Un grupo de padres, alumnos y ex alumnos del Instituto Politécnico Superior General San Martín se manifestaron ayer frente a la escuela para reclamar que arranquen las clases con la mayor presencialidad posible. Para ello, utilizaron el símbolo de esta institución, que son los taburetes.
La protesta fue organizada por el grupo “Padres comprometidos por la educación de nuestros hijos”. Una de las madres que integra la agrupación y portavoz del reclamo, Ayelén Pagani, explicó: “Estamos pidiendo que se contemple la mayor presencialidad posible, y que se cumplan todas las horas de clases porque el año pasado fue un desastre, y hubo cátedras enteras que no tuvieron actividades en todo el año”.
“No queremos que los chicos vuelvan a sufrir lo que pasaron el año pasado”, destacó y dio el ejemplo de una cátedra, de una materia transversal del secundario, que durante todo 2020 nunca dictó clases. “No sabemos qué pasó y no recibimos explicaciones por parte de la escuela, pero los chicos no tuvieron clases. Eso sí, quisieron tomarles examen a fin de año”. Esta situación disparó el malestar de los padres que levantaron sus quejas a la institución. Finalmente se decidió que los profesores de esa cátedra dictaran algunas clases y brindaran horas de consulta y luego se tomaran los exámenes.
La mujer contó que todavía no saben cómo se desarrollará el ciclo lectivo 2021. “Este miércoles les llegó un mail a los chicos del Centro de Estudiantes que les notificaban que ya estaban colgados en la página web los horarios de las materias y el dictado de las clases, por ahora virtuales. Cuando lo fuimos a ver nos dimos cuenta de que es exactamente lo mismo que nos dieron el año pasado, sin ningún cambio, y eso nos preocupa porque el año pasado hubo materia que no se dictaron”, expresó ofuscada la mujer que no quiere que ningún chico más pierda sus materias del secundario.
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En la marcha de ayer, los padres manifestaron la preocupación no solo porque sus hijos sigan perdiendo clases, sino también porque consideran que de este modo el Politécnico se está quedando sin calidad educativa.
El Politécnico es un colegio que depende de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), por lo tanto se rige por las mismas normas y protocolos que esa casa de estudios.
Ante esto, los padres que se manifestaron ayer, señalaron que en la UNR “se está intentando volver a la normalidad”, mientras que en el Politécnico “no se ve que haya voluntad de arrancar las clases y menos que sean presenciales”.
“Pedimos que se mantenga la exigencia y la calidad educativa que siempre tuvo el Politécnico; que se piense la manera de garantizar la presencialidad, con los protocolos pertinentes, y conocer cómo será el cronograma de las clases”, subrayaron los padres.
Por último, exigieron una comunicación efectiva entre la escuela y los padres y también con los alumnos.
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Así, frente al edificio de Ayacucho y Pellegrini, grupos de exalumnos, en su mayoría padres de los actuales alumnos, fueron a las puertas del Politécnico para exigir que las clases regresen, que los chicos no pierdan la posibilidad de aprender durante este año y que las autoridades se comprometan a cumplir con los protocolos sanitarios y garanticen la mayor presencialidad posible.
El símbolo del taburete
El Instituto Politécnico Superior General San Martín, más conocido como “El Poli” es una escuela secundaria técnica que pertenece a la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Cada año, en la víspera del aniversario de la fundación, el 25 de septiembre, se festeja el cumpleaños de la institución con un Taburetazo, un encuentro masivo de estudiantes y ex alumnos que llevan su taburete como símbolo de pertenencia a esa escuela.
La manifestación se denomina así por el banco de madera que, tradicionalmente, los alumnos de primer año confeccionan como parte de las actividades del taller de carpintería.
Ese asiento, con el correr de los años, se transformó en uno de los símbolos que los estudiantes incorporan en su paso por la institución.
Estos días también fue un símbolo, en este caso utilizado para reclamar no solo el comienzo de clases de modo presencial, sino también para solicitar que no se pierda la calidad de la enseñanza que recuerdan los ex alumnos y temen ahora por las próximas generaciones.