En la provincia de Santa Fe existe la transición, hay una evidente tensión política por los ciclos políticos que terminan y los que comienzan y se nota una creciente expectativa por los comicios nacionales al caer.
Por Mauricio Maronna
En la provincia de Santa Fe existe la transición, hay una evidente tensión política por los ciclos políticos que terminan y los que comienzan y se nota una creciente expectativa por los comicios nacionales al caer.
"Viva la política", diría un espectador medianamente politizado ante una realidad que difiere sustancialmente de la previa a las Paso provinciales, que no lograban generar adrenalina en la sociedad. Y no lo logró hasta bien entrada la campaña a las elecciones del 16 de junio. En la que viene, se elegirá al nuevo presidente de la Nación, en medio de un escenario polarizado, de cruda pelea por el poder.
En el mientras tanto, la provincia vive un período de transición con más ruidos que nueces. Siempre, en todos los casos, el intermezzo entre un gobierno que se va y otro que viene, con diferente coloratura política adquiere intencionalidades, de uno y otro lado. Miguel Lifschitz no quiere convertirse en un pato rengo antes de tiempo y Omar Perotti no desea tomar responsabilidades de gobierno antes de que el actual gobernador le ceda los atributos.
Pero, a la oposición peronista no le viene mal poner contra la raya al gobierno, obligarlo a dar respuestas y generar títulos rimbombantes, como por ejemplo el pedido de una auditoría de corte que llevaría adelante la Auditoría General de la Nación, más allá del 10 de diciembre próximo.
Sobre la mesa
En el encuentro de ayer de los negociadores peronistas con el ministro de Gobierno, Pablo Farías, el diputado provincial Roberto Mirabella, lo miró fijo al funcionario y le dijo: "Nobleza obliga, ministro, le informo que vamos a pedir una auditoría para saber qué nos dejan".
La revelación del futuro senador nacional, en reemplazo de Perotti, es una manera de buscar una acción contraespejo: en 2007 el gobierno de Hermes Binner hizo lo propio con la gestión de su antecesor, Jorge Obeid.
Anoche, cuando el frío se hacía sentir de regreso desde la capital provincial, uno de los integrantes de la comisión peronista de la transición le dijo a LaCapital que es verdad lo que plantea Lifschitz respecto a que "queda un largo tiempo antes de pensar en la entrega del poder, pero él ya se reunió con lo que será su futuro bloque de diputados. Es el gobernador el que está pensando más allá del 10 de diciembre".
Desde la Casa Gris revelaron a este diario que durante la reunión no hubo planteo alguno por el adelanto en efectivo del Fondo Unificado de Cuentas Oficiales (Fuco) para pagar aguinaldos en Rosario, antes de las elecciones. A la par, la fuente evaluó que no sólo es perfectamente legal, sino que el Fuco fue creado por la última administración justicialista. "A veces buscan el show", graficó.
Sin fecha
Tras el encuentro, no se fijó una nueva fecha de reunión, aunque uno de los presentes en el cónclave adelantó que esperan respuestas al largo petitorio que le dejaron a Farías. "Queremos una transición ordenada, sin encontronazos, pero para eso esperamos que haya un panorama claro. Como ocurrió con la administración Obeid. De lo contrario, hablaremos en otros términos", desafió una de las referencias clave del PJ.
La Casa Gris se comprometió a derivar a cada uno de los ministerios los pedidos de informes, y prometió que en un tiempo —no establecido todavía— estarán las respuestas a disposición.
Para los funcionarios del Frente Progresista, la verdadera transición comienza con la discusión del presupuesto, traspasando las fronteras de agosto. Y se comprometieron a cruzar números con los peronistas que forman parte de la mesa de negociaciones.
A Perotti, el encuentro le sirvió para tomar distancia de la reunión que mantuvo Alberto Fernández con los gobernadores peronistas. El gobernador electo hizo la gran Perotti: se adelantó al almuerzo de ayer, cenando con el candidato presidencial, a solas, el martes por la noche. Una sí y otra no. Perottismo puro.
De todas formas, los ruidos de la pre campaña electoral están a cargo de Cambiemos Santa Fe. El viento de tormenta con el que amenazaban Roy López Molina, Lucas Incicco, Ricardo Schlieper (renunció a la secretaría política del PRO), Germán Mastrocola, Sergio Más Varela (entre otros) nunca terminó de desatarse. No presentaron una lista alternativa, pese a las diferencias con Federico Angelini.
Pero, cuando todo parecía encaminarse hacia una lista única a diputado, el radicalismo que se vincula al presidente del partido, Julián Galdeano, decidió dar pelea con Martín Rosúa. Desde el gobierno intentan cerrarle los grifos a la hora de la integración con la boleta nacional.
La gran pelea es esa: si pegada a la boleta de Mauricio Macri va solamente la nómina de Angelini o si la Justicia define que sea igual para ambos. Todo parece terminar en la Cámara Electoral. La Casa Rosada sólo banca la lista de Angelini, pegada a la del presidente. Los radicales prometen dar batalla hasta el final.
En el territorio del Frente Progresista intentan entusiasmarse con la fórmula Roberto Lavagna-Juan Urtubey. Es verdad que el binomio no despierta pasiones, pero si no se seguía ese camino de acompañamiento, el progresismo corría el riesgo de terminar, otra vez, sin poder ingresar un diputado nacional.
El hecho de ir con una boleta corta, en 2015, provocó que hasta el histórico gran elector socialista, Hermes Binner, quedara en cuarto lugar.
El proceso electoral nacional augura un clima de expectativa creciente. Mientras, transita la transición santafesina. Ojalá sea en paz. Queda un largo camino hasta diciembre.