En las últimas semanas, cuando la ocupación de camas críticas en hospitales y sanatorios superaba el 95 por ciento, las unidades de terapia intensiva de Rosario recibieron pacientes con dificultades respiratorias provenientes de Ceres, San Guillermo, Gálvez, Rafaela e incluso desde la capital provincial. Muchos de ellos alojados tanto en el sector público como privado. Y de hecho, cuando las camas escasearon en Rosario, también hubo personas que se derivaron desde la ciudad a efectores de Casilda, Firmat, Venado Tuerto y Cañada de Gómez. Desde el Ministerio de Salud provincial explican así cómo está funcionando el sistema sanitario ante la máxima tensión que impone la segunda ola de coronavirus. Una lógica que poco tiene que ver con las divisiones departamentales que estableció Nación a la hora de incluir a los departamentos de Rosario y San Lorenzo como “zonas de alarma epidemiológica" y que claramente tiene a Rosario “como el gran receptor" de pacientes de alta complejidad, una definición que el responsable del Tercer Nivel de de la provincia, Rodrigo Mediavilla, ya había señalado durante la primera ola de contagios.
Ese planteo es el que esbozó en la noche del domingo el gobernador, Omar Perotti, cuando anunció la adhesión por una semana a las restricciones previstas por el decreto nacional de acuerdo a las categorías de riesgo, y que con más claridad este lunes el intendente, Pablo Javkin, reclamó “corregir” en un pedido administrativo y formal al gobierno central.
Sin negar en ningún momento el “claro nivel de tensión sanitaria" que atraviesa Rosario y la región, el intendente marcó de modo taxativo que “un factor de organización administrativa, como lo son los departamentos establecidos en el siglo XIX", no son los que determinan los corredores sanitarios.
Javkin destacó “el orgullo” de que la ciudad sea un núcleo receptor de pacientes de otras localidades, pero dejó en claro que “no es lógico que se establezca desde el Amba (Area Metropolitana de Buenos Aires) un criterio que no responde a los corredores sanitarios existentes".
Para el intendente, con ese razonamiento los departamentos de Rosario y San Lorenzo “se encuentran en una categoría de «alarma epidemiológica» por atender pacientes de otros departamentos", y si bien no hizo más que "reafirmar" ese carácter receptor de la ciudad, sí consideró que la medida “parece tomada en un ámbito alejado de la realidad", y reclamó que "sea corregida".
Por provincia o región
La regionalidad de la red de salud rosarina, lo que incluye efectores privados y públicos, es histórica. Incluso ese fue durante décadas un motivo de disputas presupuestarias entre las gestiones locales y provinciales a partir del fortalecimiento de la red municipal de salud; una demanda que quedó saldada en gran parte a partir de 2009 cuando desde Santa Fe comenzaron a “bajar” fondos para las intervenciones de alta complejidad, a la que muchos santafesinos pueden acceder trasladándose desde sus localidades de origen a Rosario. Y eso continúa siendo así.
Incluso admitiendo que “es un momento en el que se deben tomar medidas", el intendente consideró que es necesario que Santa Fe “sea considerada por regiones sanitarias o bien como distrito único", y señaló las comunicaciones que ya durante la mañana del lunes mantuvo con sus pares de otras provincias que harían planteos similares.
De hecho, en el contexto de tensión sanitaria que atraviesa el sistema, Javkin hizo hincapié en el plan de contingencia que se está llevando adelante en centros de salud y efectores de la ciudad. “No son solo los aparatos, sino además los recursos humanos necesarios para llevar al límite máximo nuestra capacidad. La ciudad no esquiva hacer un aporte a un plan que permita sumar camas y esa fue siempre la prioridad", aseguró.
Las derivaciones
El pedido de revisión que la ciudad elevará a la provincia para que a su vez eleve a la Nación a través del jefe de Gabinete de ministros, Santiago Cafiero, se fundamenta en gran parte por el funcionamiento del sistema y en los hechos por las derivaciones que se dieron en la primera ola de contagios y que se vienen repitiendo en estas semanas.
Ya para septiembre de 2020, el responsable de Tercer Nivel de Salud de la provincia explicaba que el sistema tiene circuitos específicos de derivaciones en determinados efectores. Así, las patologías cardiovasculares y las patologías biliares —como cálculos vesiculares— del sur provincial se atienen en el Centenario, los pacientes neuroquirúrgicos se asisten allí también y en los hospitales Provincial y Eva Perón, los cuadros infantiles son atendidos en el de Niños Zona Norte y el Vilela, y los politraumas van al Clemente Alvarez.
A esas patologías que aún persisten en el marco de la pandemia y que deben seguir atendiéndose en la emergencia, el coronavirus sumó complejidad al escenario y, por eso, cuando se intenta medir el impacto de los contagios en el sistema de salud de la ciudad, la mirada no puede quedarse en esos límites, sino que debe también regionalizarse.
“La pandemia acelera e incrementa estas derivaciones a Rosario”, afirmó el funcionario provincial, que explicó que si bien muchos de los pacientes con coronavirus que requieren asistencia por deficiencias respiratorias pueden ser atendidos en los efectores de segundo nivel en localidades como Firmat, Venado Tuerto, Cañada de Gómez, Amstrong y Casilda, cuando a ese cuadro respiratorio se suman otros niveles de criticidad, se requiere el traslado a Rosario.