La recesión trajo un cambio de costumbre: hay fiestas que antes financiaba el que festejaba, y que ahora son pagando tarjeta. Un hábito que se daba rara vez en casamientos, en cumpleaños de 50 o en festejos de 15, ahora se hace en la mayoría de los casos. En la gama más barata, los invitados tienen que abonar su cubierto para participar.
El marco es malo en general. A partir de septiembre, con las temperaturas más cálidas, empieza la temporada alta de eventos. Pero los dueños de salones de fiesta y de caterings de la ciudad revelaron que la demanda, este año, viene en picada. Solo algunos, los más grandes, ven el presente con optimismo. Los de menor tamaño lo sufren y hacen malabares para resistir.
El fenómeno abarca casamientos (que son cada vez menos en la última década), graduaciones, cumpleaños, fiestas de 15 (están en subida), bautismos y despedidas de año que se proyectan para esta época de primavera. Sin embargo, desde los representantes de la gama media y económica insistieron en que hay opciones para todos los bolsillos si la intención es festejar.
"En líneas generales se nota un descenso de todos los eventos por cuestiones económicas: bodas, 15 y empresarial. Fue un año muy particular, sobre todo desde fines del 2023, cuando había cierta inestabilidad económica, que hacía que a los salones nos cueste mucho presupuestar. Estos alquileres se hacen con un año o más de anticipación, y la escalada inflacionaria nos hacía imposible prever los precios", resumió Iván Hawryluk, presidente de la Cámara de Eventos y Afines de Santa Fe.
Sebastián Losada, dueño de Salón Casablanca, dijo que la situación "está complicada como en todos los rubros", porque "a la recesión existente se le suman los problemas que tiene la noche rosarina como inseguridad y transporte. De todas maneras la gente todavía hace un esfuerzo y elige festejar. En mi caso, la comparativa me da apenas por debajo del año pasado, teniendo en cuenta que el año pasado había sido malo", comentó.
Para todos los bolsillos
El mundo de los eventos es muy dinámico: hay de todo y hay para todas las franjas. Depende dónde, cómo, con qué menú y qué tipo de evento, qué producción tenga la fiesta y qué extras incluya. Se puede festejar con poco, pero cuando se le empieza a dar complejidad al evento y se piensa en mayores producciones, como audiovisuales, la presencia de algún artista, o más contenido, todo se encarece.
Lo básico es el catering y el salón. En los más chicos de gama baja, de hasta 100 personas, una tarjeta económica parte de entre los 30.000 y los 50.000 pesos con todo incluido. Pero la mayoría de las propuestas están en el segmento medio, de 40.000 a 60.000 pesos por persona, con el alquiler aparte. Hay salones que se alquilan entre 500.000 y hasta 3.000.000 pesos. En un estrato más alto, el catering puede ir desde los 60.000 hasta los 130.000 pesos por invitado.
"Antes por ahí se contrataba el salón, después se iba viendo el resto de los proveedores. Hoy el cliente quizás busca tener los precios de todo el evento: catering, salón, fotógrafo, y ver si puede financiarlo. Ese es otro punto a favor, porque es toda en pesos. Las actualizaciones mensuales están entre un 3% y un 4%, acompañando el índice inflacionario", explicó Hawryluk.
Algunos clientes economizan en lo superfluo. Por ejemplo, no alquilan técnica o iluminación extra a la que ya tiene el salón. En ese sentido, desde la cámara están trabajando un convenio con un banco privado para que los que deseen hacer un evento accedan a créditos livianos y accesibles, y así puedan solventar una parte.
Recesión
En este marco, aparece el fenómeno de los eventos en los que los invitados deben pagar su cubierto. "La causa es la recesión galopante, sumado a que hay mucha pérdida de trabajo y eso resiente la contratación, pero más que nada la cantidad de invitados porque nosotros trabajamos con eventos en los que ellos mismos se abonan la tarjeta", reveló Losada. En su visión, los eventos que más sufrieron los recortes han sido las bodas: "La gente cada vez se casa menos", advirtió.
Algunas fuentes del rubro comentaron que muchas empresas grandes (de seguros, inmobiliarias, de servicios, bancos, del agro) no harán este año los grandes fiestones de fin de año que solían hacer. "Los que llaman, preguntan si les podés armar algo por 25.000 pesos. Y no llegás por esa plata. Por eso, algunos lo solucionan con un lunch en las oficinas", detalló en off una referente.
Entre los incrementos de costos, los dueños de salones ubicaron a los servicios (luz, agua, gas, Tasa General de Inmuebles y el API inmobiliario) y el personal. Pero Hawryluk se refirió a un punto que permanecía escondido: "Los injustos impuestos a la música son carísimos. Esperemos que eso se deje de pagar, o nadie va a querer festejar por esos costos elevados", aseguró.
Hoy el gasto por los derechos que recaudan las asociaciones civiles Sadaic (Sociedad de autores y compositores) y Aadi-Capif (Asociación Argentina de Intérpretes y Corporación Argentina de Productores de la Industria Fonográfica) para una fiesta equivale al costo de entre 8 y 10 invitados. Desde los salones entienden que este pago fue derogado por un decreto del gobierno nacional que modifica la Ley 11.723 de Protección de Derechos Intelectuales. Pero la medida aún es discutida por los organismos de cobro.
La ve con optimismo
Los actores un poco más grandes ven una película mejor. Marshall Catering tiene dos salones: uno en Funes, Parada Uno (capacidad para 600 personas), y otro en Puerto España de Rosario, llamado Vista Río (400 personas). "La verdad que, gracias a Dios, no nos podemos quejar. Hay eventos, consultas y ventas. Comparado con el año pasado estamos igual o incluso mejor. Tenemos ya muchas fechas reservadas para el año 2025", consideró Santiago Marshall.
Marshall atribuye el fenómeno a "una estabilización de la inflación, que te permite prever más a futuro. Antes era más complicado saber cuánto iba a salir la tarjeta dentro de seis meses o un año. Eso por suerte ahora se está normalizando un poco, porque en todo lo que tiene que ver con proveedores, no hay grandes aumentos", explicó.
En los últimos tiempos ha cambiado el formato que más se impone en los festejos. "De hace 10 años a hoy, se hacen muchos más cumples de 15. Y lo que está levantando son los eventos corporativos y fiestas de fin de año de empresas. Si bien está bajo comparándolo con el período 2015-2018, cuando el país estaba mejor, subió respecto del año pasado. De hecho ahora tenemos varias fechas cerradas", ejemplificó.
¿Economizan los clientes? "En el servicio que brindamos nosotros, que es catering, no hay muchas opciones para economizar porque el precio de la tarjeta es uno. Pero sí pueden buscar el ahorro a la hora de contratar ambientación, técnica o un wedding planner. Eso tiene que ver con lo que cada cliente puede gastar", apuntó.
La crisis económica impacta en los hábitos y costumbres. Y los invitados que se paguen su tarjeta son un fenómeno nuevo que tiene que ver con los deseos de festejar, aún sin dinero para financiarlo. Los organizadores lo utilizan para satisfacer sus necesidades. Pero los invitados ¿Lo toman de buena manera? Regalo, vestimenta, transporte y ahora tarjeta, parece demasiado para los bolsillos flacos de los rosarinos. "Si no me invitan, no me enojo", pensará más de uno que no quiere ponerse en gastos para que el festejo de otro.