¿Es posible hacer un paralelismo entre una realidad de hace siete siglos y la nuestra de hoy?
Por Cesira Arcando
¿Es posible hacer un paralelismo entre una realidad de hace siete siglos y la nuestra de hoy?
Hay múltiples ejemplos, pero para esta ocasión alcanza y sobra con una obra maestra de Dante Alighieri: la “Divina Comedia”, libro cumbre de la literatura universal. Entre su riqueza literaria emerge la figura política de Dante y su feroz e inteligente crítica a los políticos de su tiempo. El autor condena a aquellos florentinos que, contrario a él que debió exiliarse, evitaron tomar partido por los conflictos políticos, anteponiendo su bienestar personal al bien de su ciudad y al de sus amigos.
Llegado este párrafo, si el lector no hubiera recorrido mis comentarios y referencias sobre la “Divina Comedia”, licencia hasta insolente que me tomé para graficar de manera brutal la realidad política local, podría creer que las acciones y hechos narrados se corresponden a la realidad actual y no a un libro que data de más de siete siglos.
En pleno siglo XXI hay algunos actores políticos que parecieran encajar perfectamente en aquellas descripciones novelescas. Quienes durante décadas participaron activamente de la agenda pública y de las acciones de gobierno, en la actualidad, tratan de tapar las consecuencias de su inacción y negligencia.
Increíblemente, pretenden desconocer su participación activa en las decisiones políticas de años atrás, cuando esto se demuestra de manera fáctica en el caso de la violencia y el narcotráfico. En esos mismos tiempos, el crecimiento de estos delitos no sólo fueron exponenciales, sino que contaban con la instalación simbólica y falsa, por supuesto, de que no había que estigmatizar a Rosario.
En la pasada Asamblea Legislativa nuestra provincia lideró un hecho histórico: el gobernador Omar Perotti envió los pliegos de dos mujeres para presidir los Ministerios Públicos de la Acusación y de la Defensa, los que fueron aprobados por unanimidad.
María Cecilia Vranicich y Estrella Moreno Robinson serán recordadas por ocupar los máximos cargos (Acusación y Defensa) al mismo tiempo en Santa Fe. Se aprobaron 10 de los 12 pliegos enviados por el gobernador y en parte se cumplió con la urgencia de dotar a la Justicia de la musculatura suficiente para enfrentar la violencia y la delincuencia, lo que de debiera eximir a algunos dirigentes de la tentación irremediable de hacer política de bajo calibre, sobre todo en momentos tan difíciles como los que estamos atravesando.
Aquellos que, con una particular doble moral, pretenden desprenderse de su pasado van a encontrar la memoria suficiente como para refrescarles algunas partes de sus propias historias que parecen querer enterrar en el olvido.
Dirigentes del progresismo que ya gobernó Santa Fe (2007-2019) deberían, hasta de manera obligada, reflexionar sobre sus conductas y políticas en sus años de gobierno, esas que, a la luz de los acontecimientos, fracasaron de manera estrepitosa.
Si hoy seguimos leyendo la “Divina Comedia” con tanta actualidad es porque aún no entendimos que las buenas prácticas parten de asumir nuestros propios desaciertos, más allá de todo interés político, porque en nuestro rol siempre lo que está en juego es el bien común.
(La autora de este texto es legisladora del Partido Fe y dirigente de la Uatre)