento pero nunca anduvo a los revolcones. Es que a Central no le dio tanto como para eso. Ya le había pasado en cierta forma en la derrota por 2 a 1 ante Godoy Cruz, sobre todo después del empate de Facundo Almada. Después con Barracas Central, donde el canalla arrancó el partido en ventaja y lo terminó perdiendo 3 a 1. Y más tarde en la caída en el clásico contra Newell’s por 1 a 0. Todos en el Gigante de Arroyito, pero también le pasó afuera.
Casi todos esos equipos hicieron lo mínimo indispensable para amargar a Central, pero les resultó una receta más que eficiente. Tigre lo aprovechó en Victoria en el inicio de este ciclo de Leandro Somoza. Y ahora también este sorpresivo Aldosivi que llegaba entonado, con cuatro victorias seguidas, pero sin dudas jugó el peor de esos cinco partidos en los que sumó de a tres, que debe ser un récord histórico en la primera división.
Pero claro, enfrente estaba este Central de moral baja, de mandíbula frágil y de ideas escasas. Todos comportamiento que no hacen otra cosa que martirizarlo fecha tras fecha, pero sobre todo ponerlo en evidencia que a este equipo cualquiera se le anima, le juega y, básicamente, le ganan con poco.