—No sé qué decirte. Porque yo vi partidos en los que no estuvo Messi y Argentina igual se mostró agresiva para atacar. Reconozco que no tener a Messi genera más esperanzas de ganar en el rival de turno. Y en este caso Perú deberá aprovecharlo. Igual, Bauza tiene muchísimos jugadores para intentar jugar bien sin Messi. Están Agüero, Higuaín o Di María, quien para mí es un grandísimo futbolista. Imagino que se parará con un esquema 4-2-3-1, con el Pipita bien de punta. Es cierto, no está Messi, pero también hay que tratar de que no toquen la pelota ninguno de esos futbolistas excepcionales que tiene.
—Menotti dice que sin Messi, Argentina tendrá complicaciones para clasificar al Mundial, ¿coincide con ese pensamiento?
—Menotti es una palabra autorizada para hablar de fútbol. Imagino que dice eso porque cuando juega Messi el equipo siempre espera que una genialidad de él lo saque de los problemas que se le presentan al equipo. También creo que Argentina tendrá la chance de jugar más colectivamente sin Messi. Cuando está él, inconscientemente el equipo busca que Messi sea el salvador.
—¿El hincha peruano espera con confianza el partido ante Argentina?
—La gente siempre responde cuando Perú juega de local. Por eso el estadio estará a tope y seguramente Argentina sentirá esa presión. Además, cuando uno camina por las calles ve que el hincha tomó como si fuera un gol a favor el hecho de que no esté Messi. Igual, al partido hay que jugarlo y sería un grave error subestimar a Argentina porque no tiene al mejor jugador del mundo.
—¿Cómo analiza el ciclo de Gareca al frente de la selección peruana?
—La viene peleando. Es un técnico serio y Perú buscó con su contratación apostar a un proyecto a largo plazo. Obviamente que el objetivo es clasificar al Mundial porque Perú hace de España 82 que no juega una Copa del Mundo. Atajaba yo cuando fuimos por última vez. Pero volviendo al tema del Flaco, creo que hizo bien en las últimas convocatorias al apostar más a jugadores del fútbol local que los que están en el exterior.
—Si Perú no le ganaba a Ecuador en septiembre, ¿se le hubiera complicado la continuidad en el cargo?
—Y... creo que el proyecto de Gareca hubiera tenido algún ruido. Pero como sacó adelante ese partido, la gente sigue creyendo en él. Pero insisto, lo que más le valora el hincha es que en los últimos partidos haya citado más a jugadores del torneo local y no tanto a los del exterior. El único que realmente es irreemplazable es Paolo Guerrero. En el fútbol local hay futbolistas del mismo nivel o mejores que los que están afuera.
—¿Lo ve bien a Bauza como DTde la selección argentina?
—El Patón tiene experiencia y pergaminos no le faltan. Cuando dirigió en Perú salió campeón con Sporting Cristal y también logró la Copa Libertadores con Liga de Quito y San Lorenzo. Con esto quiero decir que le sobra chapa para dirigir a la selección argentina. Lo que sí me extrañó es que haya dirigido a San Pablo en Brasil y me pasó lo mismo cuando estuvo Gareca en Palmeiras.
—¿Le pasó eso porque no los veía capacitados para dirigir en el fútbol brasileño?
—No, para nada. Como dije antes, a los dos les sobra capacidad. Pienso eso porque habitualmente en Brasil no recurren a técnicos extranjeros y los que van no siempre terminan saliendo campeones o haciendo buenas campañas. De hecho, con Bauza y Gareca pasó eso. No les fue bien.
—¿Qué recuerda de su paso por Central?
—Haber jugado para Central fue una de las mejores experiencias que viví en mi etapa de futbolista. Además, me tocó disputar esa final que perdimos 2-1 contra Boca por el Nacional del 70. Todos la recuerdan porque era el primer equipo del interior del país que llegaba a esa instancia con uno de los grandes de Argentina.
—¿Mantiene contacto con algunos de sus ex compañeros de aquella época?
