Pedir comida por delivery se convirtió en el comodín de muchas personas, sin embargo muchas veces las cosas no salen como uno espera. No, no se trata de que a veces el servicio se demore. Un usuario de Twitter contó esta semana que encargó varias pizzas a un reconocido local pero cuando llegó el pedido notó que a cada una le faltaba una porción. Indignado, se comunicó con el restaurante y la telefonista le dijo que “tal vez se las comió el cadete”.
Tras la denuncia en redes sociales y una reseña negativa en Google, los dueños de la pizzería se comunicaron con el hombre y la historia tuvo final feliz. Recibió las disculpas correspondientes y lo invitaron a ir al restaurante o hacer un pedido sin cargo.
La historia se viralizó y generó un debate sobre el sistema de delivery, con algunas particulares historias contadas por usuarios.
https://twitter.com/innovares/status/1499199800268361729
Pablo es un rosarino que sufrió un hecho similar. Hace unas semanas decidió junto a su esposa pedir una tira de asado con ensalada de rúcula y parmesano. Así, utilizó una reconocida aplicación para solicitar la comida a una parrilla muy popular de la ciudad. Según detalló a La Capital, la pareja fue siguiendo el paso a paso del envío del producto: "en preparación", "el cadete llegó al negocio", "el pedido ya está en camino". Sin embargo, el tiempo pasaba y nadie tocaba el portero eléctrico del departamento a pesar de que, supuestamente, el delivery ya estaba cerca.
De golpe, el sonido del celular marcó una alerta. En la pantalla de su celular pudo leer una notificación que le informaba: "Su pedido ha sido suspendido". Además aclaraba que la empresa de traslados devolvería el dinero pagado acreditándolo en la misma cuenta bancaria ligada a la tarjeta de débito con la que se abonó la comida.
Pablo llamó directamente al comercio y la respuesta fue sorpresiva. "No nos llama la atención, suele ocurrirnos", le dijeron al teléfono y abundaron: "Nosotros entregamos el encargo al cadete y fue para tu casa; después acá nos saltó que el envío se suspendió".
Pablo decidió ir personalmente al restaurante: a esa altura en plena noche del fin de semana no quedaba mucho más que hacer. Ya cara a cara, el adicionista descargó su malestar. "Nos hacen quedar mal con el cliente. Parece que el delivery tiene la posibilidad de cortar el traslado y, cuando lo hace, se queda con el pedido. Se lo come, total sabe que al comprador le reintegran lo que pagó". No obstante, el negocio que prepara el plato, pierde mucho más. "No solo no recuperamos la comida, sino que la aplicación nos devuelve la mitad de lo que deberíamos percibir", le dijo el referente de la parrilla.
Párrafo aparte merecen las condiciones de trabajo de los cadetes, que suelen quejarse de las magras sumas de dinero que obtienen por repartir pedidos. Personas que trabajan a sol y sombra, incluso bajo la lluvia y muchas veces sin recibir propina.