Quién iba a pensar, después de aquella consagración en Santiago del Estero en diciembre pasado, que a Central le iba a costar tanto este 2024. Claro, tenía un desafío internacional de por medio (la Copa Libertadores), lo que le iba a implicar un mayor desgaste físico y emocional, pero luego de sacar los pies del plano internacional (después tuvo Copa Sudamericana) al equipo la cuesta se le hizo muy empinada.
Con ocho partidos por delante, a este Central, diciembre le empezó a quedar demasiado lejos. La idea era llegar a esa etapa del año con el premio consuelo de alguna clasificación a copas, pero por cómo viene la mano, será un objetivo al que no se le dé alcance.
La ecuación que se hace por estos días es prácticamente la misma que podía hacerse algunas semanas atrás, con la salvedad de que pasó una fecha más y Central no logró achicar la distancia en esa búsqueda de zona de Copa Sudamericana.
Si no hay un cambio de rumbo abrupto, algo que desemboque en una aceleración feroz, Central ya no podrá alcanzar lo que tanto desea. Pero claro, imaginar un giro de 180 grados en lo que hace a fútbol y sobre todo a resultados es simplemente un acto de ilusionismo, que tiene que ver más con la esperanza que con la realidad.
Lo cierto es que de a poco este equipo comienza a ver que la recta final de la temporada la transitará prácticamente sin estímulos, simplemente por hecho de tener que cumplir con el fixture.
Y este es el momento en el que se lamentan aquellos puntos que se le escaparon, en partidos muy puntuales. También en la poca capacidad de reacción que tuvo el equipo en la mayoría de los partidos de visitante, que no hizo otra cosa que meterle un peso enorme en sus pies sin dejarlo crecer. Pero ya de nada sirve en la autoflagelación, aunque ello pueda servirle para aprender de sus errores e intentar corregir de aquí al final, aun siendo consciente del escasísimo margen de error que tiene.
Que se siga hablando de que tiene chances de lograr el objetivo obedece pura y exclusivamente al guiño que le hacen los números. Es que, así funciona el mundo del fútbol, mientras la matemática no condene, siempre habrá un mínimo de esperanza. ¿Central puede aferrarse a ella? No hay nada ni nadie que se lo impida.
El futuro cercano de Central
Pero diciembre está lejos y por cómo pinta el panorama habrá varios partidos en los que sólo se jugará para cumplir. En el partido contra Barracas Central no puede fallar. Deben ser los tres puntos sí o sí. En el próximo, contra Independiente Rivadavia, también. E incluso frente al San Lorenzo de Miguel Angel Russo. Otra no le queda. Porque, además, con todos los equipos que tiene por encima (excepto Belgrano, al que recibe en la última fecha) ya jugó, por lo que no tendrá la posibilidad de descontarles puntos de manera directa.
Lequi ya intentó de una forma y en medio de la imposibilidad de crecer decidió cambiar, para ver si su equipo lograba despegar. La apuesta por otro esquema le dio apenas para romper con la racha de cinco derrotas como visitante (una de ellas por Copa Sudamericana, frente a Fortaleza), pero no para sumar de a tres, que es lo que necesita como el agua.
En la aceleración que intenta protagonizar, Central está patinando sobre un terreno fangoso, lo que no lo deja avanzar. Hay muy poquitos elementos para creer que podrá afirmarse y eso es lo que hoy ya le hace sentir que diciembre empieza a quedarle demasiado lejos.
Pocos días de trabajo con varias piezas que mover
La proximidad con el partido ante Barracas hizo que el plantel de Central no tuviera descanso y por eso tras el regreso de Córdoba el grupo se entrenó en la mañana de este domingo en el predio de Arroyo Seco.
Matías Lequi deberá exprimir al máximo el tiempo que tenga con sus futbolistas, ya que se verá en la obligación de meter mano en el equipo por las bajas de Mallo y Quintana, quienes llegaron al límite de amarillas.
En ese sentido hay un nombre casi seguro que reaparecerá en el equipo titular y se trata del juvenil Juan Giménez. Pero el tema es saber quién será su ladero.
Cuando tuvo que hacerlo, Lequi siempre echó mano a Miguel Barbieri, pero el defensor no estuvo ni siquiera entre los convocados para el encuentro en Alta Córdoba contra Instituto. No hubo ningún parte médico al respecto, por lo que se entiende que su ausencia no se debió a alguna lesión de importancia.
Otro de los nombres a seguir de cerca es el de Jaminton Campaz, quien fue reemplazado en el entretiempo por una molestia que sintió en la previa del encuentro. Harán todo lo posible para que el colombiano llegue en óptimas condiciones, pero en caso contrario habrá que mirar a Gaspar Duarte, Lovera o Lautaro Giaccone.
Para un partido en el que al Canalla no le sirve ningún resultado que no sea el triunfo, el DT tendrá unos cuantos problemas para armar el equipo.