Un suboficial de la Fuerza Aérea Argentina increpó y amenazó el otro fin de semana a un inquilino de un departamento del séptimo piso del edificio Bauen de Callao 260, del barrio Pichincha, en el marco de una disputa de vieja data originada en los ruidos molestos provocados por el agresor y su familia, que viven en un apartamento del piso superior.
Según denunció Hugo L. a La Capital “el domingo, ante los ruidos que provocaba el personaje del octavo piso, le hice notar con golpes desde mi departamento que estaba causando molestias, pero apareció un inquilino del noveno piso, otro suboficial de la Fuerza Aérea y antiguo residente en el edificio, para increparme por los ruidos que yo estaba causando, cuando en realidad le dije que era una forma de advertirle al tipo del octavo piso que cesara con los golpes”.
La discusión con el efectivo del piso superior fue subiendo de tono. “En el marco del fuerte intercambio de palabras, apareció Diego, el inquilino del octavo piso, que me acusó de todo, me tildó de «traidor» porque yo no le había advertido primero a él, y sí a su jefe, o sea el comodoro del Liceo de la Fuerza Aérea con asiento en Funes”.
Hugo reveló el tono de la amenaza proferida por este segundo suboficial: “En el medio de la discusión se sacó y con prepotencia me dijo: «Ahora te la vas a tener que bancar» algo así como “voy a seguir haciendo ruido y lo que se me cante», situación que no le gustó para nada al tipo del noveno piso, que creo que tiene un rango superior en la fuerza”. “Todo terminó a los gritos y esa misma persona dijo que hablaría con el comodoro Clemenz, de la Fuerza Aérea. Además, este personaje desconoce todo lo que pasó en el medio, los innumerables correos y comunicaciones que yo fui enviando a la administración por este tema, para el que no hay una solución a la vista”, narró el damnificado. La familia de Hugo L. padece el calvario de los ruidos molestos vespertinos y nocturnos provocados por sus vecinos del piso superior y los ladridos constantes de un perro que dejan abandonado por horas otros habitantes del apartamento de enfrente, según denunció el vecino ante los causantes de las molestias, dos administraciones del inmueble, la Municipalidad de Rosario y hasta ante las autoridades de la Fuerza Aérea Argentina.
Hugo y su familia alquilan hace 15 meses un departamento del séptimo piso del edificio Bauen. “El tema arranca al mes de haber alquilado el departamento del séptimo piso, en noviembre de 2022. De ahí en más, no dejé de quejarme por los ruidos y golpes generados por el ocupante del octavo piso, de nombre Sergio, suboficial de la Fuerza Aérea, y más tarde, por los ladridos de un perro del inquilino del séptimo piso departamento 01, que vive enfrente de mi departamento, llamado Emerson”, denunció Hugo a este diario.
“Por esta situación se generó una reunión entre el administrador del edificio de nombre Diego; el causante de los ruidos (Sergio) y un vecino como testigo. Ahí el ocupante del octavo piso se comprometió a dejar de golpear y de hacer ruido. Por supuesto que nunca cumplió, siguió generando innumerables molestias y hasta se enojó cuando yo le advertía golpeando la pared de mi departamento para que su familia dejara de causar ruidos y golpes”, recordó Hugo el comienzo de la odisea. “Cansado de la situación, fui personalmente a la administración que cobra las expensas, en Paraguay 1227, de la doctora Florencia Cuenca. Me dijeron que ellos no podían intervenir y que ese tipo de problemas de convivencia los tenía que arreglar o darles solución la Fuerza Aérea Argentina porque están bajo su jurisdicción”, revela el vecino. “Terminé hablando con el director del Liceo Aeronáutico, comodoro José Daniel Clemenz. El hombre se sorprendió, me dijo que hablara con el capitán Fernando Klix, quien tras reclamarle un par de veces por el problema, cansado del tema, me envió un mensaje de whatsapp el 5 de noviembre de 2023: “Buenas tardes, en este momento no estoy en Rosario, vamos a tratar de mandarlo a Córdoba, téngame paciencia, veremos si puede ser antes de fin de año. Más no puedo hacer”. Sin embargo, al tipo no lo mandaron nada a Córdoba, hoy 22 de febrero de 2024, sigue ahí arriba de mi departamento, generando todo tipo de ruidos, sus hijos golpean el piso todo el tiempo y las molestias se prolongan hasta bien entrada la madrugada”, continúa el vía crucis de Hugo.
Un perro suelto en el palier
A principios de este mes Hugo sufrió un conato de ataque de un perro de policía suelto en el palier del séptimo piso del edificio, del que se salvó porque alcanzó a meterse nuevamente en su departamento. “Fue el jueves último por la mañana. Desconozco quién es el dueño del animal, que me atacó en el palier al pretender tomar el ascensor. Me salvé de ser mordido o lastimado porque no alcancé a cerrar la puerta del departamento. Al advertir la clara actitud de ataque del perro, me introduje nuevamente al departamento. El animal permaneció cerca de un minuto, aguardando a que yo saliera, y luego descendió por las escaleras por lo que supongo que es la mascota de algún inquilino de pisos inferiores al mío. No sé qué hubiera pasado si cerraba la puerta. Seguramente, el perro se abalanzaba sobre mí y hoy otra sería la historia”, narró sus peripecias.
“No obstante, me da la sensación de que por la desidia de quienes tienen que velar por la seguridad y la tranquilidad en el edificio, ni con un inquilino herido o muerto acá nadie interviene. Como tampoco nadie controla otros molestos episodios como el perro del vecino del séptimo, aullando horas, o el ocupante del octavo piso, que sigue provocando ruidos y golpes, que ahora se prolongan hasta la madrugada. Es increíble que un edificio que pertenece a la Fuerza Aérea Argentina se convierta en un lugar prácticamente inhabitable, peligroso, con ruidos molestos y con algunos vecinos que dejan a sus mascotas abandonadas ladrando durante horas. En este edificio hay más perros que gente, pero en su gran mayoría son responsables de sus animales y no molestan a otros inquilinos” concluyó Hugo, a la espera de que los vecinos reflexionen y cesen con sus molestias o que el consorcio o las autoridades de la Fuerza Aérea intervengan y terminen con el calvario de 15 meses que padecen él y sus familiares.