Los femicidios se cuentan de a uno cada 31 horas y así 2019 sumó 45 asesinatos, la expresión más brutal de la violencia machista. El número de denuncias de maltratos y agresiones en todas sus formas viene en marcado incremento en los diferentes canales que provincia y municipio tienen abiertos, como el Teléfono Verde, los centros territoriales de denuncia y la propia policía. En muchos de esos casos, el riesgo de vida de la mujer y de sus hijos es inminente y la situación de vulnerabilidad tan extrema que se requiere su alojamiento en los llamados centros de protección, dos de los cuales funcionan en Rosario. Sólo allí, entre 2017 y 2018, el número de mujeres asistidas en esos espacios se duplicó al pasar de 56 a 109, y en enero y febrero sumaron 20 víctimas. A nivel provincial, el número alcanzó 257 situaciones de resguardo en las 16 Red Casas, que funcionan a lo largo del territorio —incluidas las de Rosario—. "En el 80 por ciento de los casos son niveles de violencia tan brutales que las mujeres ni siquiera podían salir de sus viviendas", contó ayer la subsecretaria de Políticas de Género provincial, Gabriela Sosa, en la víspera del Día Internacional de la Mujer.
Más allá de los espacios de abordaje en el territorio que sostiene el Estado, como los centros de convivencia barrial y de salud, el Teléfono Verde (0800-444-0420) y los centros territoriales de denuncia vienen registrando a lo largo de 2018 un incremento del número de casos.
Sólo la línea telefónica gratuita recibió un promedio de 1.200 llamados mensuales a lo largo del año pasado, lo que hizo que 2018 se cierre con unos 15 mil casos totales, un crecimiento del 50 por ciento de los pedidos de auxilio por parte de las mujeres. En los centros territoriales de denuncias la situación no fue mejor: una de cada cuatro presentaciones recibidas corresponden a situaciones de violencia de género.
El dispositivo de Casas de Protección y Fortalecimiento de Mujeres en riesgo de vida busca dar respuesta brindando alojamiento transitorio a quienes, junto a sus hijos e hijas, padecen situaciones de violencia, fundamentalmente a esas mujeres que lisa y llanamente no tienen dónde ni cómo dejar la vivienda en las que son víctimas de las violencias.
A lo largo de 2018 fueron 257 mujeres y 489 chicos los que pasaron por la red provincial; 168 de ellas y 304 niños lo hicieron entre agosto y diciembre, los meses sobre los que la Subsecretaría de Políticas de Género elaboró el primer Registro Unico de Ingresos (RUI) sobre las 16 casas de refugio que funcionan mayoritariamente a través de convenios de municipios y comunas con organizaciones no gubernamentales y una sola una en la capital provincial que es de gestión propia.
Ese registro mostró el grado de vulnerabilidad en el que se encuentran. En más del 80 por ciento de los casos son víctimas de sus parejas y ex parejas, y el mismo porcentaje lleva denuncias en proceso al momento de llegar al lugar. Más de la mitad (56 por ciento) tiene entre 18 y 30 años, el 82 por ciento tiene hijos y el 83,3 por ciento no recibe ningún tipo de remuneración por su trabajo.
Es más, casi el 85 por ciento no tiene vivienda propia ni una red familiar que las pueda contener, el 88 por ciento por ciento no tiene obra social y en el 70 por ciento de los casos, la única fuente de ingresos es algún beneficio social (AUH, pensión por discapacidad, programa Progresar o Tarjeta Unica de Ciudadanía).
En esas condiciones, los brutales niveles de violencia a los que son sometidas las excluyen de toda posibilidad de dejar ese entorno por sus propios medios. De este modo, el 80 por ciento de ellas, al llegar a la red, indicó que no tenía actividades sociales fuera de la casa.
En la ciudad, los dos centros de protección que integran la red, Alicia Moreau y Casa Amiga, también funcionan en el momento crítico para el resguardo y recuperación de la integridad psicofísica de las mujeres y sus hijos, además de la restitución de sus derechos vulnerados y la reconstrucción de un proyecto que le sea propio.
En 2017 pasaron por allí 56 mujeres y 93 niños, números que en 2018 aumentaron a 109 mujeres y 184 chicos, el doble aproximadamente. En lo que va de este año, contabilizados enero y febrero, se alojaron 20 mujeres y 36 chicos; cantidades que, si se proyectan a lo largo del año, volverán a mostrar un nuevo incremento sobre el final de 2019.
"Las situaciones de violencia de género han aumentado notablemente", señaló la subsecretaria de Desarrollo Social del municipio, Mónica Peralta, e indicó: "Hay mayor urgencia y las violencias que quizás antes llevaban más tiempo en manifestarse, hoy se declaran mucho más rápido y con un alto grado de violencia".
La funcionaria incluso señaló que hubo que "resignificar la propuesta de los alojamientos por la gran demanda y la urgencia que se presentan", y apuntó que en la mayoría de los casos las víctimas requieren esta protección porque sus únicos entornos están vinculados a los agresores.
Para la subsecretaria de Políticas de Género de la provincia, estos incrementos se registran "fundamentalmente en las grandes ciudades, como Rosario y Santa Fe", que remarcó en estos casos no sólo la situación extrema de violencia física y psíquica que sufren estas mujeres, sino "la dependencia económica, que es lo que no les permite cortar ese vínculo, un denominador común de todas ellas".