Al Kily se le tildó el equipo y se le cayó el sistema. Central jugó mal. Esta vez ni siquiera reparó en las cualidades del rival. Por eso Banfield lo sometió. Con trabajo, inteligencia y eficacia. Y desnudó a una formación canalla que presentó en esta oportunidad tantos errores forzados como elementales.
Si bien las goleadas muchas veces no se explican, sólo se exponen, en este caso hay análisis para desarrollar.
Central quedó partido al medio. Porque su zona de volantes nunca estuvo compensada. Y es ese el sector determinante para mantener equilibrado un funcionamiento. Tal vez la falencia esté en su mala composición en función de lo que el Kily González pretende. Porque para poder disponer de la posesión del balón y darle profundidad e intensidad es fundamental que el 5 tenga la experiencia y certeza para entregarla rápido para armar juego, o caso contrario que disponga de un despliegue para avanzar, retroceder y relevar.
Por eso el equipo por momentos quedó largo, y cuando adelantó la última línea quedó expuesto. Como en el segundo gol. Porque posee dos zagueros centrales que no son veloces, entonces hacer la sintonía fina del medio hacia atrás presenta dificultades.
Banfield enseguida comprendió esta situación y como buen tiempista fue midiendo los momentos. Partiendo de una postura expectante, al acecho, para cambiar el ritmo y lastimar en ofensiva.
Tras el gol canalla luego de una oportuna excursión de Torrent que encontró en el corazón del área a Vecchio para el gol, los visitantes entendieron que había que apelar a sus cualidades.
Y así llegó el inmediato empate, cuando Cuero metió quinta a fondo y tras un desborde lo puso a Fontana para que la empuje a la igualdad.
En el fútbol profesional hay situaciones que se presentan como imperdonables porque forman parte de aspectos elementales. Una de ellas es que a un equipo le hagan un gol derivado de un saque lateral. Y otra de las tantas es que le conviertan de una derivada de un saque de arco rival. Ambas jugadas las padeció Central. La primera no terminó en gol porque el centro atrás no encontró un interlocutor. La segunda sí, porque tras un cabezazo defectuoso en la mitad de la cancha la pelota fue hacia atrás y encontró a Bordagaray para que hiciera el segundo.
El Kily cambió el medio. Pero no logró modificar el rendimiento. ¿No será Villagra el indicado para jugar de volante central? No sólo que no corrigió sino que empeoró. Banfield empezó a dilapidar situaciones claras, ante el desconcierto canalla.Y así llegó el tercero, tan previsible como anunciado. Porque el tercero del Taladro derivó de un córner que encontró inconcebiblemente solo a Payero para cabecear el tercero. Está claro que no se trata de Josué Ayala ni de Marcelo Miño, el problema está unos metros más adelante.
Cuando las equivalencias ya estaban rotas, Banfield esperó alguna otra ocasión para meter la contra. Central buscó el descuento y un penal a Infantino no fue sancionado por Abal. Pero tampoco esa incidencia actúa como excusa para una derrota tan lapidaria. Que derivó en goleada cuando Cuero hizo el cuarto.
Que tuvo como un atenuante el descuento del Fito Rinaudo. Pero nada más que eso. Porque el balance fue tan negativo como reparable.