Las previsiones para que las actividades escolares se pusieran en marcha el 26 de febrero y continuaran sin sobresaltos fueron insuficientes. Los paros de los docentes, la violencia por el narcoterrorismo y los feriados hicieron que desde ese día hasta hoy hubieran solo 12 días de clase.
Las conversaciones del gobierno santafesino con el gremio de los maestros de las escuelas públicas (Amsafé) y del sector privado (Sadop) comenzaron en enero, pero el tiempo no fue suficiente para saldar un conflicto que se inició conjuntamente con el inicio del ciclo lectivo, el mismo lunes 26 de febrero.
Ese día, así como el martes 27, los educadores llevaron adelante su primera huelga, de 48 horas, en reclamo no solo de la recomposición de sus salarios, sino además del cumplimiento de la paritaria que los sindicatos habían acordado con la gestión de Omar Perotti, antes del 10 de diciembre.
Sin acuerdo, se anunciaron otros dos días en la segunda semana de clases. No obstante, al inicio de marzo una ola de violencia y crímenes en la ciudad provocaron también la paralización de actividades.
Además, la violencia
Antes de llegar al paro previsto por los gremios docentes para el primer jueves y viernes de marzo, los crímenes de dos taxistas conmovieron a la ciudad y pusieron en alerta a toda la red de servicios públicos, incluidas escuelas y centros de salud, que en varios casos también sufrieron amenazas y debieron cerrar sus puertas para la protección de sus trabajadores.
El primer homicidio tuvo como víctima a Héctor Figueroa, un taxista de 43 años asesinado a balazos cerca de la medianoche luego de que llevara a un pasajero a la esquina de Flammarión y Lamadrid, donde no le robaron ninguna de sus pertenencias y desde donde el cliente que había trasladado escapó junto con el asesino.
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Un paro de taxis y la denuncia de "un mensaje mafioso" por parte del sector recién comenzaban a gestarse cuando, en la noche del miércoles, otro tachero, Alejandro Celentano, fue encontrado, en Alvear y Garmendia, con un disparo en la cabeza tras haber transportado a dos pasajeros. Los clientes también escaparon.
Manifestaciones, pedidos de justicia frente a la sede de Gobernación se llevaron adelante y cuando aún los rosarinos no salían del shock que habían provocado los dos crímenes, en la misma semana, el jueves 7, el chofer de la línea K fue baleado en la esquina de México y Mendoza. El hecho desató un paro de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) por tiempo indeterminado que se mantuvo hasta el sepelio de Marcos Daiola, quien falleció el domingo tras haber permanecido varios días internado en el Hospital de Emergencia Clemente Álvarez (Heca).
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Los chicos de la José Mármol que el martes se movilizaron frente a Gobernación, este miércoles volvieron a las aulas.
Celina Mutti Lovera/La Capital
Sin respiro, horas antes del fallecimiento del chofer de la UTA, la ciudad se encontró frente a otra ejecución con arma de fuego, la de Bruno Bussanich, un playero de la estación de servicios Puma de Mendoza al 7600.
La cadena de hechos de violencia, además de la conmoción y el paro de actividades en el transporte y en las estaciones de servicio durante la noche, provocó la paralización de otros sectores que tomaron la determinación de resguardar a su personal, e incluso hubo algunos casos en el ámbito privado donde se reinstaló por esos días la modalidad del trabajo virtual tanto por falta de transporte como por seguridad para las personas. De hecho, pasado el fin de semana, ese lunes 11 y martes 12 de marzo, la ciudad toda casi no tuvo actividades.
Otras dos semanas de paro
En medio de tantas dificultades para volver al ruedo, recién el miércoles 13 los chicos regresaron a las aulas. A la semana siguiente, el conflicto docente volvió a impactar en las escuelas otras 48 horas, el martes 19 y miércoles 20. Y, en el medio, la ciudad y la región atravesaron un temporal que afectó fuerte a los barrios del oeste y noroeste de Rosario donde incluso en medio de las medidas de fuerza los docentes fueron a colaborar.
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Este lunes, en tanto, una vez más una nota intimidante dejada en una unidad de la empresa Movi provocó un paro intempestivo del transporte desde las primeras horas de la mañana. Si bien la mayoría de las escuelas llegaron a recibir a sus estudiantes, quienes concurrieron al turno tarde, no asistieron e incluso hubo casos de establecimientos que esa misma mañana no recibieron a los chicos.
Para el martes y miércoles los gremios ya tenían previstas nuevas jornadas de protesta, lo que volvió a cerrar las escuelas. A eso les siguieron los feriados por Semana Santa y el 2 de abril que hicieron que este fin de semana sea extra largo hasta el martes próximo, con puente turístico incluido.
De este modo, los estudiantes volverán a clases recién el próximo miércoles 3 de abril.
De este modo, con imprevistos y decisiones tomadas debido al conflicto salarial, los estudiantes rosarinos arrancaron el 2024 con apenas una docena de días en la escuela en las primeras cinco semanas del ciclo lectivo.