El resultado y el desarrollo del amistoso fueron lo de menos. El partido fue una excusa para expresar el amor recíproco que existe entre Newell's y Lionel Messi. En ese cariño se resume lo vivido en la noche del jueves. Un afecto que también incluye a otro de los grandes ídolos rojinegros que formó parte de un acontecimiento singular para la lepra, Gerardo Martino. Es que Messi y el Tata, más allá de que hoy representan a Inter Miami, respiran y sienten el fútbol en rojo y negro, y forman parte de la historia de Newell's. Y así se vivió el encuentro contra Inter Miami, sin gran relevancia el 1 a 1, con un gol de Franco Díaz que sirvió para igualar un marcador que inauguró Shanyder Borgelin.
El magnetismo de Messi es absoluto. Y para muestra, los futbolistas de Newell's yendo uno por uno a saludarlo al final del partido y formando fila para fotografiarse con el crack rosarino. Gustavo Velázquez, Giovani Chiaverano y Brian Calderara fueron de los primeros que se retrataron con la Pulga, con la admiración que despierta en todos, y con el aditamento que Lio también lleva la rojinegra, en la piel.
Fue una noche donde los diez leprosos tuvieron preponderancia, adentro y afuera de la cancha. Es que aparte de los diez que desplegaron su juego en el césped del estadio DRV PNK, Lio Messi y Ever Banega, otros distinguidos volantes creativos compartieron como testigos este evento único en la historia rojinegra: Damián Manso, Lucas Bernardi y el Gato Formica. El Piojo no podía estar ausente, siendo el enganche que la Pulga disfrutaba desde la tribuna siendo un chico. Tampoco Bernardi y Formica, quienes supieron hacerle honor a ese número tan simbólico. Todos fueron invitados especiales, al igual que el Flaco Schiavi y Jorge Priotti, también con una inconfundible identidad rojinegra.
No fue solo en el partido. Durante tres días, entre el martes y el jueves, la ciudad de Miami conoció lo que es la pasión rojinegra. El banderazo de los hinchas. Los fanáticos siguiendo los movimientos del plantel durante su estadía en el estado de Florida. Maxi Rodríguez contando sobre Newell's en una charla que dio en compañía del Tata Martino. La caravana de micros con banderas rojinegras rumbo al estadio, y el griterío y las banderas en las tribunas.
El hincha rojinegro siguió a la distancia, con orgullo, a través las pantallas un partido que fue mirado desde distintos rincones del mundo, por personas que no necesariamente son de Newell's. La audiencia mundial es algo que siempre garantiza Messi. Y que a Newell's le viene bien, para agigantar su imagen en todos lados, para promocionarse, para que todos tengan bien en claro, si es que hay algún que otro desprevenido, que ese club, esa camiseta, es la que lleva en su corazón el mejor del mundo, como cada tanto se ocupa de poner de manifestar, con declaraciones, o en fotos y videos en las redes sociales.
El amistoso, salvo algunas pocas piernas fuertes, como una patada de Rodrigo Fernández a Taylor, tuvo justamente ese carácter. Se evitó el roce y que alguno saliera lastimado. La intención fue jugar y tocar. Planteado así, no podía ser otro que Messi el que insinuó más, recibiendo y encarando. Lo mejor pasó por sus pies y le faltó muy poco para convertir en la primera etapa. El balón salió apenas afuera en un tiro libre que ejecutó al palo derecheo, y en una acción individual en la que dejó atrás a Pablo Pérez y Brian Calderara, y la quiso colocar abajo.
Newell's también contó con su diez, Banega, excompañero de Messi en la selección y con quien charló en cuanta oportunidad tuvo. En el terreno de juego o afuera. A la media hora, lo reemplazó Mauricio Larriera para preservarlo y que ingrese Matko Miljevic, en su estreno con la camiseta rojinegra. El último refuerzo rojinegro se dio el gusto de jugar, tal cual le sucedió con los otros futbolistas que viajaron a Miami, salvo Macagno, Cacciabue, May y Schor, quienes permanecieron en el banco.
Es que el DT entendió de qué se trataba todo esto, de que era una oportunidad de disfrutar, cuidando además a los suyos para la Copa de la Liga. Los únicos titulares que jugaron desde el principio fueron Banega, Juan Ramírez, Ian Glavinovich y Brian Aguirre. Y para el segundo tiempo, hubo una rotación masiva.
Uno de los momentos de mayor ovación se escuchó con fuerza a los 15' del segundo tiempo, con la salida del número uno del mundo. Martino lo sacó y la Pulga levantó los brazos y aplaudió mirando a un lado y a otro, donde estaban todos los suyos, los hinchas de Inter Miami y los de Newell's. Todavía había tiempo para jugar y para que lleguen los goles. Pero no fue lo mismo porque faltaba a quien expresarle ese amor eterno rojinegro.