El fenómeno espiritual y el carisma que despierta Leda Bergonzi, la mujer rosarina a la que se le atribuyen dones sanadores, es directamente proporcional a la necesidad que tienen las personas de buscar ayuda en un mundo que dejó de ser definitivamente lo que asomaba en otras décadas. Así lo analizó el sociólogo, investigador del Conicet y profesor emérito de la UBA, Fortunato Mallimaci, quien sostuvo que la mujer vino a romper con todos los paradigmas del catolicismo, pero dentro de la misma institución y con su apoyo absoluto en tiempos en los que la fe estaba en crisis.
Y así es, esta mujer rosarina de 44 años que comenzó a realizar reuniones de sanación en la Catedral y la Inmaculada Concepción y hoy llena los amplios salones del predio ferial de la ex Rural, se transformó en una figura excluyente por su carisma y don a la hora de ofrecer una esperanza a quienes no encuentran una salida para poder canalizar la angustia existencial o dolencias físicas tal vez imposibles de curar para la medicina tradicional. El mito y el logos vuelven a transformarse en las dos caras de una misma moneda.
"Desde el Conicet venimos siguiendo al fenómeno de Leda. Es una persona con un carisma y un don especial que sobrepasa a la Iglesia aunque forme parte de ella. Este es el caso de una mujer fuerte que rompió contra todos los paradigmas del catolicismo: una mujer empoderada, con un seguimiento de personas y en un lugar determinado que no es una iglesia", señaló Mallimaci en declaraciones al programa "Todos en La Ocho", de LT8 a la hora de analizar el fenómeno de Leda Bergonzi.
En ese sentido, reflexionó: "En década del 70 creíamos que las religión iba a desaparecer porque era parte de la magia y la ignorancia, y que la modernidad iba a dar por tierra con alegría, viviendas, trabajo, salud y bienestar. Ocurre que ese mundo explotó y la pandemia lo profundizó, y la gente encuentra una persona que dicen que es buena, que sana y escucha y es un bien buscado por muchísima gente. Y lo encontró en Leda, en el catolicismo y en ese espacio religioso, quiere decir que hay una transformación de esos espacios sin desaparecer como muchos creían".
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En ese sentido, recordó el caso de Gladys Motta, una mujer residente de San Nicolás, quien un 25 de septiembre de 1983, dijo haber visto a la virgen mientras rezaba un Rosario en su habitación y fue el puntapié inicial para lo que hoy es una peregrinación que convoca a miles de fieles y ostenta una iglesia imponente, aunque en este caso trazó una diferencia del fenómeno Leda.
"En el caso del cristianismo tenemos experiencias como el caso de la mujer que hablaba y recibía a miles de personas en San Nicolás y luego terminó con el gran templo, pero acá estamos en otro fenómeno. Y la Iglesia la apoya y eso permite el crecimiento tanto de ella misma como de la institución, y eso es tan interesante como la enorme crisis que está sufriendo la iglesia católica a nivel mundial, porque ese modelo de crear templos y esperar que las personas vaya, explotó", abundó.
A su vez, sostuvo que Rosario asoma como un lugar "interesantísimo" para analizar este tipo de fenómenos al igual que la política como gente joven que aparece y genera votos como otros grandes partidos. "En el caso de la fe, cuando estaba en crisis, Leda llegó para demostrar lo contrario y desde otro lugar si dejar de ser parte de la misma", definió.