Con la intención de promover proyectos arquitectónicos que garanticen relaciones más adecuadas a los usos actuales y espacios más generosos y amigables, el Ejecutivo local envió al Concejo dos proyectos de ordenanza, elaborados por la Secretaría de Planeamiento, que plantean modificaciones en la normativa para lograr balcones y plantas bajas más amplios y disfrutables en los edificios.
Con este impulso legislativo, la Municipalidad recibe y contempla solicitudes e inquietudes surgidas en los distintos niveles del escenario local de la construcción. Vale destacar que esta iniciativa cuenta con el guiño de aceptación del Colegio de Arquitectos de Rosario (CAD2), la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV), la sede Rosario de la Cámara Argentina de la Construcción y los principales referentes del rubro.
Con estos apoyos generales, esta semana la secretaria de Planeamiento, Agustina González Cid, se reunirá con los integrantes de la comisión de Planeamiento para explicar la importancia y los detalles de esta actualización reglamentaria.
Los balcones y las plantas bajas son espacios e interacciones que adquirieron una nueva significación arquitectónica dentro de estos procesos de cuidados sanitarios que rodean la lucha contra el coronavirus. Ahora desarrollan un papel clave en la relación exterior-interior, entre el adentro y el afuera. Bajo esta mirada, alcanzan otro rol de protagonismo urbano y por eso la idea de la Municipalidad es acompañar esta transformación, otorgando y promoviendo dimensiones más apropiadas y actuales.
En detalle
El proyecto propone permitir la realización de balcones más amplios, sin limitar la profundidad (hacia adentro) de los mismos. El reglamento vigente sólo permite hacer balcones de 4/5 de la altura. Ahora, con la modificación propuesta, se plantea un cálculo de la profundidad del balcón en conjunto con los locales, permitiendo así mayor flexibilidad al proyectista, y espacios más amplios para el usuario.
Por ejemplo, los que proyecten espacios semicubiertos podrán realizar tres veces el ancho y además se permitirá que la abertura se encuentre en cualquier punto de ese balcón.
La propuesta reglamentaria incluye la utilización de parasoles sobre el filo exterior, para permitir más variantes en la protección del sol. Y acepta la colocación de parrilleros en los balcones, desde la línea municipal hacia adentro.
Además, la iniciativa legislativa plantea la posibilidad de que el balcón sobresalga 1,50 metro por fuera de la línea municipal, ampliando el 1,20 metro actual.
El segundo proyecto de ordenanza propone elevar la altura mínima de las plantas bajas a 3 metros, sin que esto implique realizar menos niveles que los que se hacen en la actualidad ni afectar la capacidad constructiva (edificabilidad) de cada lote. Además, la acción legislativa plantea ajustar criterios de alturas entre plantas bajas, salientes, balcones y altura de ochavas, tras más de 10 años de vigencia de la anterior normativa.
Para eso, se propone permitir a aquellos proyectos que así lo deseen realizar una planta baja de 4 metros de altura para alinear con la altura permitida para los balcones, y así poder tener balcones en los primeros pisos.
Vale recordar que con los límites de la reglamentación anterior, se desembocaba en plantas bajas de 2,20 o 2,30 metros de altura, que ni siquiera alcanzaban para colocar locales comerciales.
"Sin dudas, este proyecto invita a mejorar la relación del edificio con el espacio público, propiciando áreas de ingreso con espacialidades más generosas, que den lugar a proyectos arquitectónicos que deriven en espacios urbanos más amigables para el peatón", señaló González Cid.
Más calidad de vida
Esta iniciativa también pretende incentivar la peatonalización y actúa en esa escala. "En este escenario es fundamental que la ciudad cuente con diferentes usos y actividades en todos los barrios, donde las distancias a recorrer en la vida diaria puedan ser realizadas a pie, donde las plantas bajas sean activas e inviten al rosarino a disfrutar la calle. Entendiendo que estas estrategias elevan la calidad de vida, fortalecen las situaciones de intercambio y el sentido de vecindad", subrayó la funcionaria.
"Estamos convencidos de que la ciudad debe acompañar estas transformaciones, estas nuevas maneras de uso, comprendiendo a la vereda como el espacio público por excelencia y procurando que sus normas urbanísticas promuevan esa jerarquización y ese sentido", afirmó.