Adrián D'Alessandro, titular de la Asociación Amigos del Parque Independencia, hizo hoy un llamamiento a las autoridades, tanto del municipio de Rosario como a las de los dos más importantes clubes de fútbol locales para combatir la acción de quienes tapan todo de rojo y negro y azul y amarillo. La entidad realizó en agosto pasado un mapeo de las pintadas con los colores de los clubes de fútbol de Rosario.
Las pintadas con los colores de los clubes de fútbol de Rosario se han vuelto imparables: según un relevamiento, ya hay más de 500 puntos "críticos" distribuidos por todos los distritos de la ciudad. La novedad es que ahora ya no sólo cubren columnas de alumbrado, bancos, cestos, semáforos, paredes, celdas de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) y cordones de vereda sino también árboles. A tal punto llega la irracionalidad que, cuando el personal municipal sale a limpiarlos, debe ir acompañado de la GUM porque suele recibir amenazas de hinchas indignados por la afrenta. Esta semana la concejala radical María Eugenia Schmuck insistirá en pedir una reunión entre el Palacio de los Leones y los presidentes de Newell's y Central, un proyecto que lleva tres meses de aprobado pero nunca se concretó.
La guerra de pintadas es hace rato una realidad en Rosario. A los cotos que segmentan la ciudad de acuerdo a la cercanía con cada cancha se suman otros territorios en disputa, donde el mobiliario urbano muestra capas y capas superpuestas en rojo y negro y azul y amarillo.
"La situación es muy preocupante", admitió ayer Adrián D'Alessandro, titular de la Asociación Amigos del Parque Independencia, entidad que en agosto pasado realizó un mapeo de las pintadas en la ciudad y hace diez días lo actualizó para presentar el relevamiento ante el Concejo y la Secretaría de Servicios Públicos del municipio.
Ese mapa mostró que ya hay "más de 500 puntos críticos vandalizados" y distribuidos entre los seis distritos. Incluso, que cada uno de esos puntos puede incluir "varias cuadras".
Sólo para poner como ejemplos, recordó D'Alessandro: Mendoza entre Paraná y Avellaneda, viaducto Avellaneda, la plazoleta de Avellaneda y Córdoba, Pellegrini entre Avellaneda y Felipe Moré, inmediaciones del shopping Alto Rosario, Ovidio Lagos y Presidente Perón, túnel Celedonio Escalada, Circunvalación y Mendoza, Oroño entre Uriburu y Seguí. La lista sigue y sigue.
Se va la segunda. Con esa información aggiornada, esta semana Schmuck reiterará su pedido para que el Ejecutivo convoque a una reunión a los directivos de los clubes. Un encuentro aprobado hace casi tres meses, que se citó y se suspendió, pero que a larga jamás fue concretado.
"Si no sale por comisión lo voy a plantear el miércoles en Labor Parlamentaria para que al menos se trate sobre tablas", adelantó la edila radical.
La idea es que los presidentes de las dos entidades más representativas de la ciudad asuman responsabilidad y compromiso para frenar las pintadas. De hecho, hay testimonios que dan cuenta de que a la madrugada suele salir gente de adentro de los propios clubes muñidos de litros y litros de pintura.
Y ese es el color que luego va a parar sobre los muros y el mobiliario urbano, y que ahora también impermeabiliza árboles con pintura sintética, causándoles graves daños.
Mientras el subsecretario de Seguridad Comunitaria municipal, Luis Baita, reconoció que el problema "ha recrudecido", en la GUM explicaron cómo se trabaja de rutina para combatirlo.
El director del organismo, Gustavo Franco, dijo que se organizan dos tipos de operativos. Uno, reparador, consiste en acompañar las tareas de limpieza que ejecutan otras áreas municipales sobre sectores previamente vandalizados.
"Por ejemplo, a lo largo de Pellegrini, donde aunque parezca mentira tuvimos que custodiar al personal porque mientras trabaja suelen recibir intimidaciones y amenazas de hinchas que se resisten a que se limpien la pintadas", explicó.
La otra línea de acción consiste en "patrullajes preventivos, mañana y tarde, que buscan desalentar el vandalismo". Sin embargo, a juzgar por lo que se ve en las calles de la ciudad, los pintores tienen tiempo de sobra.