Tras la emotiva vigilia que se llevó a cabo en el Parque Nacional a la Bandera, las actividades para evocar los 40 años de la Guerra de Malvinas comenzaron este sábado a media mañana con el izamiento de la bandera en la Plaza Soldado Desza, que rinde homenaje a Sergio Raúl Desza, el último soldado rosarino caído en Malvinas durante el conflicto bélico de 1982. Familiares, allegados y vecinos del barrio Luz y Fuerza participaron del acto al que se sumó al intendente Pablo Javkin.
"Este es un acto bien popular, sin protocolo que muestra como un bario abraza una causa y como también con el tiempo va sumando figuras como Isidoro o Mabel, que estuvo tantas veces acá, y ver a los chicos y ver como se va ganando espacio en la plaza par el homenaje", contó Javkin a Radio 2, y agregó: "Ojalá toda la ciudad viniera a este acto acá en la plaza porque es de lo más sentido que la ciudad tiene y que demuestra como la causa de Malvinas está en el corazón de nuestro pueblo".
"Acá vemos lo que significa perder un hijo en una guerra y cómo fue y es la lucha de nuestros veteranos para que la soberanía se haga también carne", destacó el jefe del Palacio de los Leones en su discurso, y siguió: "El patrioterismo es una cosa vacía y en estos tiempos hay muchos que abusan de gritar, pensando que gritando van a contagiar la emoción, el enojo y la bronca que tenemos todos, pero la patria es otra cosa".
"La patria es otra cosa, la patria es cuando con serenidad, como en este acto, se deja claro que esta pelea va a seguir y que las Malvinas las vamos a recuperar y que es una enorme deuda, como tantas otras, que tenemos con nuestros veteranos de Malvinas", agregó el intendente, y enfatizó: "Ojalá que así como Malvinas nos une, no sea solo Malvinas lo que nos una creo que si hay algo que necesitamos es que la unión que nos genera Malvinas nos las generen otras causas".
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También participaron del tributo a los veteranos y caídos de Malvinas participaron la presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, y el diputado provincial Rubén Giustiniani, quienes acompañaron a dejar en la plaza una ofrenda floral en recuerdo del soldado Desza, quien pertenecía al Regimiento de Infantería 5 de Paso de Los Libres y estaba a cargo de la custodia de la casa del gobernador, Mario Benjamín Menéndez, y murió cuando las fuerzas inglesas bombadearon desde le aire la vivienda. Había nacido el 1º de febrero de 1962 en el barrio Florida Norte, a pocas cuadras de la plaza que lleva su nombre y en la misma casa que todavía ocupan sus familiares.
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Las actividades en conmemoración del 40º aniversario del inicio del conflicto bélico arrancaron este viernes al caer la tarde en el Parque Nacional a la Bandera, donde una multitud se reunió para acompañar a los ex combatientes en su tradicional vigilia previa al Día del Veterano y los Caídos en Malvinas. Fue un encuentro cargado de emoción, compartido entre pares e hijos que, pese al paso del tiempo, mantienen viva la convicción de que las Malvinas son argentinas y lo defienden con el corazón.
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En un amplió escenario emplazado frente al Monumento a la Bandera, hubo un desfile de bandas y solistas que desgranaron un amplio repertorio de canciones que tuvieron como eje común la gesta de los soldados que viajaron a las islas con el sueño de recuperarlas para la Argentina. El cierre estuvo a cargo por la Trova Rosarina, un emblema de la música popular de aquellos años, pero antes actuaron Litto Nebbia, Cielo Razzo, Mamita Peyote, Los Vándalos, Mariela Carabajal y Patagonia Revelde, entre otros.
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El show musical estuvo atravesado por la memoria, los recuerdos y el dolor de la guerra y de los jóvenes que perdieron la vida en las islas del Atlántico Sur en 1982; los cantantes interrumpieron sus versiones con gritos de “las Malvinas son argentinas”. En otro extremo se ubicó el stand de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que presentó un espectáculo inmersivo para conocer las islas. En una tarima rodeada de pantallas de 4 metros de altura dispuestas en forma de semicírculo se proyectaron una sucesión de imágenes de las islas que permitían ver y escuchar el paisaje del archipiélago del sur tal como los sintieron los soldados 40 años atrás.