Falabella está en retirada. En los cuatro pisos de la tradicional tienda de Sarmiento y Córdoba se respira esa sensación de desazón entre los empleados y se percibe que las góndolas, que en otros años rebosaban de mercadería y productos, lentamente se van vaciando.
Reunidos de a dos o tres, los trabajadores del gigante chileno que inauguró en septiembre de 1995, después de abrir sucursales en San Juan, Mendoza y Córdoba, charlaban esta mañana sobre el futuro. "Con un solo trabajo no vivimos", le decía un muchacho a otro compañero sobre la dura realidad que deberá afrontar con su familia al conocer que pasará a formar parte de una lista de 110 nuevos desempleados en Argentina.
En la planta baja donde funciona la sección de moda y vestimenta femenina tal vez no se advierte el cierre por ser la cara del comercio. Con algo más de movimiento, se ven vestidos, remeras, jeans, polleras, y algo de adelanto de la temporada de invierno (prendas que parece ser del 2020) a muy buen precio.
Sin embargo, el clima de desconcierto se nota en la cara de cada uno de los empleados. En una isla interna de cosmética, una empleada con los ojos llorosos y visiblemente angustiada, parecía enterarse en ese momento del triste final.
En los tres pisos y el subsuelo de la tienda el desalojo parece inminente. Productos embalados, rincones vacíos en la sección de electrodomésticos que supo estar colmada de televisores, heladeras, lavarropas, cocinas. Apenas cuatro televisores LED exhibidos y algunos en caja listos para entregar, dos heladeras, algunas computadoras y productos de electro pequeños.
La división "muebles" del tercer piso ya no lo es. Donde supo haber mesas, sillas, chifoniers, sillones apenas hay algunos almohadones, pequeñas estanterías, cuatro o cinco valijas, colgantes, jarrones. No mucho más. En otro recodo de ese piso, e la sección especial de venta de colchones y somier, apenas quedan dos o tres como para rellenar el inmenso espacio. Y una sola empleada atiende el sector de "viajes y turismo". Esa oficina supone tener hasta tres operadores.
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La sección deportes y moda hombre del segundo puso tiene camperas parkas de invierno a menos de 5.000 pesos. Las ofertas parecen irresistibles. ¿"Sólo tenés esos botines"?, preguntó un joven al vendedor mientras mirada los únicos tres modelos exhibidos. El empleado contestó con mueca de resignación. "Si, y no van a entrar más productos nuevos".
Buzos, calzado, jeans, todo a precios de "liquidación", un rótulo que tristemente encaja en este momento donde Falabella decide retirarse de la ciudad después de 27 años en una esquina emblemática del microcentro donde transcurrió la historia misma de Rosario.
"No tiene deuda. Probablemente le llegue un correo electrónico para anunciarle que no se le va a renovar la tarjeta CMR. Por todo lo que se viene haciendo administrativa y operativamente, cerramos el mes que viene, o el otro a más tardar, aunque nadie nos dijo nada oficialmente", le explicó con tristeza un empleado a un cliente que se acercó a solicitar un resumen de su cuenta. "Me dijeron que cierra y quería saber cómo proceder", indicó el hombre a este diario.
Falabella se va de a poco. Muchos espacio vacío en el histórico edificio, cajas de productos embaladas, empleados con el rostro de la incertidumbre trasladando y acopiando mercadería. Mientras, los vendedores y cajeros murmurando sobre un rumor que los golpeó en el estómago, con la mirada perdida, arremolinados intentando descifrar el futuro.
Una mujer grande desprevenida de la situación se enteró del cierre de la tienda mientras realizaba compras con su marido. Ante la consulta de este diario se sintió apenada. "Que lástima, yo compraba en La Favorita. Y esta marca ofrecía muchas posibilidades, tiene buenos productos y la relación precio calidad es adecuada", indicó. Con el cierre de la zapatería Borsalino (ochava sudeste) hace dos semanas y ahora Falabella, la emblemática esquina de Sarmiento y Córdoba se apaga con la retirada de Falabella.