Por protocolo y convicción, la Asociación participaba a toda la comunidad del diario del acontecimiento. De allí que las convocatorias reunían a los integrantes de la Dirección y al personal de la Redacción, Administración, Talleres e Intendencia acompañados de sus respectivas familias.
En todas se servían comidas y bebidas, había palabras de ocasión, se sorteaban los premios y la noche terminaba con música en vivo y grabada en un gran baile.
La reunión era una noche esperada por los integrantes de La Capital y Adriana Santamaría, quien trabajó en la Ventanilla de cobros, recuerda que era una velada de estreno y de gran despliegue de ropas y accesorios, sobre todo para las chicas del diario. Santamaría hace una salvedad: La Capital era una empresa de familias, esto es, no solamente gestionada por una familia, los Lagos, sino que en su plantel revestían los hijos, hijas, sobrinos u otros familiares de los empleados. De allí la arraigada cultura del trabajo y el compromiso del Diario La Capital. Era prácticamente una gran familia.
El Centenario
De entre las más recordadas, destaca claramente la de 1967, una celebración especial dada la cercanía del centenario del Diario La Capital. En todas las fiestas se accionaba un protocolo de cortesía y se cursaban invitaciones a los directivos del Decano de la Prensa Argentina.
“Un acontecimiento social de lúcidas proyecciones constituyó la cena anual”, calificó el diario en su edición del 21 de junio. Debido a la magnitud de la efeméride, ocuparon un lugar prominente entre las mesas el director Carlos Ovidio Lagos y su señora Sara Susana Shedden, Ovidio Constantino Lagos, Néstor Joaquín Lagos y su esposa Josefina Baschini, María Angélica Lagos, Eduardo Bustos Lagos y su señora Luisa Josefina Lagos.
El director Carlos Leopoldo Lagos y el secretario general de la Dirección Jorge Washington Lagos enviaron sus adhesiones que fueron leídas por el presidente, en ese momento, de la Asociación, Aldo Fernández, a los presentes; entre ellos, el administrador general Enrique Carné, el jefe de Redacción Felipe Ordóñez y el regente general de Talleres Vicente Lucca.
“Toda fiesta es siempre una manifestación de alegría, y cuando ésta se encuentra alentada por vínculos de una estrecha amistad y compañerismo se convierte en verdadera felicidad”, dijo el director Carlos Ovidio Lagos.
La reunión fue el 19 de junio de 1967 con la conducción del periodista Eduardo Gurovici en los salones de la Sociedad Rural, donde “autoridades y personal de la empresa confraternizaron en torno a una mesa cordial”. Dicha crónica deja un detalle que debe ser leído en su contexto: “Contribuyó al éxito de la reunión la presencia siempre grata de la mujer, que dio colorido y realce a la misma”. El diario tenía mayoría de hombres en su plantel, de allí que se tratase de un acontecimiento la ocasión de compartir con sus parejas las actividades sociales de La Capital.
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La Asociación participó siempre de los honores ofrecidos a la figura de Ovidio Lagos los 15 de noviembre en el parque Independencia.
Para 1969 la fiesta se mudó al salón de San Cristóbal Seguros Generales de Dorrego 651. Desde la 21.30, comparecieron el director del diario Carlos Ovidio Lagos, el encargado de Relaciones Públicas del diario, Eduardo Bustos Lagos, y otras autoridades. La palabra estuvo a cargo del presidente de la Asociación, Aldo Fernández, quien agradeció “al comercio, instituciones y a todos los que han colaborado con la organización de la fiesta”. Mientras se sirvió la cena, se procedió al sorteo de valiosos obsequios y después “se organizó la reunión danzante” con la animación de dos orquestas, la típica de Luis Chera y la característica de Walter Gómez. La reunión terminó a las 3.
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En 1969 el director Carlos Ovidio Lagos le entrega la medalla recordatoria al periodista y secretario de Redacción Salvador Coscarelli.
Archivo Diario La Capital
Hasta equipo de fúltbol
Y se trataba de compañerismo y deportes, la Asociación de Empleados del Diario La Capital tenía hasta su propio equipo de fútbol. Competía en los llamados torneos comerciales junto a cuadros de otras firmas que también auspiciaba el campeonato. El equipo de La Capital se coronó campeón en 1965 del pentagonal por la Copa Casa Angelini. Además de la tradicional casa de ropa para caballeros de San Martín al 900 jugaban los trabajadores de la tienda La Favorita, La Tropical y Suárez Plásticos.
