Rosario tiene unas 400 calles sin nombre e identificadas con un números. La transformación urbana a través de loteos e intervenciones en los barrios, avanza más rápido que el proceso de nominación. ¿Cómo llamar a un espacio común donde transitará por siempre la vida cotidiana? La cantera de próceres, geografía, flora y fauna, parece haberse agotado y hoy las propuestas van por designaciones pensadas y connotadas en el presente.
Cuando en el mapa aparece el trazo de una nueva calle, la primera identificación es un número, que ordena y organiza la intervención. Luego llega el proceso de adjudicar un nombre, que no pocas veces involucra a los vecinos. La iniciativa siempre debe llegar al Concejo desde donde, luz verde mediante, pasa al área de Nomenclatura de la Municipalidad. ¿Homenaje? ¿Rescate del olvido? El nombre que al fin resulte, no es inerte, siempre evoca, desde su sencillo cartelito.
Una tarea escolar sobre las calles se convirtió en el trabajo de investigación más exhaustivo que tiene Rosario sobre el tema. La obra se plasmó en un libro que ahora tiene su página web con información disponible sobre las 2.207 arterias de la ciudad que, por su expansión, aún debe nominar otras 397. Se trata de loteos en zonas periféricas para las que ya hay propuestas, entre ellas, nombres de mujeres que hoy sólo suman 87.
El texto ordena en forma alfabética, calles, avenidas, bulevares y pasajes, da su orientación cardinal, y referencias con calzadas cercanas. Pero su verdadero numen son las referencias biográficas, fotos incluidas, de los nombres que fueron elegidos a modo de homenaje. Como los que ahora se proponen para las casi 400 calles que faltan designar, la expansión o la apertura de calles a través de programas urbanísticos, mantienen siempre abierto el nomenclador.
Cuando Rosario se configuraba urbanísticamente, alrededor de 1852, los primeros nombres no fueron un problema, allí estaban disponibles y de memoria cercana los próceres y hasta obviedades como "calle de la Aduana". Cuando se agotó la cantera patria, quedaban las provincias, más acá en el tiempo, las plantas, las flores y hasta los acontecimientos. Sobrevolar el plano es asomarse a un sentir plural y colorido, que se configuró a través del tiempo.
Brújula
Claro que desentrañar el sentido de esa policromía fue casi una epopeya en la que su autora, Silvia Greco, lleva invertida más de una década en una labor de detective que sin pasión y curiosidad no hubiera sido posible. La pesquisa incluyó diccionarios antiguos, archivos de La Capital, bibliotecas, ordenanzas y planos del siglo pasado, sitios académicos en internet y hasta recorridas por los cementerios porque, ya se sabe, las lápidas hablan, o al menos eso ocurría décadas atrás.
En 2008, y después de cinco años de trabajo, Greco había reunido el material suficiente y este diario editó su libro, y sus calles, que tiene un inicio tan doméstico como las tardes de tareas escolares. "Ayudando a mi hijo a quien le habían pedido referencias sobre las calles de la Escuela Gabriel Carrasco, me di cuenta de que no nada sobre Agrelo y Castagnino y nació la idea de investigar", explicó. En la actualidad la convocan de los colegios para dar charlas sobre el tema, articula con la oficina de Nomenclatura de la Municipalidad y muestra con satisfacción las distinciones recibidas por su labor que continúa con actualizaciones periódicas de datos oficiales.
Ahora tiene una página en internet, www.rosarioysuscalles.com, donde se puede consultar una calle, ver el plano y la normativa. Ejemplo, en la memoria colectiva suena el nombre de Velmiro Ayala Gauna, una calle en el noroeste. ¿Quién era? "Escritor y docente correntino de gran actuación en nuestra ciudad. Maestro en la cárcel penitenciaria, fundó publicaciones y dirigió por LT8 la primera audición rosarina de orientación folclórica llamada "Sendas de la patria", dice el texto, foto incluida.
"Toda persona debería saber por qué se llama así la calle donde vive", dice Greco sobre una relación más intuida que explorada y hasta se toma el trabajo, en el caso de no identificar al homenajeado, de buscar homónimos que considera merecedores. ¿Alguien sabe a qué se refiere la calle Santiago? "El nombre fue puesto en 1905, pero sin ninguna referencia, supongo alude a la provincia, la más antigua, fundada en 1553", señala.
Los datos de Greco son ascéticos, como de un plano. Eso no impide la hondura. Como la evocación de la calle Conscripto Bernardi. Un joven entrerriano que murió en 1927, salvando inmigrantes italianos en el naufragio del Principessa Mafalda. Un espanto sin límite en medio de la noche que está en los anales marítimos. O del pequeño Alfredo Serén, que murió en 1904, en una lucha obrera por jornadas de ocho horas, junto a otras tres personas también evocadas en calles rosarinas paralelas.
Además de Maquinista Gallini, el heroico conductor de locomotoras que en 1921, evitó descarrillar tras cruzarse un caballo, a costa de hundir la palanca de cambio en su pecho. En el tren venía la compañía teatral "Lola Membrives" y cuenta que esa noche la recaudación en El Círculo, se destinó a su familia.
¿Pueden cambiar de nombre? "No debería suceder, la etapa previa debe ser exhaustiva", comenta Greco que antes de publicar lee varias biografías de cada persona para afinar la investigación que logra plasmar en pocos renglones "despojada de connotaciones que no sean las biográficas". Ahora está preocupada porque no puede completar la información sobre soldados muertos en Malvinas que ya tienen calle.
Greco trabaja con planos y ordenanzas de 1895 y 1905, como puntos remotos de su exploración. Así llegó a saber que Petrona Avalos fue primera bebé anotada en 1731, los registros se hacían en libros parroquiales. Quizás no lo sepan quienes viven en la calle que evoca a la "primera rosarina". Las cosas del destino, igual que las del querer, atan vínculos insospechados, el libro es una lupa gigante para encontrarlos.
Mujeres
"Quiero que una gran cantidad tengan nombre de mujer", dice Silvia Greco, cuya propuesta incluye María Antonella Trivisonno, murió atropellada y su familia tiene un papel principal en la donación de órganos, Emma De la Barra (1861-1947) escritora que para poder publicar debía firmar como César Duayén, Sor Juana Inés de la Cruz y Eliana Frawczik, la submarinista que desapareció con el ARA San Juan en 2017.Además de los premios Nobel: César Milstein, Bernardo Houssay y Luis Leloir, que aunque parezca increíble, a nadie se le ocurrió aún homenajear.
Abundante
Algunas arterias de la ciudad parecen responder al dicho “lo que abunda no daña” y tienen distintos nombres en su recorrido. A modo de ejemplo, en la costa central en veinte cuadras, la continuidad de avenida Belgrano adopta cinco nombres a medida que avanza su traza hacia el norte: avenida del Huerto, Jujuy, Wheelwright, Rivadavia y Aristóbulo del Valle.
Números
¿Y si un día todo fuese números? Años atrás en el Concejo se presentó un proyecto para adoptar un sistema de nomenclatura con números correlativos. Los ediles rosarinos pensaron que sería un sistema mucho más fácil y dinámico para identificar las arterias.