Llegar al Banquito San Andrés por estos días es encontrarse con un panorama desolador, muy distinto al que se podía contemplar hasta hace dos semanas. Producto de los incendios que se desarrollaron desde el 26 al 30 de diciembre, la vegetación tardará más de un año en recuperarse. Árboles quemados, ramas partidas y un suelo completamente negro es lo que se puede ver con solo adentrarse unos cien metros en la isla Sabino Corsi.
Personal del Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro) contó que nunca se vio algo igual y que la principal actividad en los últimos días de diciembre fue llevar y traer brigadistas hacia el banquito para apagar el incendio lo más rápido posible.
En el Banquito, el paso del fuego es notorio. Llegando, desde el agua, se puede ver cómo cientos de árboles, que formaban una pared natural, ya no están; más cerca de la isla, los troncos quemados y partidos son más vistosos.
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Foto: Celina Mutti Lovera/La Capital
Una vez en tierra, solo se ven los troncos quemados y los pastizales negros detrás del puesto que instaló el Enapro antes del inicio de la temporada. Si se sigue caminando hacia adentro de la isla, se observa cómo el fuego llegó a escasos tres o cuatro metros de la estructura.
Sobre la recuperación de la vegetación, Néstor Di Leo, miembro del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), explica a La Capital que el equipo hizo estudios sobre el mismo fenómeno en la Isla de los Mástiles tras los incendios y que todo queda supeditado a la altura del río para acelerar o ralentizar los procesos.
Arboles quemados, un suelo negro y animales muertos por el el incendio en el Banquito San Adndrés
Flora y fauna, quemadas
“En la Isla de los Mástiles estuvimos un año y medio después de los incendios y, todavía, la vegetación no está bien. El impacto supera largamente el año y con el río bajo, la normalidad todavía no ha vuelto al 100%”, detalla y agrega que “de seguir las cosas así (con respecto a la bajante), podemos decir con seguridad que al menos se tardará un año para recuperar la vegetación”. Recién a partir de esa recuperación se puede llegar a pensar en la fauna.
Ariel Arrastia tiene una casa en la zona noroeste del Banquito y cuenta a La Capital que no se quemó ninguna casa cercana a la de él, remarca que tuvo bastante suerte, pero se lamenta por las imágenes que le dejó el incendio: “Vimos cualquier cantidad de pájaros quemados, víboras quemadas y toda la vegetación destruida”.
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Foto: Celina Mutti Lovera/La Capital
Su casa se encuentra en un “mini barrio” conformado por seis o siete casas a lo largo de 200 metros. El día del incendio, asegura, “fue todo medio desesperante porque nos avisaron, a la 1 del mediodía (del domingo 26 de diciembre), que el fuego estaba a 500 o 600 metros al sur”.
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Una hora y cuarto después, Ariel pudo llegar a la zona donde está la casa que tiene hace tres años, construida por él mismo, para ayudar a apagar el incendio. Pero el fuego había avanzado esos 500 metros por el viento del sureste. Tener el pasto corto y llegar a tiempo fueron dos factores determinantes para que sólo se queme un tanque de agua. “Empezamos a apagar con una bomba de agua y mangueras. Si hubiera llegado un ratito más tarde, el incendio habría avanzado sobre mi casa, que tiene palos de madera, y se habría quemado entera”, asegura.
Crujidos constantes
Tierra adentro, no se ve más que suelo negro y el olor a quemado, por momentos, está en el aire. A metros de la arena, todas las pisadas crujen: en donde tendría que haber pasto y árboles, hay restos de hierba quemada o ramas secas y negras que se desprendieron de los árboles.
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Foto: Celina Mutti Lovera/La Capital
El suelo, por su parte, tiene otro proceso y, según explica Di Leo, “se comporta peor en sequía” por la gran pérdida de nutrientes: “Cuando hay incendios importantes ocurren varios fenómenos en el suelo que generan efectos perniciosos durante tiempos más largos. En promedio, se pierde entre un 15 y un 20% de materia orgánica y esto hace que el suelo pierda la capacidad de infiltrar agua”.
“Es una enormidad hacer tanto daño por tan poco beneficio”, concluye.