En esta antesala habitada por lo imprevisible, bien se puede afirmar que Central está desarrollando hasta ahora una ambiciosa intervención en el mercado de contrataciones. Ha sumado futbolistas con experiencia, oficio y buena técnica. Que invitan a suponer que si el cuerpo técnico logra ensamblar las piezas en pos de una estrategia el equipo bien puede dar un salto de calidad.
Dicho esto, a los canallas les falta un zaguero central. Porque Matías Caruzzo necesita un compañero que reúna experiencia, oficio y condiciones técnicas. No hace falta ser tan probo en el fútbol para comprender esta carencia que tiene el plantel. Una necesidad que no es nueva, ya que Central ha incorporado con escaso éxito casi una decena de marcadores centrales en los últimos cuatro años.
Edgardo Bauza le reconoció a Ovación que en la nómina de incorporaciones sugeridas está el zaguero central que le hace falta. Pero también admitió que es difícil encontrar a ese defensor que reúna las condiciones pretendidas, ya que los más destacados integran los planteles de Boca, River y Racing o se encuentran jugando en el exterior.
Por supuesto que el Patón sabe lo que necesita porque conoce a la perfección ese puesto, como así el propio director deportivo Mauro Cetto, quien también se destacó como futbolista en su función de defensor.
La ausencia del compañero ideal para Caruzzo constituye una debilidad en la estructura defensiva de los canallas, fundamentalmente ante un desafío tan atractivo pero exigente como lo es la Copa Libertadores.
Cuando Bauza dirigía a la Liga Universitaria de Quito, en la previa a la Libertadores de 2008, la que finalmente ganó, aseguraba que para mantener vigente la chance de progresar en la Copa era clave construir un equipo sólido, al que le fuera difícil convertirle, requerimiento que consideraba imprescindible para intentar sumar entre 9 y 10 puntos en la fase de grupo para así clasificar. Y en ese cálculo hacía hincapié en el tener que ganar los tres partidos de local.
Ese pensamiento se mantiene vigente en el cuerpo técnico del Patón. Sabe que una organización táctica se consolida desde atrás hacia adelante, y también es consciente que para proyectar a su equipo en la Superliga como en la Libertadores es indispensable que Central logre complementar a la última línea con otro zaguero que esté a la altura de las exigencias.
Lo planteado no va en desmedro del colombiano Oscar Cabezas (en diciembre cumplió 22 años), quien desde su llegada a Rosario ha evidenciado un buena adaptación al fútbol argentino como así un aprendizaje permanente.
Pero Central para ir completando el álbum de los refuerzos requiere imperiosamente de otro zaguero para así intentar ganar en competitividad.
Más allá de que la historia del fútbol ha enseñado con pruebas suficientes que para evaluar con certeza a los futbolistas denominados refuerzos hay que verlos en competencia, ya que todo lo que se diga en la previa conlleva un amplio margen de error, porque no son pocos los jugadores que con escasos antecedentes han alcanzado una efectividad inesperada como así aquellos que con comprobada jerarquía no cubrieron las expectativas que sus nombres generaron.