La extraordinaria bajante que afecta al río Paraná, y según un informe del Instituto Nacional del Agua (INA) continuará los próximos meses, produce impactos de todo tipo y uno de ellos se aprecia en el transporte fluvial de cereales, con sobrecostos estimados en 240 millones de dólares durante el período de cosecha gruesa. Se trata de una cifra impactante que ponderó en 2020 la Bolsa de Comercio de Rosario, a través de su Dirección de Informaciones y Estudios Económicos, y que “este año seguramente será similar, porque hay condiciones similares”, explicó Alfredo Sesé, de la comisión de Transporte de la Bolsa.
Si bien establecer un cálculo definitivo resulta apresurado en medio de la cosecha gruesa, lo cierto es que cuando la anterior terminó, desde el organismo se hicieron estimaciones técnicas que detectaron pérdidas cuantiosas. El dato es que aquella realidad es muy parecida a la actual, a raíz de un ciclo seco que se manifestó con crudeza a partir de marzo del año pasado y no hay perspectivas de que cambie o se recupere en el mediano plazo.
Los sobrecostos en millones de dólares se estiman en función de las alternativas que toman los buques para operar durante este período en particular en un río con poco caudal. En concreto obedecen a la carga reducida que pueden efectuar los barcos, a las demoras, a que terminan de llenar las bodegas con granos en Bahía Blanca (puerto marítimo de mayor calado) o con harina en puertos del sur de Brasil.
“Creo que esta vez las estimaciones serán similares porque hay condiciones similares”, analizó Sesé. “No hay más remedio que esperar a que llueva en Brasil y Paraguay, ya que las lluvias aquí no mueven el amperímetro. Las sequías normalmente duran varios años: en 2019 teníamos tres metros de altura del río y ya había comenzado el ciclo seco, ahora tenemos 70 centímetros”, agregó.
“Continúa la situación complicada y los pronósticos para los próximos meses siguen sin ser alentadores. El calado de despacho de los buques en los puertos de agrograneles de San Lorenzo al norte es de 31 pies y dos pulgadas. Igual en Rosario y Punta Alvear”, precisó el vocero de la Bolsa de Comercio.
En la localidad de General Lagos, en tanto, ronda los 31 pies y en Arroyo Seco llega a 32. “Los sobrecostos se generan porque los buques deben salir con menos carga de la que podrían si hubiera 34 pies”, completó. Para ello se necesita una altura de 2,47 metros frente a Rosario.
Para el sector agroexportador el dragado de emergencia que realiza la empresa Hidrovía SA constituye un paliativo. “Permite minimizar los daños que provoca la bajante, pero no soluciona el problema de fondo”, sostuvo el secretario técnico de la comisión de Transporte.
Vale aclarar que por cada pie (profundidad en la que se hunde un buque, equivalente a 30 centímetros) que un barco no carga se pierden entre 1.500 y dos mil toneladas. Esto va a depender no solo del tamaño de la nave (las más grandes pierden más) y de su bodega sino del tipo de mercadería, ya que influye si se trata de harina o de cereal.
El último pronóstico hidrológico del Paraná del Instituto Nacional del Agua, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, se conoció anteayer. Allí se plantea que se está desarrollando una “Operatoria de Regulación de los caudales del río Paraná” destinada a mejorar temporariamente las condiciones de la navegación fluvial. Para Sesé, de la Bolsa local, “la apertura de las compuertas de las represas no es una solución de fondo para la navegabilidad en nuestra zona”.