En el rosarino barrio Echesortu se erige flamante el Club Atlético y Social Unión y Progreso, fundado por un grupo de amigos motivados por las ganas de contar con un espacio donde reunirse y hacer deporte. Allá, a comienzos de los años 30, consiguieron un predio y empezaron a entrenar.
El deporte primogénito del Unión fue el fútbol, cuya cancha nació de la mano con su correspondiente vestuario. "En ese entonces estaba construido en madera", cuenta orgullosa Chiqui Goñi, la presidenta de la institución y aclara al respecto "que era todo un lujo para la época".
Con el correr del tiempo, este equipo de fútbol, que se mantuvo jugando en la liga rosarina de la zona oeste, consiguió concretar por fin un lugar para establecer su secretaría. El 2 de marzo de 1932 la Comisión Directiva se reunió por primera vez en una asamblea general y la designó "club" dando por comenzados formalmente los inicios del mismo, ubicado desde entonces y para siempre, en la calle San Juan 3464.
Se agranda la familia
A los socios fundadores ir concretando sueños no solo les trajo satisfacciones sino renovadas ganas de seguir creciendo. Redoblaron la apuesta y cumplieron con la meta de tener una cancha de bochas, "un deporte en auge que para ese momento era uno de los más prestigiosos", según Goñi, quien sostiene que "luego de esa adquisición, llega al club la tan añorada cancha de básquet en la década del 40". Se trató de un espacio en el que, sin dudas, el Azul de Echesortu iría a lucirse a posteriori.
Se enciende el tablero
Con sus 300 socios, entre activos y vitalicios, el club actualmente cuenta con un vasto abanico de actividades como box, taekwon-do, musculación, entrenamiento deportivo, judo, karate, gimnasia rítmica, patín y básquet, "que es sin dudas nuestro deporte estrella. Sus categorías van desde la Escuelita para los más chiquitos, pasando por Inferiores, Primera en la Súper Liga y Veteranos", explica Chiqui.
Según las palabras de la misma presidenta, se trata del deporte estrella "no solamente por el número de socios que lo practican sino por la trascendencia del mismo, ya que subimos a primera división en el 57 y continuamos hasta el 73. Luego, regresamos a Primera en el 2009, y en 2013 llegamos a ser campeones por primera vez en la historia del club".
"Unión y Progreso ascendió a la Superliga" titularon los diarios de la ciudad haciendo mención al momento en que el elenco de calle San Juan superó a Regatas 90 a 57 y logró consagrarse campeón de la A2 dos fechas antes del cierre de la fase regular. Con un entrenador con espaldas como Gustavo Sandrini, y un grupo de pibes potenciado por algunos valores de experiencia como el Lungo Lacorazza o el talentoso Echave, el club salió campeón del nivel superior donde se mantendría hasta estos días.
Revisando el cajón de los recuerdos, Unión y Progreso se jacta de haber tenido entre sus jugadores a Rubén Mascetti, figura del básquet en los años 59-60, quien fuera también capitán del seleccionado argentino y "no solo un jugador excelente sino una persona de gran calidad", en palabras de Goñi.
Los chicos y las chicas solo quieren divertirse
Los años dorados del Unión y Progreso sucedieron en la década del 65 al 75 protagonizada por los famosos carnavales a los que venían rosarinas y rosarinos de todos los barrios y sin distinción de camiseta, seducidos por las múltiples propuestas musicales "con un escenario en donde brillaban figuras del momento como Rafael, Sandro y Los de Fuego, Palito Ortega (a quien nombraron "socio honorario"), también Mina, José Feliciano y muchos más".
Estas épocas doradas dejaron brillo y actualmente en el club se hacen eventos y cenas con diferentes objetivos: para recaudar fondos donde participan todas las familias de los socios, para festejar el Día del Amigo y otros eventos sociales, para integrar a las distintas categorías, como la cena de fin de año donde se entregan trofeos a todos los chicos. "Pero lo más preponderante y lo que hemos conseguido mantener en el tiempo a lo largo de 25 años, es el baile de los domingos para la tercera edad", cuenta Chiqui Goñi, orgullosa de la propuesta que reúne a 300 personas en cada edición.
Tres deseos
Según Chiqui, todo dirigente de club sueña siempre con transmitir valores a las generaciones más jóvenes y "poder dejarles algo, no solamente obras. Lo que se trata de inculcar todos los días a estos chicos es la importancia del deporte fundamentalmente en sus vidas y la importancia de la amistad, así como del sentido de pertenencia".
Otra de las añoranzas de la presidenta tiene que ver con que estos jóvenes "aprendan a querer los colores que representan y que sientan que crecer en medio de este club los llevará algún día a formar su propia familia no solo con los mejores recuerdos de su infancia, sino con los valores que un día supieron recoger allí".
Finalmente, y por último, su mayor deseo "es, como el de todos los socios, construir la pileta de natación que aún no tenemos, y que en el momento en que se pudo hacer no era el objetivo principal de la gente que estaba en la Comisión. Hoy es un sueño, una utopía porque los valores son increíblemente altos", cierra Goñi, pero aclara que "la comunidad de Unión y Progreso se caracteriza por ser solidaria, constante y sobre todo unida". Y la unión hace el progreso.
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