A partir de junio será obligatorio que los clubes costeros y los lugares linderos al río cuenten con un espacio para los fumadores, y con contenedores especiales para desechar las colillas de cigarrillos. El objetivo es reducir la contaminación del Paraná. El primer club que comenzó a implementarlos es Rosario Central en su balneario, conocido como Caribe Canalla.
El año pasado, el Concejo aprobó la ordenanza 10.125, que obliga a los predios linderos al río a contar con ámbitos para fumadores, delimitados en solo el 20 por ciento. Así, los clubes con playa, y los espacios municipales como La Florida y la Rambla Catalunya deberán delimitar los lugares al aire libre. Junto con esto, tendrán que colocar contenedores especiales donde se puedan desechar las colillas de cigarrillo que terminan siendo elementos contaminantes del Paraná.
La normativa, aprobada en diciembre, da tiempo hasta junio para que los clubes, La Florida, la Rambla, y los espacios al aire libre en contacto directo con el Paraná, adecuen las instalaciones, tal como comenzaron a realizarlo en el Caribe Canalla.
La fundación Transformar y los jóvenes de Cigadrillo colaboraron con la primera adecuación en las instalaciones de Rosario Central y podrían hacerlo en los demás predios.
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Además, capacitaron a personal del club sobre el daño que causan las colillas de cigarrillo en el medio ambiente, y la importancia de cuidar el río.
Junto con esto, el grupo Cigadrillo instaló contenedores específicos para las colillas, que luego serán utilizados para la construcción de paneles acústicos y térmicos.
Desde Rosario Central, explicaron que “durante esta primera etapa la mirada estará puesta en el cuidado del Caribe y en educar a los socios sobre la importancia de esta y otras acciones en ese sentido”.
La letra de la ordenanza
La ordenanza 10.125 determina que todo predio costero (balnearios, clubes e instituciones con salida al río), debe reservar un espacio del 80 por ciento para personas no fumadoras y determina la colocación obligatoria de señalética que indique la existencia del sector para fumadores. Además, deberán colocarse recipientes acordes para depositar las colillas de cigarrillos utilizadas.
La concejala Renata Ghilotti, autora de la ordenanza, felicitó a Rosario Central, a la fundación Transformar y a Cigadrillo “por ser pioneros en el cuidado de las playas”, y recordó el daño ambiental que generan los filtros: “Una sola colilla puede contaminar hasta 50 litros de agua”.
Material contaminante
“Una colilla de cigarrillo porta toxinas del tabaco, pero además es un elemento contaminante en sí mismo”, explicó Alejandro Alonso miembro de la Fundación Transformar.
“Hay que tener en cuenta que una colilla de cigarrillo tarda entre 10 y 15 años en degradarse y esto significa que contamina litros y litros de río, y también a los animales acuáticos que las confunden con alimentos, por todo esto provoca una huella negativa en la naturaleza”, aseguró Alonso.
Además, las colillas de cigarrillos representan entre el 30 y 40 por ciento de los residuos recogidos cada año en la limpieza urbana y de playas a nivel mundial.
La ordenanza indica que cada institución deberá “coordinar la recolección del material contaminante con las secretarías y dependencias municipales que correspondan, como así también organizaciones no gubernamentales y asociaciones ambientales”.
Desde la agrupación Cigadrillo aseguraron que las colillas de cigarrillo se pueden reutilizar por ejemplo para la construcción de paneles.
Ahora, todo sector de “fumadores” en las playas deberán tener recipientes para depositar las colillas, a una distancia máxima de cinco metros entre sí, y respecto a las líneas divisorias con el sector “no fumadores”.
La primera fuente de basura
La organización ambientalista española SEO/BirdLife publicó el trabajo “Proyecto libera”, donde explica que “la primera fuente de basura mundial son las colillas de cigarrillo”. También indica que “la mayoría de los filtros de las colillas están hechos de acetato de celulosa, un termoplástico (tipo de plástico que se funde a altas temperaturas para poder moldearlos) y pueden albergar sustancias tóxicas como hidrocarburos policíclicos aromáticos, nicotina, arsénico y otros metales pesados.
El informe de 2017 de la ONG Ocean Conservancy, indica que las colillas suponen el 13% del número total de desperdicios recogidos en una campaña realizada a nivel mundial”.
Este trabajo señala: “Se ha comprobado que el material del que está hecha la mayoría de las colillas no se puede descomponer a través de la acción de seres vivos en condiciones naturales”.