“En Newell’s tuve cuatro años espectaculares. Fueron los mejores”, sostiene con énfasis Claudio Paris. Sí, el Rulo, aquel que se puso la rojinegra entre 1997-2000 para rápidamente enamorarse de los colores y recibir las ovaciones de los hinchas por su entrega y sacrificio. Esa cualidad que le permitió pegar el salto al fútbol europeo, más precisamente a Peruggia (Italia). Hoy está alejado totalmente del fútbol, se dedica a la ganadería porque se “cansó” de este deporte después de vivirlo intensamente por décadas. “Casi ni miro fútbol”, cuenta, aunque cuando hace foco en la actualidad de Newell’s dispara con rapidez una frase contundente: “Admiro las ganas de jugar que tiene Maxi. Al flaco le gusta jugar, le gusta Ñuls y tiene una pasión grande”. Y de los clásicos expresa: “Nunca se piensa en un empate en la previa. Lo que sí analizás es que si en el transcurso del partido uno es superior a otro ahí decís «lo firmo». Pero previamente no, menos un clásico”.
¿Te pasó algo en este deporte que tomaste esa decisión?
No sé si algo especial, simplemente sentí que el fútbol fue una etapa de mi vida que la disfruté, me entregué como siempre, pero cuando me desligué no sentí la necesidad de volver a estar en contacto con algo relacionado. Llegué a mirar hasta los últimos partidos cuando estaban jugando mis amigos, uno de ellos Diego Mateo. No me motiva realmente mirar fútbol. Tengo compañeros técnicos, pero no es la misma situación. Obvio que a algunos los miro cuando me junto con amigos, pero si tengo que sentarme yo por mí solo no lo hago.
¿Te cansó algo en particular del fútbol?
Sí, me cansaron los hoteles, los viajes. Me cansó mucho tener que ponerme el casete y no decir lo que realmente sentía. Que es el día de hoy que veo jugadores y los entiendo, pero no son auténticos. Les cuesta decir lo que sienten por los intereses que hay detrás. Todo eso me cansó.
A veces es entendible que no hablan porque hay muchos miedos a las represalias.
Hay miedo al dirigente, al hincha, al periodista. Miedo entre comillas. Temor a decir algo que a la gente le caiga mal. Noto, cuando escucho a los jugadores, que siempre dicen lo mismo, un casete por miedo a hablar de determinados temas.
En tu época estaba Eduardo López (ex presidente) y tampoco no era nada simple hablar.
Era muy difícil. No sólo él, sino en todos los equipos pasaba y pasa. Hay que ser medido a la hora de decir que te deben plata, que no tenés camisetas para entrenar, botines... Que la concentración es una mierda. Tenés que cuidarte, lo sufrís y la pasás mal. La gente no se entera, no es algo importante, pero un profesional necesita tener las condiciones por la exigencia que hay a la hora de ir a la cancha y poner el pecho delante de miles de personas. Si no sos Messi o una estrella no podés decir nada porque te viene un tsunami que es mejor evitar y callarte la boca.
También está la cuestión de que el hincha, el que paga la entrada o la cuota social, considera que los jugadores ganan millones y pueden “aguantar” no cobrar.
Sí, esa es la mentalidad de la gente. En Italia no me pasó eso. Respetan mucho al futbolista porque es un trabajo, es un profesional que dejó estudios y otras cosas por esa profesión. Y que merece cobrar como cualquier otro empleado. Y que ganan millones es una gran mentira también porque no hay muchos jugadores que hayan ganado demasiado en su momento y ahora no les alcance para vivir. La carrera es corta. Yo me lesioné y estuve cuatro años sin jugar, por suerte tenía contrato y lo cobré. Caso contrario no me habría alcanzado para sobrevivir. Es verdad que se cobra mucho en un momento, pero la carrera se termina rápido. Y son pocos los que ganan millones. ¿Cuánto cobra el 5 de Argentinos, el 3 de Arsenal o el 4 de Ferro?
Santiago Silva reclamó y no jugó más, lo mismo le pasó a Kurt Lutman.
