Ante la situación de violencia extrema que atraviesa la ciudad, los equipos de pastoral social y de drogadependencia de la Iglesia rosarina emitieron un duro comunicado donde denuncian las faltas de políticas que hagan de Rosario “un lugar más habitable”. Exigen programas de contención para niños y adolescentes; un sistema que apoye a los clubes de barrio y una salud con perspectiva de adicciones, además de jornadas de 8 horas en las escuelas.
“Necesitamos programas que promuevan la contención comunitaria de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de barrios vulnerables, sostenidos en el tiempo, y que generen una red de acompañamiento que les facilite su participación en el sistema escolar, la capacitación en oficios y la inclusión en el deporte y en el arte”, expresaron.
“Somos testigos del vacío institucional que se vive en las vacaciones y los fines de semana. Cuando el Estado se ausenta y no se apoya a la comunidad en las iniciativas de inclusión, otros actores terminan ocupando su lugar ofreciendo dinero fácil, violencia y muerte”, manifestaron. “Necesitamos un sistema de salud con perspectiva en adicciones que permita acompañar a personas atravesadas por los consumos de sustancias legales e ilegales”, puntualizaron.
A la vez, señalaron que es “conveniente que se propicie una fuerte inversión educativa para la creación de escuelas con jornadas extendidas de 8 horas, que puedan generar un desarrollo integral para las niñas, niños y adolescentes. Para ello se necesitan nuevas infraestructuras y cargos que posibiliten la conformación de equipos interdisciplinarios y recreativos”.
Por otra parte, solicitaron a los legisladores que sean “ágiles en la creación de leyes y ordenanzas, que teniendo en cuenta la experiencia de las organizaciones sociales y religiosas que vienen realizando trabajo comunitario en los barrios, sirvan para dar un marco normativo a la creación de nuevos dispositivos de contención y acompañamiento que tengan que ver con tratamientos residenciales comunitarios para niños, niñas y adolescentes con problemas de consumo, casas asistidas para personas con problemas de salud mental y centros para mujeres con o sin hijos víctimas de violencia de género y de consumos adictivos, además de la creación de refugios para personas en situación de calle.
Señalaron que las organizaciones sociales, civiles y religiosas terminan dando respuesta y quedando sin respaldo jurídico para acompañar a esos “exiliados ocultos” que son tratados como cuerpos extraños en la sociedad, en palabras del Papa Francisco. “A diario escuchamos hablar de la oferta del narcotráfico y de las muertes que genera, pero poco hablamos de la demanda que hay en nuestra sociedad. Es necesario salir del silencio hipócrita que no problematiza los consumos”, concluyeron.