¿Nadie vio nada? ¿Nadie escuchó nada? ¿Nadie sabía nada? Las preguntas fueron recurrentes desde que María Eugenia, la mujer que pasó 23 años sometida a todos los tipo de violencias, pudo escapar de la casa de barrio Cura donde Oscar Racco la llevó por primera vez en mayo de 1996. Esas mismas inquietudes se repitieron a lo largo del juicio que el viernes culminó con el fallo que condenó al hombre a 26 años de prisión efectiva por privación ilegítima de la libertad, abuso sexual con acceso carnal agravado por el uso de arma de fuego y reducción a la servidumbre. Por el debate público en los Tribunales pasaron testigos y vecinos, que vieron y escucharon, e incluso familiares que habían intentado a lo largo de los más de 20 años tener contacto con la víctima. Más allá de las particularidades del caso, qué hacer cuando se es testigo de una situación de violencia de género —cualquiera sea su tipo—, cómo y dónde pedir ayuda son preguntas que necesitan respuestas y que la Secretaría de Género y Derechos Humanos del municipio viene intentando dar.
“Todos tenemos en algún momento conocimiento de alguien que atraviesa este tipo de situaciones y es necesario tener herramientas para dar un asesoramiento que sea empático, pero que no reemplace la ayuda profesional”, dice la secretaria de Género, Mariana Caminotti, que se refirió a las violencias que sufren las mujeres y también las personas LGTBIQ+.
Las respuestas a esas preguntas, cómo ayudar a las víctimas a romper el círculo de violencia y el silencio, se vienen trabajando hace ya algunos meses a través de la campaña “Los de afuera No somos de Palo”, una movida que no solo busca dejar en claro que la erradicación de las violencias machistas son “una responsabilidad colectiva”, sino que además brinda herramientas concretas sobre cómo actuar.
Aumento de las consultas
Para la directora de Atención en Violencia de Género de la Municipalidad, Mariana Alonso, se viene dando “un cambio de actitud y de perspectiva” y de hecho, señaló que a través del Teléfono Verde (0800-444-0420) y el WhatsApp (0341-5781509) se vienen recibiendo desde hace un tiempo a esta parte “contactos de amigos, amigas y amigues de las víctimas que se referencian con el servicio para pedir asesoramiento y ayuda”.
Alonso apuntó que “es interesante que los vínculos estrechos se involucren en la situación y se asesoren para ayudar a las víctimas en el cese inmediato de la violencia y que sea la persona la que pueda dar el paso de romper el silencio y empezar a pedir ayuda”.
Si bien el Teléfono Verde —tanto a través de 0800 como del Whatsapp— es un espacio de asesoramiento y guía, el dispositivo articula intervenciones con otros organismos y estamentos del Estado y sobre todo, como explicó Alonso, “ofrece a quienes acompañan de forma más cercana herramientas para ese proceso y sistemas de alerta preventivas para poder detectar cuando se incrementa la violencia y por tanto el riesgo para las víctimas”.
Alonso referenció el llamado al 911 para los casos donde “se requiere el cese inmediato de la violencia de manera inmediata” y más aún, al señalar “un cambio de actitud y un mayor número de consultas a partir de la campaña”, también contó que “sucede muchas veces que primero llama alguien para asesorarse y a los pocos días, las propias víctimas a las que hacían referencia acuden a los servicios”.
Los recursos disponibles
Si bien la campaña busca interpelar a quienes son testigos de las violencias, la directora de Atención de Violencia de Género destacó no solo el incremento de las consultas, sino además la posibilidad “de pasar a la acción a través de los recursos y los dispositivos hoy disponibles”.
En ese sentido, destacó el funcionamiento de los Puntos Violetas en cinco de los seis distritos de la ciudad, que son justamente un espacio privado con un teléfono a disposición de mujeres víctimas de agresiones o en situación de vulnerabilidad que garantiza confidencialidad y reserva para hacer tanto consultas como denuncias.
Además, Caminotti se refirió a las redes de mujeres que también funcionan en los centros de distrito y apuntó sobre todo “a tomar conciencia que la violencia por razones de género no solo es un golpe o un acto físico, sino que muchas veces comienza con maltratos psicológicos, violencia económica y en ese sentido tenemos una legislación amplia”.
La funcionaria señaló la importancia de “poder acompañar a las víctimas sin ponerse en riesgo y entendiendo también que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, que muchas veces defienden a quien las agrede, y a quienes hay que poder acompañar empáticamente sin intentar reemplazar los canales de asesoramiento profesional”.