Del equipo formaban parte Osvaldo P. Lomazzi , Oscar N. Bellini, Nicolás N. Giri, Carlos A. Pérez, Juan C. Vega, José Delogu, Juan M. Serrato, José Orgaz, Atilio R. Giorgio, Osvaldo F. Sfregola, Nicolás G. Yuvone, Anastasio Leschuk, Jacinto Setticasi y Néstor J. C. Ottone. Su delegado era Tomás S. Larese.
Con motivo del campeonato, se sirvió una cena de camaradería en la Sociedad Familia Piamotesa que incluyó a los agasajados, familiares, compañeros e integrantes de otros equipos.
Bodas de plata
Otra ocasión especial fue la de 1987, ya que la institución cumplía sus bodas de plata. La reunión fue en la Sociedad Rural y los más de 300 premios llamaron la atención de los concurrentes. Primero la expectativa se posó sobre un televisor color donado por la Dirección del diario, pero fue poca en comparación con el premio final, que estuvo a la altura de una celebración de las bodas de plata: un automóvil Fiat Spazio. El ganador, Carlos Stefani de la sección Expedición, tenía en su poder el número 084.
La fiesta terminó al ritmo del Dúo Frenesí y de la Orquesta Jazz Casino. La conducción estuvo a cargo de Raúl Pedemonte. Para esa época, el presidente de la Asociación era Claudio Villa, el vicepresidente Roque Decicco y el secretario Alejandro Palacios.
El septiembre de 1991 se realizaron elecciones en la Asociación y fue vencedora la Lista Celeste y Blanca que propuso a Lidia Saita de Ferrari como presidenta, Carlos A. Allende como vice, Antonio Mussa como secretario y Nicolás Yuvone como tesorero.
En 1992 la Asociación cumplió 30 años y lo festejó a lo grande en mayo en el salón Primavera de la Sociedad Rural. Estuvieron presentes el intendente de Rosario, Héctor Cavallero, otros funcionarios y el jefe de la Unidad Regional II de Policía, Juan Pablo Benítez.
Se homenajeó a la primera comisión directiva de la Asociación y se le entregaron placas recordatorias a Alberto Delfino Cano, Pedro D’Angelo, Ramón Taborda, Raúl Chudi, Rodolfo Orgaz, Guillermo López, Oscar Calderón y Osvaldo Brizzio. Antes y en el marco de la conmemoración, se ofició una misa en la basílica Nuestra Señora del Rosario en memoria de los socios fallecidos.
La conducción del evento estuvo a cargo de Carlos Mut y Carlos Buratti. Tras el brindis y la torta aniversario, hubo baile con orquestas y cotillón y fue premiada la mejor pareja de baile.
Punto final
En 1994 “la cena de camaradería” fue el 29 de abril en el salón Naranja de la Sociedad Rural. Con la participación del secretario general de la Dirección, Eduardo Luis Lagos, “la gran fiesta”, como se la llamó ese año, convocó a unos 1.100 invitados y fue nuevamente conducida por Carlos Mut y Carlos Buratti. El presidente de la Asociación, Carlos Allende, se dirigió a los presentes.
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En 1994 (de der.a izq.) de bigotes, el delegado del equipo de fútbol Tomás S. Larese; el jefe de Imprenta, Antonio Santamaría, quien recibe el reloj de oro por sus Bodas de Plata de manos de Nicolás Yuvone, de Archivo; y Carlos Allende y Juan Caterbó, presidente e integrante de la comisión. Detrás, el periodista Carlos Mut conduciendo el evento.
Gentileza: Archivo Familia Santamaría
El premio principal del sorteo fue una scooter Siambretta que fue ganada por el periodista Víctor Cagnín. Más tarde, el show bailable con la actuación de Cecilia Petrocelli y su agrupación, y el conjunto Los Fénix. Ese año se montó un patio infantil con personal especializado.
“Alegría, camaradería y diversión”, condensó el diario en su crónica de 1994 para caracterizar el evento y quizás a todos los demás. Hubo dos fiestas más y en 1997 la nueva dirección del diario, ya en manos del mendocino Grupo Uno, decidió su cancelación. Hubo sí algunos actos de entrega de medallas. Sin su razón de ser, la Asociación de Empleados del Diario La Capital se disolvió, quizás al calor de los nuevos tiempos, más duros, menos amistosos y con conglomerados empresariales poco afectos a las manifestaciones de unión y solidaridad entre los trabajadores.