Ni autocine. Ni un lugar de encuentro para disfrutar este verano de los partidos del campeonato Mundial de futbol. La pantalla gigante del Museo del Deporte Santafesino, de la zona sur, no podrá encenderse por algún tiempo. La instalación va a cumplir tres años rota y, si bien está en garantía, la empresa proveedora de los equipos se niega a arreglarla. Todo el incidente terminó en una denuncia penal y una interminable seguidilla de intimaciones para que se repare el aparato que costó u$s 1,2 millón, y apenas se usó ocho veces. Estiman que volverla a poner en funcionamiento demandaría otros 200 mil dólares.
Así lo confirmaron desde el Ministerio de Cultura de la provincia que, aseguran, vienen desde febrero de 2020 intentando incluir las proyecciones en el exterior del Museo del Deporte como parte de sus propuestas de esparcimiento sin mucho éxito.
“La primera vez que pusimos un pie en el museo nos indicaron que la pantalla estaba rota”, recordó un funcionario del área.
La pantalla gigante instalada en la zona de Ayacucho al 4800 volvió a ser noticia esta semana, cuando desde el Concejo Municipal se presentó un proyecto que propone utilizar las instalaciones para emplazar un autocine.
El sistema de proyección LED se inauguró el sábado 9 de junio de 2018, a pocos días del comienzo del Mundial de Rusia. Por entonces, desde la oposición ya se había cuestionado el monto de la inversión, u$s 1,2 millón, y con el paso del tiempo se sumaron más voces críticas.
Desde el Ministerio de Cultura de la provincia confirmaron este viernes que la pantalla presenta un desperfecto en algunos módulos (que exhiben un error de lectura que se traduce en lineas negras) y que si bien el aparato está en garantía, la firma proveedora de la instalación Dinalight SRL, que después pasó a llamarse Comex, se niega a repararla.
Si bien por estos días cualquier presupuesto puede entrar en tela de juicio, se calcula que la reparación costaría otros 200 mil dólares.
Una compra bajo investigación
Leonardo Osenda es abogado del Ministerio de Cultura de la provincia y desde que asumió está detrás de las gestiones realizadas hace cinco años para comprar la pantalla gigante del Museo del Deporte.
“En febrero, desde el ministerio me dicen que existía un problema con la pantalla del museo. Cuando voy a buscar el expediente encuentro que en la compra no intervino Cultura, sino otras áreas del gobierno. Por eso decidimos hablar con la Sindicatura de la provincia y realizar una auditoría para ver cómo fue que se adjudicó la obra”, recordó.
La investigación arrojó algunos indicios que el organismo considero ameritaban una denuncia penal para que la Justicia determine si existieron irregularidades en las gestiones que terminaron en la adquisición de la pantalla instalada en la zona sur.
Mientras tanto, siguieron las intimaciones a la empresa proveedora del equipo para que cumpla con la garantía acordada.
Los hallazgos de la auditoría
La compra de la pantalla gigante se inició hace cinco años. La licitación pública para la contratación de la “Provisión, instalación y puesta en funcionamiento de un sistema pantalla de exterior para el museo del deporte de la ciudad de Rosario” lleva el número 827/17.
Allí se establecen los requerimientos técnicos de los equipos: una pantalla electrónica LED de video para exterior de 24 por 14 metros que debería estar compuesta por la cantidad necesaria de gabinetes con características bien precisas (píxel rgb led cree, resolución 60 x 60 píxeles, distancia de visualización 8 a 300 metros, interfaz de video analógica y digital y conectividad de red, entre otras chucherías), la provisión del hardware y software necesario para el control de la pantalla y una garantía mínima de 36 meses y servicio de posventa.
Seis empresas presentaron sus ofertas para proveer los equipos y el servicio técnico: Led SA (con un presupuesto de u$s 1.233.096), Viditec SA (u$s 1.572.817), Dinalight SRL (u$s 1.304.330), Proyecciones Digitales SA (u$s 1.460.000), Post Ingeniería SA (u$s S 1.372.258) y Multiled SA ($ 31.000.000).
Como los montos excedían el presupuesto oficial se pidió que se mejoraran las ofertas. Entonces, Dinalight cotizó el servicio en u$s 1.231.430 y Post Ingeniería redujo a u$s 1.331.090. La primera se quedó con la licitación cotizada en pesos en $ 23.705.027. Las otras ofertas fueron desestimadas.
Un mes después se modificó la moneda de adjudicación, volviendo al presupuesto en dólares. Dinalight propuso un cambio de tecnología, incrementando en un año la garantía del equipo, de 3 a 4, y reduciendo el precio de la operación a u$s 1.010.138.
Lo que cuestionó la Sigen, explicó Osenda, es el cambio unilateral de los componentes de la pantalla y la forma en que este cambio se aprobó ya que no se dio intervención a las áreas técnicas de la provincia. “Hay dos objeciones: el cambio de las características técnicas de la pantalla y la forma en la que fue aprobado”, sostuvo el abogado.
Con esas observaciones, los expedientes recalaron en el Ministerio Público de la Acusación. En octubre del año pasado se inició una investigación para determinar si existieron errores u omisiones en la adjudicación de los contratos que pudieran configurar un delito.