Una de las cosas que más lo sorprendió al colombiano Alexis Sabogal cuando llegó al país y a Rosario fue que el café se toma a toda hora. "La gente toma café de mañana, de tarde y de noche, después de comer, a la medianoche y e incluso de madrugada; no tiene hora", comentó a La Capital el experto barista que dirigirá el Primer Torneo de Barismo que se llevará adelante en Rosario entre el 20 y el 22 de octubre próximo durante la Feria Internacional de la Alimentación Rosario (Fiar). Sin embargo, esa costumbre no hace que siempre el café que se toma sea bueno, así que tomen nota que acá dejó algunas recomendaciones para servir un buen café hogareño y detectar uno que no lo es tanto en la cafetería.
Si el desafío es hacerlo uno mismo, una de las claves es tratar de mantener la proporción de café y de agua que se utiliza. "No hace falta tener balanza", aclara el barista, aunque sí señala como fundamental tener parámetros de medición: una copita medidora o una cuchara y utilizar siempre la misma.
Lo segundo y central, como en el mate, es no hervir el agua. "El café es una infusión, así que si el agua se hierve estará más amargo", explica y recomienda, si se puede, utilizar agua filtrada.
Otro de los secretos vitales de una buena taza es la frescura de la molienda. La idea, dice, es que el grano de café sea molido en el mismo momento de su preparación, pero hay formas de subsanar la falta de un molinillo. "Comprar pequeñas cantidades de un buen café recién molido es una alternativa y resuelve la falta de esas herramientas", agrega.
En la cafetería
Cuando la elección del café será fuera de casa, ya sea para llevar o para tomar en alguna cafetería, además del gusto propio por el tipo y variedad de café que se elegirá, hay elementos que tener en cuenta para saber si la taza que se va a consumir tiene estándares mínimos de calidad.
Lo primero es el olor: si el café huele a quemado es porque estará quemado y tendrá un sabor que no será agradable. Lo segundo es mirar la limpieza del lugar donde el café será servido. "Si la máquina está sucia, nunca esperes un buen café", alertó Sabogal.
El color es otro de los detalles a mirar. "Si está muy oscuro no va a tener más que sabor amargo y no se dejarán sentir otros elementos que podrían estar presentes", advirtió.
Eso sí, si se toma con o sin azúcar parece dividir las aguas entre los baristas y alentar polémicas.
"Podría decirse que es como modificar un plato con aderezos o un vino tinto con soda", dice, aunque aclara: "Yo cuando sirvo un café les pido que primero lo prueben sin agregados porque está preparado para ser degustado de esa manera, ahora si en la experiencia de quien lo toma quiere agregarle azúcar, miel o dulce de leche porque lo hace feliz, adelante, porque es lo que elige y porque a mí, en verano, de vez en cuando, un vino con soda y hielo me hace feliz".