No es casual que la sociedad demuestre desinterés por las primarias que se celebran hoy. No se define nada importante salvo en competencias internas muy puntuales. La crisis económica, la pandemia y la tremenda inseguridad en Rosario ponen el foco en otro lado. Así y todo hay que ir a votar, porque de la mala política se sale con mejor política. Lo que no está garantizado en la parada de este 12-S.
Una de las únicas instancias atrayentes y disruptivas sucederá en el Frente de Todos santafesino por causa y obra del gobernador Omar Perotti, quien se puso en una lista como candidato a senador suplente e involucró su presente y su futuro en el resultado de una interna. Y porque enfrente, además del líder kirchnerista histórico, Agustín Rossi, estará enfrentándolo su propia vicegobernadora. Ahí será más que importante el día después.
Por lo demás, en Santa Fe se juegan primarias con candidatos que no lograron dar la talla ni convertirse en solistas en medio de una orquesta desafinada. Se trató, hay que decirlo, de la peor campaña desde 1983. La aparición en escena de una delegación de personajes egresados de la televisión no logró entretener. Vaya paradoja. Y los candidatos clásicos diluyeron sus tiempos con spots fuera de contexto.
Casi lo único que pide el rosarino es un poco de paz, atribulado por el crecimiento de la inseguridad en la peor de las formas: con muertes y germinación del sicariato. Sobrevolando todo, aparece la crisis económica. Por eso, un dato relevante de será saber cuántos no van a votar, cuántos anulan el voto y cuántos votan en blanco.
En Juntos por el Cambio juegan sus chances tres candidatos de la UCR y uno del PRO, con miradas muy diferentes de la realidad. Así han transitado estas semanas Maximiliano Pullaro, Federico Angelini, José Corral y Carolina Losada. Todos coincidieron en algo, pero no tiene que ver con la inseguridad ni la pandemia ni la crisis económica: quieren “ponerle freno a Cristina”. Rarísimo.
La competencia en el Frente Progresista tiene el interrogante de saber hasta donde llega el liderazgo de Pablo Javkin por medio de sus candidatos. En la disputa a senador, Rubén Giustiniani volvió al Frente Progresista (aunque ahora se le agrega Amplio) para competir con Clara García, quien defiende las banderas del Partido Socialista. Para mantener un lugar importante en la mesa del progresismo, García debe ganar. Y pensar en 2023.
No hay interés en debatir teóricamente si hay chances de que los candidatos a diputado generen atractivos en la previa. El nivel de corte de la boleta nacional nunca fue muy alto, y no hay demasiadas razones para que lo sea en este momento, salvo para quienes diseñan su derecho al voto de manera casi profesional. Es la categoría a senador la nave insignia.
Por afuera de los frentes tradicionales, concurre a elecciones Jorge Boasso, alguien que tiene sus votos en Rosario. Será de la partida la izquierda clásica, candidatos vinculados a los movimientos que propugnaron resistencia al aborto y defensa de la vida (entre ellos el diputado provincial Juan Argañaraz) , entre muchos otros que se nombran en la edición de hoy de La Capital. Aunque nadie cree que vaya a haber sorpresas, los partidos se ganan en la cancha y hay que jugarlos.
La provincia de Santa Fe (más específicamente Rosario) llega a estas elecciones bajo el signo de las balaceras y las muertes violentas, pero también bajo la desvergüenza de la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, que no aparece hace mucho tiempo por Rosario.
Es alarmante que los gobiernos pierdan el poder por la inseguridad y que sus registros de violencia sean peores que los del gobierno anterior. No hay que dar mas vueltas: si no hacen lobby común para reclamar agentes federales, todo será peor.
A nivel municipal la carnavalesca oferta electoral torna de cumplimiento imposible cualquier análisis puntual. Es una burla al sentido común que la boleta única tenga 56 caras y caretas para acceder a un puñado de bancas. Ahí se juegan varias cosas: el oficialismo deberá revalidar títulos y lograr para noviembre candidatos a concejales que le hagan dejar de depender de esa mezcla extraña de camporistas, macristas y Ciudad Futura.
Pablo Javkin decidió dejar de lado la estrategia histórica del Frente de ir con candidatos referenciados en la militancia y apostó por Ciro Seisas, periodista de Televisión Litoral, que ha llevado adelante una campaña sobria, sin boutade Deberá enfrentar a la referente del socialismo lifschizta, Verónica Irizar, y a Miguel Cappiello.
En el Frente de Todos se juegan menos cosas. La sorpresa fue la apuesta de Perotti por Lisandro Cavatorta, quien deberá lograr que el Botelos de la TV se convierte en “votame” en las urnas. Otra rareza. Ahí La Cámpora juega su propia ropa con Matías Fernández, el rossismo con Norma López, el NES con Esteban Borgonovo. Y siguen los nombres.
No sería una sorpresa que Juan Monteverde, de Ciudad Futura haga una buena elección. Hay en ese espacio una seguidilla de buenas performances y, aunque no participa de los comicios, la concejala Caren Tepp es una de las mejores y más creíbles dirigentes que tiene la política santafesina. Al menos para quien escribe.
Miguel Tessandori apuesta que los 40 años de periodismo deportivo le hagan traspasar la pantalla, pero tampoco sería una sorpresa una buena elección del histórico hombre de 12 a 14. Vaya situación: el programa de Canal 3 lleva a dos de sus periodistas como candidatos. Aunque Bob Dylan decía que los tiempos están cambiando, los nuevos en ingresar a la política deberán demostrar que no son una reentré del gatopardismo.
Que gane el mejor, en todas las categorías. Y que al otro día se empiece a pensar en mejorar las condiciones de vida de la gente. Y la calidad de vida.