—Sí, me suelo ver con Aldo Pedro Poy y José Pascuttini, quien de vez en cuando viene a Perú porque tiene a uno de sus hijos trabajando aquí. De esa etapa me quedaron grandes amigos, a quienes veo cuando voy a Rosario a visitar a mi mamá y mi hermana. Voy una vez por año para allá a verlas. Generalmente lo hago en enero para las vacaciones y siempre encuentro a Central realizando la pretemporada. Mi hermana es muy canalla y va a la cancha todos los partidos.
—¿Usted es hincha de Central?
—Sí, claro. Mi mundo es Central. Si bien hace más de 40 años que estoy radicado en Perú, yo me siento un rosarino más y muy hincha de Central. Viví momentos muy fuertes cuando jugué ahí. Tuve la suerte de que me dirigiera Angel Tulio Zof, Angel Labruna y Enrique Sívori. También tengo muy presente los clásicos contra Newell's. Tenían un equipazo ellos con Heraldo Bezerra, el Mono Obberti y Carlos Fenoy, con quien hice el servicio militar.
—¿Actualmente sigue al equipo que dirige Coudet?
—Trato de no perderme ningún partido. Acá en Lima pasan el fútbol argentino y cuando juega Central estoy firme para verlo. Ahora espero muy ansioso la serie contra Boca por la Copa Argentina. Es una buena oportunidad para que el equipo de Coudet se tome revancha luego de la polémica final que perdió el año pasado. También lo vi durante la Copa Libertadores que pasó, pero lo que más me dolió fue cuando quedó eliminado en la semifinal contra Cruz Azul cuando lo dirigía Bauza. Cada vez que estoy en Rosario me hago un tiempo para ir al Gigante y reencontrarme con viejos amigos. Cuando dirigía el Flaco Menotti a Central fui a un entrenamiento y luego nos encontramos en el hotel Riviera porque él vivía ahí.
—¿Seguramente en esa charla con el Flaco hablaron del famoso 6 a 0 de Argentina-Perú en el Mundial 78?
—Recordamos algunas cosas. Pero el tema principal fue hablar de lo que estaba viviendo en ese momento con el equipo y de otras cosas. Al Flaco lo conozco de la época en la que jugaba en Central y vivía en Fisherton.
—¿Le molesta que le recuerden ese partido todo el tiempo y que muchos digan que ocurrieron cosas raras?
—No me molesta porque no fue así. Yo tengo la conciencia limpia. Nos ganó bien Argentina. Los brasileños creen que nosotros no hicimos fuerza para ganarle y que por eso ellos quedaron afuera de la final. Pero yo no me puedo hacer cargo de lo que piensan otros.
—Pero reconoce que fue una goleada que se presta para desconfiar. Perú tenía una gran selección como para perder 6-0 y encima Argentina estaba obligada a hacer cuatro goles para ir a la final de un Mundial que organizó bajo un gobierno militar.
—Mira, fueron todas huevadas las que se dijeron. Que yo había recibido plata para ir para atrás porque era argentino y no sé cuántas cosas más. Ese día a Argentina le salieron todas y a nosotros nada. Por ejemplo, hay un gol de Tarantini en el que Manzo se agacha y lo deja solo. También pienso que hubo dos tantos de Argentina que fueron en offside, uno de Luque y otro creo que de Tarantini, y el árbitro (el francés Robert Wurtz) miró hacia otro lado. Después jugué otro Mundial y el hincha de Perú siempre me trató con respeto. Si yo hubiera querido perder, como se dijo, no hubiera podido quedarme a vivir ni un día más en este país. Sin embargo, llevo más de 40 años instalado aquí.
—¿Le costó hacerle entender al pueblo peruano que usted no había ido para atrás en ese partido ni se había vendido?
—No, porque no me vendí. De hecho, seguí jugando en la selección de Perú y estuve en España 82. Argentina tuvo una noche brillante y nosotros fuimos un desastre. Así y todo, pocos dicen que cuando el resultado aún era incierto, Muñante pegó un tiro en el palo y si entraba esa pelota quizás otra hubiera sido la historia que se contaba hoy.
—¿Volvió a ver ese partido?
—Sí, claro. Cuarenta veces lo habré visto de nuevo.
—Ahora que ya pasó el tiempo, ¿cómo analiza su actuación?
