Con Valentina somos amigas hace varios años. Nos conocimos el día que empezamos primer grado en el Colegio Cristo Rey de esta ciudad. Me acuerdo que ese día, cuando entrábamos a la escuela con mis padres y mis hermanas, vimos que Valentina bajaba con su mamá de un taxi con gran dificultad. Su mamá llevaba un bastón blanco. Mi mamá se acercó y le ofreció entrar a la nena al colegio.
Ese día conocí a Teresita, una “gran persona”, cuya historia creo que debe ser conocida y valorada por todos.
Con Valen nos fuimos haciendo cada vez más amigas. Me contó que era hija única. Yo le conté que tengo tres hermanas más chicas. Nunca me contó que su mamá era ciega ni yo se lo pregunté.
Un día Valen llegó a la escuela con unos zapatos que no eran los del uniforme. La verdad que le quedaban mal porque tenían un poquito de taco. Me contó que su mamá no los pudo encontrar esa mañana y se tuvo que poner otros. Ahí me di cuenta lo que significa “no poder ver” o que mi mamá, que me ayuda en todo, tenga esa dificultad.
Cuando me invitó a jugar a su casa me asombró ver cómo Teresita hacía todo con total normalidad: subía y bajaba las escaleras, nos preparaba la leche, sacaba galletitas de las alacenas…
Más me asombró y admiró saber que además de tener su familia, Teresita trabaja en una biblioteca transcribiendo libros para quiénes tienen problemas de ceguera y además estudia abogacía (le falta solo una materia para recibirse!!!)
Me enteré que Tere no nació ciega. Perdió la vista durante el embarazo de Valentina por una enfermedad, cuando tenía veinticinco años, aproximadamente. Me impactó mucho la manera en que Tere se desempeña en la vida. No se dejó vencer por su discapacidad y va siempre para adelante. Es una persona alegre y activa; es linda y se viste remoderna. Participa en la escuela, va a las reuniones de padres y siempre se interesa por Valen. Hace unas fiestas de cumple re divertidas y a mí también me invita a otras reuniones familiares.
Hace poco más de un año Tere “no tuvo miedo” y a pesar de los problemas que tuvo en su anterior embarazo, decidió tener otro hijo. Ella le contó a mi mamá que lo hacía por Valen, para que tuviera un hermano que la acompañara en la vida.
Cuando nació su hermanita, Valen estuvo un poco celosa, pero ahora ya se le pasó y disfruta mucho.
No hay duda de que Tere ¡sabe vivir! Me llena de admiración y alegría que haga una vida normal y tan intensa a pesar de su gran dificultad.
Es para mí una gran mamá y una gran persona. Su vida es un ejemplo que nos sirve a todos y nos demuestra que las limitaciones físicas no son obstáculos para cumplir con nuestros sueños. Por eso yo creo que su “historia merece ser noticia”.