Luego de funcionar durante una semana con problemas, y el secuestro de algunas unidades por parte de la Secretaría de Control municipal, el servicio de la aplicación Uber en Rosario es intermitente por la falta de choferes en las calles. Días atrás la multinacional había desembarcado en la ciudad y su funcionamiento fue declarado ilegal por el municipio, ya que no está habilitada ni se ajusta a ninguna normativa vigente. Pero también es resistida por los representantes de los titulares y peones de taxis, que la ven como sinónimo de precarización.
"Generá por lo menos 19.500 pesos en tus primeros 100 viajes en Rosario", promete la publicidad en Instagram, en la que se ve a un chofer con barbijo manejando un auto particular. Arriba, el logo de Uber. Debajo, un asterisco aclara: "Dentro de los primeros 90 días". Un link invita a registrarse como conductor. Muchas personas, necesitadas seguramente de una fuente laboral, se inscribieron durante los primeros días: Uber afirmó que los interesados en manejar eran más de 17 mil, y 117 mil los que descargaron la app para viajar en la ciudad. Pero, según los que pudieron utilizarla durante las jornadas en las que estuvo activa, nunca llegaron a ser suficientes y la espera para abordarlos era larga.
Al descargar la aplicación como usuario, pide varios datos. Un correo electrónico, confirmación del número de teléfono mediante un código, identidad y si se quiere ingresar alguna tarjeta para pagar de manera electrónica. Pero al intentar llamar un viaje, hoy un cartel muestra la frase: "Sentimos informarte que Uber no está disponible actualmente en tu zona". Si bien desde el primer día andaba con fallas, y había pocos coches, detrás del mensaje se lee que los conductores tienen temor de circular por las calles luego de sufrir la detención de algunas unidades.
"Uber está disponible en Rosario. Es normal que en los primeros días de funcionamiento de la aplicación, no se llegue a cubrir la demanda en todas las áreas de la ciudad. Por ese motivo, puede aparecer un aviso indicando que en ese momento no es posible tomar el viaje", informaron desde Uber. Pero La Capital intentó pedir un viaje en diferentes zonas como centro, macrocentro y barrios, en diferentes horarios, y en todas las ocasiones el resultado fue ese mensaje. "Es normal en el comienzo de la operación", insistieron desde la empresa.
705fd86e-3383-4fad-ab4a-181292164731.jpg
Fiel a su modelo en diferentes partes del mundo, Uber hizo el intento de desembarcar en la ciudad, quizás para ver si podían funcionar y las autoridades y los gremios se quedaban de brazos cruzados. Pero si bien no se registraron agresiones de taxistas (en Capital Federal fueron cientas) el municipio prometió dar batalla, y secuestró dos unidades de Uber (y otra de la rusa Maxim) durante las primeras jornadas luego del desafiante anuncio de la puesta en marcha.
Las detecciones sucedieron en Avenida del Rosario y Lituana, en el marco controles de rutina para remises ilegales. Los choferes fueron detenidos mientras llevaban pasajeros en el asiento trasero, que reconocieron ante los inspectores haber pedido el viaje a través de las plataformas y en algunos casos hasta mostraron capturas de pantalla como evidencia. Incluso uno de los conductores venía manejando con el celular apoyado en un soporte, como lo hacen los taxistas, con la app abierta. Otro directamente reconoció trabajar para Uber y dijo que la firma le había asegurado que estaban habilitados para circular. Era su primer viaje.
La compañía ha intentado diversas estrategias en Rosario. Publicidad en las calles, inscripción clandestina de choferes, discusión en los medios y lobby. Incluso hubo una iniciativa presentada en 2018 por la actual presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, para otorgarle una regulación, que nunca encontró consenso entre sus pares del cuerpo.
Sin embargo, desde los sectores que resisten su llegada consideraban que, a diferencia de anuncios hechos años anteriores, esta vez Uber desembarcó “en serio”. “Van probando”, comentó en off uno de los referentes que más combatió su arribo. Pero hasta ahora nada le ha dado resultado para conseguir el mismo resultado que en Mendoza: funcionar de manera legal a la par del resto del transporte, bajo una normativa específica.