Tras la obtención de la Copa de la Liga y con la posibilidad de sumar refuerzos lo primero que se pensó es en el salto de calidad que podía darse, pero básicamente en lo que tiene que ver con el juego en sí, aunque, claro, hablar de una mejora en ese aspecto es fácilmente rebatible también de parte de los protagonistas después, justamente, de haber logrado un título. Por eso la dicotomía entre un escenario y otro. Lo cierto es que este Central de Miguel Ángel Russo continúa con sus virtudes y defectos a manera de espejo de lo ocurrido en ese semestre anterior que tanta alegría provocó en el mundo canalla. Sin ir más lejos, al cabo de las primeras cinco fechas en el torneo anterior tenía la misma cantidad de puntos que los que tiene ahora. Con una particularidad, el choque ante Gimnasia (el canalla lo recibirá el próximo sábado, en el Gigante) fue derrota, por lo que de vencer al Lobo el fin de semana el equipo estará por encima de aquella performance, que no era del todo buena.
Claro, esa es la mitad del vaso lleno, la que encuentra anclaje y sustento en lo que tiene que ver con lo estrictamente numérico. En lo que hace al juego hay también similitudes y es allí donde Central debe apuntar todos los cañones, sobre todo cuando se presenta en condición de visitante, donde, al igual que en todo 2023, la cuesta le resulta demasiado empinada al equipo.
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Cervera define ante la salida de Rey, pero falló. Central pudo haberse puesto en ventaja en ese mano a mano.
Leonardo Vincenti / La Capital
Todo esto es lo que lleva a trazar ese paralelo con lo sucedido en la segunda mitad de 2023, sabiendo que en un determinado momento el equipo pegó una remontada increíble que le permitió meterse (en la última fecha) entre los cuatro primeros y así jugarse entero en busca del título. Ese momento de quiebre fue en el clásico y lo que vino después. Por eso el riesgo de pensar que algo similar ocurrirá en esta ocasión. Pero se insiste, desde los números hay argumentos necesarios como para preocuparse, lo que no quiere decir que no haya que ocuparse.
Y es tan reciente el partido contra Independiente que resulta un tanto difícil irse más atrás en el tiempo, pero vale la pena hacerlo. Porque antes de este encuentro en Avellaneda hubo otros cuatro partidos en los que Central no las tuvo todas consigo desde lo futbolístico.
Sin ir más lejos, esa victoria revitalizadora que logró en San Nicolás frente a Independiente Rivadavia de Mendoza se dio en un marco de mucha lucha y fricción, sin tanto sostén en lo que tiene que ver con el juego.
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Central venía de lograr un triunfo revitalizador ante Independiente Rivadavia, pero el envión no fue suficiente.
Marcelo Bustamante / La Capital
Y de ahí hacia atrás, la dura derrota en Córdoba, con un buen primer tiempo, pero con errores puntuales que costaron demasiado caros; el pobre empate en el Gigante ante Banfield (imposible aspirar a algo más o menos lucido por el muy mal estado del campo de juego); y la igualdad en Tucumán, con un funcionamiento que le alcanzó tan sólo para sumar el único punto de visitante.
Frente a una falta de juego, circulación o como se lo quiera tildar, la referencia más sencilla va camino a pensar en un equipo que carece de jugadores de buen pie, pero no es el caso de Central. Porque si hay algo por lo que Russo apuesta en cada partido, sea de local como de visitante, es a juntar futbolistas de esas características. No cualquier equipo puede jactarse de tener en campo a un Lovera, un Malcorra y un Campaz. Y Central los tiene.
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En Córdoba, Central sufrió la derrota más importante en lo que va del torneo. Fue 1-4 contra Talleres.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Pero, para un equipo que trabaja, se prepara y pone en cancha nombres como para disputar la tenencia del balón, perder la pelota le resulta un pecado capital, por la sencilla razón de que si no la maneja, a todos esos futbolistas de buen pie les resultará mucho más complejo el trabajo de la recuperación. Fue lo que le pasó en cancha de Independiente, más allá de que tuvo al menos dos muy claras (ambas en los pies de Cervera) para aspirar al menos a no volverse con las manos vacías.
De eso se trata cuando se hace la consideración de que este Central campeón viene tirando demasiado de la cuerda, a la espera de que el andar en esta Copa de la Liga se transforme en un calco de lo que pasó hace muy poquitos meses. No hay que preocuparse, pero sí ocuparse. Porque los números indican que hasta aquí el equipo funciona casi en espejo al torneo en el que se coronó campeón y con un triunfo el próximo sábado estará ya por encima de esa media, pero es justamente ese rótulo de campeón, con la misma base más varios refuerzos, lo que lo obliga a ir por algo más.