No sabía lo de Silva. Pero sí lo de Kurt. Lo presencié porque estábamos comiendo con López y Kurt, en una discusión porque no ganábamos y queríamos cobrar, le dijo que debía pagar porque “es nuestro trabajo, por entrenar y correr”. Muy bien el pibe porque era chico, lo admiré por sus valores y fuera del molde de lo que es el jugador con estos temas. En esa discusión López le dijo “Nene, vos te equivocaste de profesión”. Y lo colgó. No jugó nunca más. Y Kurt tenía razón. Lo que él dijo era lo que pensábamos los 25 restantes que estábamos ahí. Es ese miedo que te decía que me hinchaba las pelotas por no poder decir lo que pasa. El tipo tenía que pagar ganáramos o no. A Kurt le chupó un huevo todo y se lo dijo, pero lo colgaron.
Y prácticamente se cortó la carrera.
En Italia ese problema no lo tenés, pero en Argentina había muchas formas para no pagarte. Muchos contratos por “atrás” y existían formas de amenazarte diciendo que “si hablás no te pago o te cuelgo”.
El tema de la barra era otro.
Sí, es un problema de todos los clubes. Nosotros sabíamos que si Eduardo mandaba alguno a que nos caguen a trompadas o te rompan el auto lo hacían. Y lo aceptábamos, porque si no te mandaban a pegarte o cualquier otra cosa. Hoy veo que todo sigue así y están metidos en todos lados.
¿Todo esto te alejó?
Hay que separar el barra del hincha. Vi el banderazo el jueves y fue impresionante, se me puso la piel de gallina. Sigo a Newell’s y Estudiantes por instagram. Veo que a los clubes va gente a colaborar, a pintar. Ese es el hincha, no el que te rompe el auto. Es un mercenario y usa a un equipo para lucrar.
Más allá de que no estás cerca de Ñuls dejaste cierto sentimiento. ¿Te lo hicieron sentir alguna vez?
En Newell’s tuve cuatro años espectaculares. Fueron los mejores. En Estudiantes tuve picos altos y bajos, pero en Ñuls fue regular. Cuatro años maravillosos y el cariño que me daba la gente. Fue algo inolvidable. Un paso en lo futbolístico y emocional muy importante. A veces me encuentro con alguno de Ñuls, digo quien soy y hay un aprecio. A los pibes no porque no me conocen. El hincha se sintió identificado por mi entrega y dejar todo.
El otro que era de tu estilo, algo más rústico, también dejó su sello.
El Pepi Zapata, sí, jaja. Es más feo que yo. Lo quieren mucho en Newell’s y, además, salió campeón.
La gente te levanta el pulgar o te lo baja cuando llegás de afuera.
Sí, y se siente si te ganaste el cariño. Hemos pasado momentos difíciles como en un clásico que perdimos y sin embargo siempre hubo apoyo.
Se habla de que el empate viene bien y en este particular los dos arrastran el tema del promedio y lo que convendria, se dice, sería el empate. ¿Se piensa eso?
No, jamás. Lo que sí analizás cuando en el transcurso del partido uno es superior a otro. Ahí decís «firmo el empate». Pero previamente no, menos un clásico. No existe eso. La adrenalina que te genera, lo que vivieron en la cancha de Ñuls con el banderazo eso no se te pasa por la cabeza. Si en el segundo tiempo te pelotean, bueno, pero antes no.
¿Hay algo que te llame la atención de lo que viste de este Newell’s?
Que Maxi Rodríguez tenga ganas de seguir jugando. Es increíble que conserve esas ganas con todo lo que ha logrado, las horas de fútbol que tiene ese cuerpo. Me genera admiración.
Además soportar cosas externas.
Sí. Sin dudas al flaco le gusta jugar, le gusta Newell’s, tiene una pasión grande y están los primos. Es alguien que lleva a Ñuls en el corazón. Como profesional lo admiro. Además, está impecable.
¿Vas a ver el partido?
Si no hay viento lo veo, porque estoy apasionado con el káiser y cuando hay viento suspendo todo. No hay nada que exista. Pero sí, quiero verlo.
¿Tu profesión y pasión ahora es la ganadería?
Tengo campo, uno que lo alquilo y me dedico a criar y engordo novillos. Hago todo el proceso. Estar en el campo, sin horarios, es un placer para mí hacer esto. Me encuentro aprendiendo, pero estoy con los animales, al aire libre. Es algo impagable.
¿Cada tanto te prendés en algún picado con amigos?
No jugué más porque tuve una pubialgia crónica y me desgarro. Hace años que no agarro una pelota. No la extraño.