—Qué quiere que le diga. No agarré una. Puede ser que en el segundo gol no haya tenido una respuesta feliz. Era la primera vez que me hacían seis goles y justo en la cancha de Central, con todo lo que significaba eso para mí. También mis compañeros fueron un desastre. Por ejemplo, la defensa en ese partido no paró a nadie. Como le dije antes, en el gol de Tarantini, Manzo lo deja pasar.
—También hay una versión que asegura que antes del partido Jorge Rafael Videla y Emilio Massera pasaron por el vestuario peruano, ¿qué recuerda de eso?
—La verdad, si pasaron por el vestuario yo nos lo vi. Ni cuenta me di porque me estaba cambiando bien en el fondo. ¿Usted conoce los vestuarios del Gigante? Son enormes y largos.
—Pero algunos compañeros suyos de aquella selección reconocieron que sí habían visto a Videla en el vestuario.
—Bueno, lo habrán visto. Yo no lo vi. Igual, te aclaro, nosotros recién nos enteramos de todo lo que se hablaba y pasaba con la dictadura en Argentina cuando volvimos a Perú. Durante el Mundial en lo único que pensábamos era en jugar.
—¿Se sigue viendo con algunos de los integrantes de aquella de selección de Perú?
—Sí, con muchos. Hablo con Juan Carlos Oblitas y Percy Rojas, por nombrarte algunos. De tanto en tanto nos juntamos para jugar y hablar un rato de fútbol.
—Hace unos años José Velásquez, un ex compañero suyo en la selección peruana que jugó sólo un rato en aquel polémico partido contra Argentina en el 78, dijo lo siguiente: “Es mejor que siempre jueguen los peruanos en la selección porque los nacionalizados se prestan para cosas raras”. ¿Se sintió aludido?
—Para nada. Por lo menos yo jugué todo ese partido porque quise jugarlo.
—¿Hubo algún integrante de ese equipo que no quiso salir a la cancha?
—Hablo por mí. Lo que digo es que siendo nacionalizado peruano, nunca se me cruzó por la cabeza no jugar ese partido.
—¿Le pidieron que no lo jugara?
—Sí, incluso hubo reuniones, pero yo quería jugarlo. Cómo no iba a hacerlo. Estaba el prestigio en juego.
—¿Es verdad que ese plantel de Perú estaba dividido?
—Durante el Mundial todos tirábamos para adelante, pero después se empezaron a decir un montón de cosas. Siempre pasa en los grupos que algunos son más amigos que otros. Por ejemplo, estaba el grupito de los jugadores de Sporting Cristal y también los de Alianza. Cosas normales.
—¿Usted desconfía de algún compañero que haya agarrado dinero para no hacerle demasiada fuerza a Argentina?
—Siempre se dijeron todas esas cosas. Esa generación de jugadores tiene que convivir todo el tiempo con esa desconfianza. Yo sólo pongo las manos en el fuego por mí.
—Con el tiempo trascendió que algunos integrantes de ese plantel no vieron con buenos ojos que Rodolfo Manzo, quien jugó esa final pero que no era titular, después del Mundial se fuera a jugar a Vélez.
—Es cierto que Manzo no era titular. Pero bueno, tuvo un mal partido como lo tuvimos todos.
—¿Tiene pensado algún día volver a radicarse en Rosario?
—No, tengo mi vida y toda mi familia ya instalada en Lima. Hace más de cuarenta años que estoy ligado a Perú. Soy uno más y gracias a Dios camino tranquilo por la calle.
—Si se pudiera, ¿volvería a jugar ese partido contra Argentina en el Mundial 78?
—Por supuesto y obviamente trataría de atajar mejor. De no comerme seis goles.
—La última, Ramón. ¿Le gusta cómo juega este Central?
—Sí, sí. Tiene buenos jugadores. Me encantan Lo Celso y Marco Ruben. Perdió un poco de seguridad con la ida de los centrales y la lesión de Javier Pinola. Pero igual siempre le aparece algún pibe de las inferiores. Recuerdo que hace un tiempo fui a ver a River contra Central en el Monumental y me impresionó un flaquito que parecía una ardilla como corría. Era Di María. Qué jugador tremendo. Central tiene esas cosas. Siempre te saca algún pibe que al final la termina rompiendo.