Fue uno de los días más importantes para la historia del fútbol argentino. Porque en el mediodía del domingo 18 de diciembre del año pasado la selección nacional se consagró campeona del mundo por tercera vez. Pero para el universo canalla lo más importante ocurrió a la tarde, en una de las jornadas institucionales más trascendentes en las últimas décadas, donde tras un arduo y engorroso proceso electoral, Gonzalo Belloso se proclamó presidente del club de Arroyito, tras el conteo de los sufragios. El Pejerrey arrasó en las urnas, con casi el 80 por ciento de los votos. Ese fue el puntapié inicial para la emocionante y merecida coronación auriazul ante Platense. Sí, el Pejerrey lo hizo.
Es que Belloso, junto a su comisión directiva, puso manos a la obra de inmediato. Claro, a principios de enero de este año el nuevo presidente aclaró el panorama y calificó con dureza a los directivos salientes. “Si esta banda de ladrones no dejaron muerto a Central, este club va a sobrevivir. Con administración profesional, con amor, con todo lo que vamos a poner”, y vaya si hubo gestión, conocimiento y pasión para reubicar a Central en lo más alto del fútbol argentino.
No hay ninguna duda de que Belloso es un actor principal en el gran momento auriazul. Porque además de su pasión y devoción por los colores, por sobre todas las cosas tiene capacidad de gestión, visión de futuro, trabaja en equipo, conoce cada rincón del club y el fútbol es su hábitat natural.
No es casualidad que estuvo varios años cumpliendo roles determinantes en la Conmebol. Allí aprendió muchísimo sobre lo que es la cocina del fútbol.
Por ello nada de lo que ocurre hoy en Central es producto del azar o la improvisación. Al contrario, las palabras que resumen el presente canalla son planificación, orden, proyecto, tranquilidad, trabajo y organización.
Bajo estos parámetros Miguel Ángel Russo es el experto que conduce los destinos futbolísticos y desde su sabiduría armó el equipo utilitario, versátil y con hambre de gloria que despachó en la final a Platense y dio la hasta hace poco impensada vuelta olímpica. Sí señores, Central es el nuevo campeón del fútbol argentino. Central es el mejor de todos en esta última Copa de la Liga. De yapa, estará en la Libertadores 2024 y jugará por otra estrella ante River.
Y se repite: no fue magia. Fue con dedicación y un propósito claro: recuperar la génesis del club. Así, al título y la gloria hay que agregarles otros temas para nada menores en el último año del mundo Central. El notable artillero Alejo Véliz fue vendido en una cifra récord al fútbol inglés y el estadio Gigante de Arroyito está siendo remodelado para ampliar la capacidad y modernizar su funcionalidad. Situación impensada a fines del año pasado, con el club repleto de deudas y reclamos.
Belloso puso la casa en orden, dejó el fútbol en las mejores manos y el resultado fue inmediato: Central campeón. El canalla se mueve y disfruta como Pejerrey en el agua.