“No había señalización y no nos matamos de casualidad. Pudo ser una tragedia”, sostiene Martín Imperiale. El hombre de 34 años y su hijo adolescente sufrieron heridas de consideración este miércoles a la mañana cuando se dirigían en auto hacia la escuela del chico y terminaron con el vehículo incrustado en un pozo de Aguas Santafesinas que no tenía colocado el corralito de seguridad correspondiente.
El siniestro sucedió alrededor de las 7.30, en Gorriti y avenida Sabín (ex De la Travesía), en la zona norte de Rosario. Las primeras informaciones que trascendieron del suceso indicaban que el agujero en el pavimento contaba con el vallado de seguridad. Pero una cámara de video vigilancia de la zona captó claramente la secuencia del impacto y en ese material quedó comprobado que la perforación no presentaba ningún elemento de prevención o aviso. Ni corralito, ni carteles ni balizas. Es por eso que ahora Imperiale iniciará acciones legales para que alguien, Aguas Santafesinas o la empresa encargada de realizar las obras en las calles, se haga cargo de los daños personales y materiales que sufrieron.
En diálogo con La Capital, Imperiale confiesa la bronca que tiene porque en un principio se hizo trascender que esa obra en la calle contaba con los elementos de seguridad de rigor, atribuyéndole al automovilista una cuota de imprudencia. Lo cierto es que las imágenes demuestran lo contrario: el miércoles a la mañana temprano, el socavón era una trampa para cualquier vehículo que transitara por Goritti. “Ahora estamos bien, haciendo reposo por los golpes que sufrimos. Vivimos momentos de mucha desesperación porque nadie nos atendió en el lugar. Mi hijo de 15 años tuvo traumatismo de cráneo y yo de tórax. Es increíble lo que nos pasó a no más de tres cuadras de casa”, dice Martín.
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La rutina de Martín y su hijo Santiago arrancó este miércoles como todos los días. Martín al mando de su Renault Clio salió de su casa para llevar al adolescente hasta la escuela “Pedro J. Cristiá”. Después de eso tenía previsto presentarse a su puesto de trabajo en el puerto de Rosario. Eran aproximadamente las 7.20, cuando esa rutina se interrumpió de forma inesperada y drástica.
Imperiale describe así el trance que le tocó vivir junto a su hijo: “Circulaba por Gorriti y, al cruzar la avenida, de repente me encontré con un pozo inmenso. No estaba señalizado. Ninguno de los dos alcanzó a verlo. Todavía no había aclaro del todo y la calle estaba húmeda por la lluvia. No nos matamos de casualidad y nos dimos un golpe tremendo. Nos quitamos los cinturones de seguridad como pudimos y salimos del coche muy aturdidos, en estado de shock. Quedamos abonados en plena calle, nadie se acercaba a ayudarnos. Un patrullero se paró a sacar una foto de lejos y se fue y a la hora llegó una ambulancia”.
En los primeros momentos posteriores al siniestro, Imperiale los describe como “de terror. No sabía qué hacer. Mi hijo manifestaba que le dolía mucho la cabeza. Nadie se detenía ayudarnos y no sabía qué hacer. Pensé en ir corriendo a mi casa, que está a unas tres cuadras, pero tenía miedo que me robaran algo del coche. Esta es una zona complicada”, sostiene.
El hombre admite que el estado de conmoción que tenía, especialmente porque su hijo manifestaba sentir un fuerte dolor en la cabeza, le impidió retener en su memoria qué servicio médico pertenecía el móvil sanitario que apareció casi una hora después. “Lo cierto es que nos revisaron y como no teníamos heridas visibles, ni sangre a la vista, cuando vieron que no éramos pacientes de gravedad nos dijeron que fuéramos a sacarnos placas a una guardia y se fueron”, agrega.
Al rato apareció un vehículo de rescate mecánico para sacar al auto del pozo. “Los daños en el auto fueron graves. Se rompió hasta la caja de cambios y quedó todo trabado. Yo quiero que alguien se haga cargo de esto, voy a iniciar acciones legales porque alguien se tiene que hacer cargo. El pozo no tenía las vallas de seguridad y era una trampa para cualquiera que pasara por ahí. Mi hijo tiene 15 años, pero si iba un chico pequeño, una criatura, salía por el parabrisas. Las dimensiones de ese pozo no sólo merecían un corralito, sino también un desvío de tránsito porque era muy grande”.
auto cae en pozo sin corralito.mp4