Sucio, roto y desprolijo. Así está el centro de Rosario luego de un año perdido por la pandemia, y relanzarlo será sin dudas uno de los desafíos para 2021. Una vez que el virus aflojó, en una época del año en la que la zona recibe una oleada de compradores y debería estar en buenas condiciones estéticas y funcionales, muchos tramos lucen abandonados. Paredes y persianas inundadas de grafitis, afiches pegados en las paredes, veredas rotas, corralitos de empresas que rompen el solado, faltante de baldosas e intersecciones hundidas en las peatonales, stickers de Newell’s y Central en cada pieza de cartelería y señalética, basura, heces de palomas, mobiliario urbano vandalizado que nunca fue reparado, son algunas de las tristes postales que entrega el núcleo comercial de la ciudad.
Si bien algunas situaciones se deben a emergencias, como la rotura de caños que hubo en Córdoba al 1100, otras obedecen a la falta de mantenimiento y de trabajos mínimos de limpieza. Hasta el semáforo de piso en el cruce con calle Corrientes dejó de funcionar y nadie lo arregló. Está claro que la pandemia reordenó las prioridades en el gasto, y que lo estético pasó a segundo plano. Pero también es cierto que hay aspectos que solo requieren poner a trabajar a las cuadrillas que ya están disponibles que, con algunos pocos elementos podrían dar una apariencia de orden para pensar en una recuperación para el año que viene, cuando muchos gurúes dicen que habrá un rebote y se reactivará la alicaída economía doméstica.
Postergado
“Este año le íbamos a pedir a las nuevas autoridades la reestructuración y mejoramiento de las peatonales, pero por el Covid todas las reuniones fueron enfocadas en ese sentido. Creo que no daba, en la situación en la que estábamos, tratar estos temas. Así llegamos a esta instancia, pero la necesidad sigue existiendo, así que en 2021 solicitaremos las reuniones en este sentido”, admitió Nelson Graells, titular de Amigos de la Peatonal Córdoba.
Para el dueño de una cadena deportiva, Planeamiento tendría que presentar un proyecto general y después discutirlo con los comerciantes. “Pisos, servicios, limpieza y darle calidez, quizás con flores, serían algunos de los aspectos que nos interesan”, adelantó.
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Mientras tanto, este diciembre solo algunas calles tienen adornos navideños, y otras llevan una imagen gris y desprovista de espíritu de fin de año. Los comerciantes indicaron que algunos corredores trabajaron junto al municipio en una colaboración público privada, en la que unos compraron las ornamentaciones y el Estado las colocó con la mano de obra disponible de empleados municipales.
“No sería una locura expandirlo a todo el cuadrante de San Lorenzo, Mendoza, Dorrego y Laprida, que debería estar decorado aunque sea con ornamentos luminosos en las esquinas. El municipio le regala todo el año a Pichincha la energía eléctrica de cientos de luces. Podríamos hacer lo mismo”, planteó Fabio Acosta, titular de la Asociación Casco Histórico.
Shock
“El centro necesita un shock de intervenciones en forma simultánea, que abarque desde lo estético a la obra dura. Hoy se lo ve deslucido, blanco fácil para ser vandalizado, no respetado. Vemos como día a día se suman pintadas, pegatinas, rotura de mobiliario público. Por ejemplo, las rejas que protegían los árboles de la peatonal fueron demolidas con el paso de los años, y retiradas al fin”, dijo Acosta, quien denunció que cuando se apaga la vida comercial del lugar, irrumpen los vándalos a destrozar gratuitamente lo que tanto esfuerzo cuesta construir. “Se necesitan más controles los fines de semana y de noche”, consideró.
Miguel Rucco, referente de calle San Luis, se quejó de que la zona nunca tuvo ornamentación navideña, ni arbolito en un espacio verde. “Las plazas de calle San Luis, tanto la de la Maternidad, como la Sarmiento y la Montenegro son juntaderos de malandras, drogadictos y otros personajes, que las vuelven inseguras en especial de noche”, disparó. Además, dijo que “San Luis tiene veredas rotas, muy angostas para la cantidad de gente que transita sobre todo en la época de distanciamiento”, y le sumo a eso la existencia de los puestos de vendedores ambulantes “que obstruyen el paso y afean el espacio, porque son un tolderío”.
Por último, Rucco contó que hace algunos años, ciertos propietarios aceptaron que artistas les pintaran las persianas en una movida armada por la Secretaría de Cultura. El resto quedó con sus frentes usuales, llenos de pintadas políticas y futbolísticas. Hoy, al lado de un hermoso Albert Einstein grafiteado, conviven los desprolijos “Vamos canalla” y “Fuera Bush de América latina”.
Un sector privilegiado, que es la excepción
Una de las pocas zonas que atraviesa esta época con mejor cara es el Paseo del Siglo. “Nos adelantamos, porque habíamos visto que el centro estaba feo y sabíamos que tarde o temprano la pandemia iba a terminar y la gente iba a volver. Por eso trabajamos junto a la Municipalidad, en los últimos 60 días, reparando baldosas de la plaza Pringles y sobre calle Córdoba”, relató Miguel Marcogliese, presidente del paseo comercial. Entre las tareas que realizaron, se cuenta la colocación del arbolito luminoso en plaza San Martín, desratización, limpieza entre los containers de basura donde la gente defeca y orina, e hidrolavado de la suciedad que dejan las palomas.
Además, Marcogliese destacó la presencia fiscalizadora de la Guardia Urbana para ordenar a los manteros y cuidadoches, y que Seguridad dispuso policía permanente para evitar arrebatos en un mes donde el centro se llena. “Pero el problema es que los transeúntes son sucios, cada vez que limpian al rato está lleno de papeles”, se quejó el comerciante.