Duelen las semifinales perdidas. Cómo no van doler. Y mucho más cuando se está en ellas por más que sepas que el rival es superior. Es que la ilusión no se negocia. Duelen las semifinales perdidas. Cómo no van a doler si encima la entrega es total y al final de cuentas queda claro que el que ganó no estaba tan lejos. Le duele a Atlético del Rosario haber perdido su semifinal de la Liga Nacional de Clubes de hockey femenino ante River por 2 a 0 en el estadio Godoy Cruz de Mendoza, pero le queda la satisfacción de haberlo buscado hasta las últimas consecuencias.
Suena a consuelo de tontos decir que las chicas de Plaza se fueron con la frente en alto. Pero créalo lector, que fue así. Hoy tienen revancha. Claro que no será igual el sabor de salir a jugar una final o un partido por el tercer puesto. Pero ahí estarán, buscando subir al podio ante Popeye de Salta, que cayó en la otra semifinal ante el local Marista por 4 a 3.
River. El River de Sergio Vigil es el equipo más vistoso del torneo. Viene de Buenos Aires, tiene otro ritmo y otras marcas. Los equipos del interior, que son los que mayormente apuestan por esta Liga Nacional, suelen sufrirlos. Y es bueno que eso pase, porque así, jugando ante los mejores, se puede crecer y equilibrar ese nivel de hockey tan dispar que hay entre los distintos territorios y que tanto se critica. Ante esas Vikingas laureadas, que empataron el primer partido y golearon todos los restantes, se presentó ayer Atlético para dar batalla.
En el primer tiempo River marcó el ritmo, de total intensidad, lateralizando el juego permanentemente y recuperando cada bocha en mitad de cancha. Los primeros minutos fueron difíciles para Plaza, por todo ello. Las Vikingas se pusieron en ventaja rápidamente a través de un corto que a los 7’ capitalizó Luciana Von Der Heyde y a los 22’ la talentosa volante tucumana Victoria Sauze Valdez le puso el moño a una linda maniobra individual de Estefanía Cascallares.
La diferencia ya era importante a esa altura y un River que no bajaba el pie del acelerador podían hacer prever una catástrofe. Hasta que el cielo se empezó a abrir para Plaza.
Es que en la segunda parte Atlético del Rosario se sintió más a gusto. Por mérito propio, y ajeno, tomó la bocha y jugó con ella. Como le gusta, como lo marca su historia.
Pilar Méjico se hizo cargo del equipo y deleitó con muy buenas intervenciones individuales. Con sus mañas, las buenas y las malas, la volante de Plaza siempre da que hablar. Porque se agranda en las paradas más bravas. Le encantan. Ella y Dirce Yuli comandaron al equipo como dos maquinistas, pero todas corrieron y recuperaron con el alma. Sí pagó caro Atlético cierta falta de “pimienta” cuando pisó el área. Cora Erbetta, la defensora que le aporta un toque de calidad único al equipo y que es un gran complemento en ataque, ayer se quedó afuera por lesión y Plaza lo sintió.
Ganó River. Perdió Atlético. Pero ambos regalaron un partido de hockey con propuestas que el público, que ayer fue en gran cantidad al estadio Godoy Cruz, una de las sedes de esta liga, reconoció con aplausos en varias ocasiones. Jugaron al hockey o intentaron. Sí, aunque resulte una obviedad hay que decirlo. Y esas propuestas valen.
Hoy, las chicas del Pasaje Gould buscarán cerrar el torneo ante Popeye, a las 11, mientras que la final la definirán River y Marista, a las 15.