Un ex seminarista del Colegio Sagrado Corazón de Venado Tuerto revivió los fantasmas de su pasado en ese establecimiento educativo tras sostener que vivió un verdadero calvario cuando estuvo en el seminario San José de esa congragación religiosa durante los años 1982 a 1984. Las denuncias realizadas en 2021 por la madre de una nena abusada en 2018 y 2019, más la que realizó otra nena la semana pasada, lo retrotrajeron a Ramón Vallejo a lo padecido por él hace casi cuatro décadas. Vallejo hizo la denuncia el último día hábil de 2019, previo a la feria judicial, contra el ex director del Seminario San José, José R., por delitos de abusos sexuales, físicos y psíquicos. La necesidad imperiosa de relatar nuevamente su odisea hizo que Vallejo se contactara con distintos medios de comunicación, entre ellos éste diario. Su causa no avanza, realizó la denuncia en su ciudad San Luis y también en Venado Tuerto, pero ahora con estos casos espera que se vuelva a poner en foco su caso y los recientemente denunciados.
Qué pasó en el Sagrado Corazón, durante los primeros años de la década del 80, en el seminario que usted asistía proveniente de San Luis?
En mi niñez me inculcaron servir a Dios y yo quería ser sacerdote y en San Luis no había un seminario, menos para menores. Así que el sacerdote de mi iglesia Victoriano Miguez hizo el contacto y habló con mis padres y me vinieron a buscar de Venado Tuerto. Yo tenía 12 o 13 años, cuando llegue al Seminario San José, institución que está dentro del Colegio sagrado Corazón de esa ciudad, y tenía como director al “Hermano” Jose R. El seminario estaba en la segunda planta y tiene muchas habitaciones individuales. Yo como llegué más tarde en el seminario la mía era una de las últimas, la del director era la primera.
El me cambio de habitación a la de al lado suyo. Este hombre entraba de noche para acostarse a mi lado y abusarme, poner sus genitales en mi cuerpo, y hacer sus jadeos. Me resulta muy difícil contar y recordar esto que me pasó, pero debo hacerlo para buscar Justicia. Eso pasó varias veces, por eso denuncie a José R. ya que él es fue mi abusador.
ramón vallejo (abusado en el Sagrado Corazón entre 1982 y 1984).jpeg
El hombre reside en San Luis y se animó a denunciar lo sufrido en ese colegio, 38 años después. "No fue fácil", resaltó Ramón Vallejo.
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¿Por qué dejó pasar tanto tiempo para realizar la denuncia?
En la Argentina se vivía otro contexto social, estos temas eran tabú y el país salía de una dictadura. Aparte en mi caso, me daba vergüenza contar esto a mis padres. Pensé que esto ya pasaría. Cuando salí de ese seminario tenía 13 años, por lo que podía yo pensar del tema legal. Lo único que deseaba era salir de ese lugar. Pero al pasar el tiempo y ver que sufría muchas pesadillas y que tenía mucha tristeza interna, me aislaba de los demás jóvenes, hasta que pasó el tiempo y quise hacer una “nueva” vida y olvidarme de todo.
Viaje a Estados Unidos, ahí me casé y traté de olvidarme de todo esto, pero las consecuencias de los abusos recién las vi, cuando la depresión y los ataques de pánicos fueron aumentando. Los tenía, pero no me percataba tanto de ello. Cuando regresé a mi país, cada tanto revisaba las actividades del Colegio Sagrado Corazón y ahí me topé con la primera imagen que me sacudió en mi interior; la foto de la capilla.
En 2012 hice un comentario, ya caían las imágenes y las pesadillas por los abusos, que estaban guardadas en mi mente, pero aún no era mi tiempo de hablar. ¿Cuándo fue? Fue cuando vi en la noticia que al sacerdote Santos O. le habían dado el premio como “ciudadano ilustre” y ahí todo lo que tenía guardado explotó.
El padre Santos nunca me ayudó. Había acudido a él y le dije lo que José R. hacía conmigo, y el sé lo contó a mí abusador. Esa noche me pegó sin piedad mientras me decía. Así que te gusta hablar. Yo lo denuncie a Santos O. por no haber cumplido con su labor. El era director del Colegio donde yo asistía, y no me separó de mi abusador. Podría haber evitado mucho dolor si hubiese llamado a mis padres. El también es responsable. Por ese hecho fue que hice las denuncias. Primero en San Luis y luego al Ministerio Público de la Acusación de Venado Tuerto (MPA). La demora en hacer la denuncia de casi 38 años obedece a que el tiempo interno es distinto de cada individuo. No todos reaccionamos de la misma manera. Por eso hay una ley (la Nº 27.206) que contemplan estas situaciones.
