"¿Por qué una adolescente de 17 años llega a parir sola y en su casa? ¿Estaba sola o tenía alguien más a su alrededor? ¿Alguien la ayudó a parir?, un hecho que no es fácil, es fuerte y doloroso ¿Se hizo controles de esa gestación? ¿Está registrada en los servicios públicos de salud?". Susana Chiarotti, abogada, militante feminista e integrante del Comité de América latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem) tiene decenas de preguntas frente a la situación de la adolescente de 17 años que este martes parió a una beba en el baño de su domicilio y luego la apuñaló, lo que le provocó la muerte horas después.
La activista, que lleva décadas de trabajo sobre los derechos de niñas y adolescentes, dejó en claro que "la ley no puede ser pura y dura ante un hecho como este, sino que debe analizar el contexto de la joven", y admitió que este caso, como otros sucedidos en la ciudad y la región, reactualiza la discusión sobre la derogación en 1995 de la figura penal del infanticidio.
"Las feministas cometimos un error al avanzar en su derogación pensando que era una figura penal medieval", admitió la abogada y consideró que en la actualidad muchas de estas adolescentes, también vulneradas en sus derechos, están más indefensas ante la ley.
El hecho se produjo el martes en uno de los barrios más empobrecidos del oeste rosarino. Allí, una adolescente de 17 años parió en el baño de su casa una beba y luego le asestó nueve puntazos. Tras el ataque, ambas fueron trasladadas a la Maternidad Martin, donde la recién nacida falleció en el servicio de neonatología durante la mañana del miércoles y la adolescente quedó internada, a cargo de la Justicia de Menores, que dispuso la intervención de una junta médica antes de tomar cualquier definición sobre su situación.
El juez de Menores Nº2 de los Tribunales de Rosario, Estanislao Surraco, definió que ante "la gravedad y sensibilidad del hecho" se decidió avanzar en medidas en las que trabajan varias agencias del Estado, incluidos equipos médicos y de salud mental de la Secretaría de Salud de la Municipalidad, "a la espera de la evaluación de una junta médica psiquiátrica que se requirió al efecto".
Tanto el juez como las áreas de salud que intervienen advirtieron "el contexto de vulnerabilidad" en el que se produjo el caso, del mismo modo que desde Salud confirmaron que la gestación del embarazo de la adolescente no había sido controlado por ninguno de los centros de salud de la red de atención primaria ni la familia estaba adscripta al centro de referencia de su barrio.
Los nombres que resuenan
El caso de Romina Tejerina en Jujuy, condenada en junio de 2005 a 14 años de prisión por el asesinato de su hija recién nacida de un embarazo que era producto de una violación, resuenan tras el hecho que se produjo este martes. Pero también en Rosario el caso de Yamina S., una joven que en 2016 fue condenada en primera instancia a nueve años de prisión tras tener en el baño de su domicilio un parto "en avalancha" y que, más tarde, el bebé fuera hallado sin vida, y que luego fue absuelta un año más tarde por la presión del movimiento de mujeres.
"Lo sucedido retrotrae a todos esos casos de la Argentina y la región, los embarazos infantiles y adolescentes donde se da una ausencia del Estado y una falta de seguimiento de esos procesos, porque lo que se abre frente a una adolescente que va a parir sola en su casa son un montón de preguntas", dice Chiarotti y enumera: "¿Por qué una adolescente de 17 años llega a parir sola y en su casa? ¿Estaba sola o tenía alguien más a su alrededor? ¿Alguien la ayudó a parir, un hecho que no es fácil, es fuerte y doloroso? ¿Se hizo controles de esa gestación? ¿Está registrada en los servicios públicos de salud?"
Sin embargo, la militante por los derechos humanos y vocal de Cladem no deja tampoco de ser autocrítica frente al movimiento feminista y lo actuado, poniendo en foco la derogación del Código Penal de la figura de infanticidio, un paso que se dio con la reforma de 1995.
"Fue un error grande haber aceptado la eliminación porque nos parecía una figura medieval", afirmó sin matices e incluso refirió a "las advertencias" que en medio del debate de aquellos años había hecho sobre el tema el jurista y ex ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni.
"La figura del infanticidio establecía una pena 1 a 4 años de prisión para quien matara al hijo dentro de los 40 días del puerperio, que es el período donde la mujer está vulnerable y susceptible; sin embargo, ahora, con la derogación, las mujeres son juzgadas con la figura de homicidio agravado por el vínculo, lo que las deja frente a un escenario más grave y preocupa ante estos casos, porque la ley no puede ser pura y dura, sino que debe analizar los contextos", señaló.
Contextos de vulnerabilidad
A la hora de referirse justamente a los contextos que la Justicia no puede apartar al analizar la situación de estas jóvenes, en la mayoría de los casos también violentadas en sus derechos como niñas y adolescentes, volvió a los interrogantes. "¿Recibió esa joven educación sexual y tenía a su alcance los métodos de protección para no resultar embarazada y resguardar su fecundidad? Como los hijos se conciben de a dos, ¿dónde está la otra parte?, ¿quién es?, ¿sabía del embarazo?, ¿es una pareja permanente o algo ocasional, o es posible que haya sido fruto de una situación de violencia o de un abuso?"
Sobre el hecho concreto del ataque a la recién nacida, Chiarotti indicó que "hay elementos frecuentes en estos casos y es que la persona que pare sola y en su casa esté en un estado desesperado y de irreflexión, de no saber qué hacer, en un estado de sensibilidad donde su estado mental puede estar alterado; hay sufrimiento mental porque acabas de parir y no tenés protección", y agregó: "Hay que pensar en qué significa la parir en soledad e incluso el miedo a morir. Larga sangre, hay dolor y lo que sucede en estos casos, si la criatura fue atacada, es que nunca quisiste estar embarazada ni esa maternidad".
Para la especialista, la escena y el rechazo "son elementos típicos de la maternidad forzada", donde hay "elementos que en el proceso deben ser considerados como atenuantes, porque no pueden analizarse como un delito común, sino como esas tragedias que suceden cuando la persona tiene todos sus sentidos alterados".
Si bien reconoció en la ciudad el descenso en los últimos años, tanto del embarazo en niñas como en adolescentes, lo que remarcó como "una nota positiva", no dejó de señalar "el desamparo, la soledad y el abandono" que conlleva la pobreza extrema, donde la población de niños, niñas y adolescentes son mayoría, por encima del 50 por ciento.
"Cuando no hay para comer ni sabes dónde vas a vivir, no cuidás tu cuerpo. Entonces lo que pasa no es que las chicas pobres no sepan ciertas cosas, sino que hay otras urgencias. No estás atenta a lo que pasa con tu cuerpo, que no menstruaste en todos estos meses o menstruaste poco. Y eso sucedió y no lo consultaste ni lo hablaste con nadie. Eso pasa", advirtió.