"Pasó el miedo, pero no estamos tranquilos. La desaparición de Antonio en estos días nos hizo caer en la cuenta, y a más de un padre y madre también, que los chicos hacen apuestas online por mucho dinero, mucho. Hacen vaquitas, ni sé cómo lo logran. Y cuentan lo que ganan y no lo que pierden", le dijo acongojada a La Capital Paola Fernández, la mamá de Antonio "Tony" Fernández, el jovencito de 17 años y estudiante del Superior de Comercio que por casi una semana no regresó a su hogar en Pueblo Esther y fue buscado intensamente por familiares, amigos, compañeros y padres de la comunidad escolar y la Fiscalía Regional de Rosario.
"Lo peor es que mi hijo llegó a jugar en la sala VIP del Casino cuando aún no había cumplido los 17, ¿nadie se dio cuenta que es un menor y no podía hacer eso?", dijo indignada la mujer.
La mamá de Antonio tiene 46 años, un hijo de 22 años y dos menores de 7 y 8 años. Trabaja junto a su marido, Diego, en un negocio de carnes y en una Quiniela de Pueblo Esther, a 26 kilómetros de Rosario.
Contó que apenas regresó Antonio el jueves pasado, uno de sus hermanos menores salió de la cama a abrazarlo. Y desde ese momento a hoy, ella y su marido tratan de hablar con él, escucharlo, preguntarle por qué lo hizo, qué le pasa y explicarle que se puso en riesgo.
"Nosotros lo veíamos jugar con videitos, pero el nos decía que jugaba a otra cosa. Creo que muchos padres se están desayunando con lo mismo. Y me duele si algunos amigos se abren o lo dejan solo. Es momento de ayudarlo", dijo la mamá quien contó que le preguntó "¿para qué te levantás todos los días a las 5 para ir a uno de los mejores colegios de Rosario y luego tirás todo por la borda?".
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La mujer confesó que ya buscó ayuda profesional para Antonio y que contó con el apoyo del colegio que "se portó muy bien con nosotros"
La vuelta al cole
"Ayer viernes vino a la escuela, entró a clase a las 7.45. Hablamos con los padres y con Antonio. Queremos ayudarlo a él con su vida académica, que este año no fue de lo mejor". De este modo el director del Superior de Comercio, Pablo Alesandroni se refirió a la vuelta de Antonio.
Su desaparición y regreso dejó preguntas abiertas no solo hacia los docentes que rodean a Antonio, sino también a muchos chicos y chicas de su edad y entorno económico social.
"Antonio dio un paso al costado a su cargo como presidente del Centro de Estudiantes para descomprimir su presencia pública. Además hablamos con él, compañeros, con sus padres, docentes y profesionales para que retorne de la manera más contenida posible", insistió escuetamente el directivo y valoró que "regresó sano y salvo" y aconsejó preservar su intimidad y no hacer diagnósticos psicológicos ni clínicos cuando no se lo conoce, más "siendo menor".
El episodio también abrió la posibilidad de escuchar a sus pares. Alessandroni aseguró que se trabajó con todos los cursos sobre el no regreso y desaparición de Antonio, caso que se ubicó como síntoma de otros tantos casos y variados problemas.
"La lista en la que Antonio fue elegido presidente de centro fue un fenómeno este año, porque no llevaba la agenda tradicional más marcada en defensa de cuestiones de género o derechos políticos. Y luego el presidente dio prácticamente un paso al costado", describió el docente. Lo que parece igualarse en la escena política general cuando se busca algo "alternativo" o "nuevo".
El director señala que el tema se está analizando con los propios alumnos y docentes. Y hasta se anima a tirar una hipótesis: "La pandemia pudo ayudar a que el uso de pantallas conectara con otras pantallas ligadas a los juegos en línea por dinero, a los que los menores tienen prohibido acceder".
Millonarios prematuros
Hay una frase del ex técnico de Newell's, Marcelo Bielsa, que se hizo famosa y viral cuando dirigía al Athletic de Bilbao. Ante una derrota del equipo, Bielsa reunió a sus futbolistas rojiblancos en los vestuarios de Lezama. Cabreado tras perder dos finales consecutivamente, se declaró responsable de las derrotas en la Copa y en la Europa League, pero también recriminó a los pesos pesados de su equipo. Les dijo: "La oportunidad la dejamos pasar. Y aparte también tengan conciencia de que son muy jóvenes, son millonarios prematuros".
¿Qué tiene que ver esta anécdota si aquí se trata de jóvenes futbolistas profesionales y la nota hace referencia a menores escolares, muy familiarizados en jugar con pantallas?
Es que los últimos también lo hacen por dinero y a veces por mucho dinero. O sea, en un caso y otro, hay detrás de ellos representantes, empresarios, marcas y mercados que necesitan que los jóvenes jueguen, en una cancha o en un casino, para que ganen muchos.
"Nos enteramos que chicos de los primeros años juegan on line por dinero y están felices de poder ganar, en poco tiempo, por ejemplo, 2 mil pesos. Eso sí, no cuentan cuánto pierden y menos qué hacen con ese dinero, y son menores", dijo el director, quien se animó a arrojar una segunda hipótesis tras las charlas con profesores y alumnos. "Esto comenzó con las billeteras virtuales, los adultos les transfieren dinero allí, donde hay publicidad de todo tipo y acceden a casinos virtuales".
Consumo materializado en apuestas a través de aplicaciones a las que los jovencitos, más que las jovencitas, acceden mintiendo su edad, una sala de juego que llevan en la mochila, a su cuarto o a los recreos. Uno de los tantos escenarios que quedan por trabajar en los colegios, en los hogares y con la ayuda de la regulación del Estado, por bien de los adolescentes y jóvenes.