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Cómo se encuentra la causa en esto momentos y quien es la fiscal encargada de su caso?
No sé. La causa la tiene la fiscal Florencia Schiappa Pietra. Le escribí varios mails y no he tenido respuesta. Por ello debo viajar a Venado pero todo me resulta difícil al no tener los medios económicos, pues soy pensionado por ser discapacitado y los pocos ingresos extras no me alcanzan para pagar un abogado que pueda llevar mi causa. Todo es difícil para el que denuncia. El estado no ayuda mucho en estos procesos, pero no voy a bajar los brazos. Estoy esperando a que pase un poco el frío para poder moverme por mi salud, ya que el frío me afecta mucho.
Que sensación vivió con los casos denunciados últimamente por abusos en ese mismo colegio?
Sufrí mucho. Lo primero que dije, si hubiese hablado antes quizás estos personajes no estarían en el Colegio ni ningún colegio ya que no pueden tener niños a cargo, son un peligro para los niños, Hoy quiero que ayuden a los padres de estos pequeños, y que no los dejen solo. Rescato a una madraza como Débora Cieri que tuvo mucha valentía en denunciar lo que le pasó a su hija cuando estaba en 6 y 7 grado, en los años 2018 y 2019. Si bien es otra la persona involucrada, el director general Santos es el mismo de mi época.
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El pasado viernes, un centenar de vecinos marcharon hacia el Sagrado Corazón pidiendo el esclarecimiento de los casos de abusos denunciados.
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En aquellos años era más difícil hacer denuncias contra un colegio como el sagrado Corazón. ¿Cree que hoy la sociedad está más abierta a estas denuncias o piensa que aún es difícil denunciar a establecimientos educativos de "renombre" como este colegio?
Los tiempos son distintos y hemos madurado en algunas leyes, y creo que se ha avanzado. Pero falta mucho, no hay una ley de educación sexual en las escuelas y a los niños hay que hablarles claros y ser directo. Tenemos que tener un compromiso como sociedad en estos temas. Hoy día cuando hay algún caso, las autoridades sean del colegio o de la justicia, cuidan a los abusadores. Para ellos tienen un abanico de leyes que los protegen. Gandhi dijo: “No me aterra la maldad de los malos, si no la indiferencia de los justos” y lo de “sagrado” deberían escuchar más a quienes ellos piensan que siguen, pues Jesús dijo antes de tocar un niño que se ate una piedra de molino y se tire al mar, Lucas 17,2.
Cree que hubo complicidad antes y ahora con lo que pasa en el colegio?
Sí, claro que la hay. En mi caso yo denuncie al padre Santos O. por no ayudarme. Su silencio lo hace cómplice, el “monstruo” no puede encontrar presa, cuando hay verdaderos hombres y mujeres que están dedicados en defender a los niños. Yo estuve 5 horas bajo el sol en la rejilla del desagüe en penitencia y las maestras y maestros de la escuela primaria ¿no vieron eso? Estaba bajo el sol en verano. En fin, a veces ellos también son víctimas del colegio o de las autoridades. Dicen que los maestros fueron amenazados en estos casos recientes si hablan. Por eso es importante lo que hacen los medios de comunicación para que no callen las voces de las víctimas.
Cree que puede haber casos parecidos al suyo o a los denunciados en estos días?
Si, lo hay. Cuando salió mi caso en los medios de comunicación, algunas personas se comunicaron conmigo. Habían recibido golpes y maltratos en ese colegio. Tengo sus mails, con nombres y apellidos, son personas que tienen un mal recuerdo de ese “sagrado” colegio, y estoy seguro que hay más casos. El asunto es ponerle un punto ahora y quitar a estas autoridades e incluso que ese colegio sea público para que pueda ser más controlado.
Te doy un ejemplo de lo que me pasó a mí esos años. Cada vez que mis padres me hablaban por teléfono cuando yo estaba en el seminario, el director se ponía detrás mío y me decía que contestara que “estaba bien”. Las cartas que yo enviaba a mi familia debían ser abiertas y José R. exigía que pusiera que yo estaba bien. Había un control total sobre mi persona. Fue una verdadera pesadilla.
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La marcha del viernes convocada por el Agite Feminista comenzó en la plaza San Martín y culminó en la puerta del Sagrado Corazón.