Tres espacios sociales se unieron para alfabetizar casa por casa a los vecinos del barrio Santa Lucia y convocan a voluntarios para la tarea que se hará con el programa "Yo, sí puedo". Ya detectaron 86 analfabetos en las 333 familias entrevistadas en 15 días, sobre 18 manzanas con un total de 450 hogares. La cantidad asombra y hasta puede ser mayor, cuando concluyan el relevamiento en marcha y repasen las 117 casas donde no encontraron a nadie.
"Queremos declarar libre de analfabetismo a Santa Lucia", aseguró Guillermo Cabruja, coordinador del programa "Yo, sí puedo", que el Movimiento Solidaridad con Cuba y la Patria Grande, ya aplica entre las personas detenidas que no saben leer ni escribir. Además de esta organización, participan la Secretaría de Integración y Desarrollo Sociocomunitario (Seidesoc) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y la biblioteca del barrio, Juanito Laguna.
Al proyecto también suma la provincia, desde el Centro de Alfabetización Básica de Educación de Adultos (Caeba), donde los interesados pueden formalizar el nivel primario. A partir de allí, tendrán en sus manos la oportunidad que les fue esquiva y que les permitirá continuar con estudios, capacitarse, progresar en sus trabajos o algo tan simple como firmar cuando votan.
El valor agregado del proyecto es que se alfabetiza en cada uno de los hogares y en los momentos en que dispongan los interesados. "Según nuestra experiencia, a la gente le cuesta mucho ir a un lugar, por más cerca que sea y por la exposición que representa", explicó Cabruja. Además, señaló que ir por los interesados no sólo es la dirección de una acción, más bien su sentido, porque genera sustanciosos intercambios socioculturales, que modifican la percepción del mundo de quien alfabetiza y es alfabetizado.
Participación
El diseño del proyecto necesita voluntarios, por lo pronto con los que ya se sumaron están realizando la etapa de relevamiento con resultados muy significativos. Los 86 analfabetos encontrados, se pueden dividir en tercios según sean menores de 30 años, de esta edad hasta 50 y de allí en adelante. Según Cabruja, eso permite inferir que hay muchos analfabetos jóvenes, que nacieron en Rosario, ya que suele ligarse esta situación con la migración interna.
Al repasar el programa que se aplicará, Cabruja recordó que nació en Cuba y se exportó a decenas de países y regiones del mundo y que, más allá de su eficacia metodológica, permite reflexionar sobre el aquí y ahora de la vida cotidiana, es decir encontrar causas y analizar efectos del devenir social. En las cárceles de Rosario, "Yo, sí puedo" significó una herramienta invalorable para la promoción humana para centenares de detenidos.
Para Noris Piclús, de la Biblioteca Juanito Laguna, alfabetizar en los hogares permite desmontar los obstáculos que los interesados van poniendo, como tiempo, edad y posibilidades. A esto se suman las miradas ajenas que pueden socavar la decisión una vez tomada. "Supimos que a los patrones de un chico que trabajaba en una panadería no les convenía que se alfabetizara", relató.
"A nosotros nos gusta que hayan elegido a Santa Lucía y queremos extenderlo a los vecinos de Las Palmeras y Los Eucaliptus", dijo Juana Escobar, también de la biblioteca. El barrio se inauguró en 1999, producto de diez relocalizaciones de distintas zonas, como la de la villa que le da nombre. "Si bien al principio fue difícil, cada uno con su modo de vivir, hoy estamos unidos y es un lindo lugar que tiene escuelas primarias, secundarias, centro de salud, municipal y sacerdote", describió.
Para Osvaldo Ferrer, participar de la Juanito Laguna es una experiencia personal gratificante porque permite "poner parte de lo que uno tiene en la comunidad, trabajar en red y ahora tratar de que la biblioteca tenga carnadura en el resto del barrio a través de distintos proyectos".
¿Cómo nació la iniciativa? De la inquietud que los vecinos llevaron a la biblioteca, con la que la Seidesoc articula desde hace tiempo, en tanto centro de integración territorial, explicó María Luz Silva. A partir de esta iniciativa se integraron los tres espacios sociales. El primer paso fue la convocatoria abierta que realizó la UNR, de la que se conformó un grupo heterogéneo, con estudiantes, docentes y los propios vecinos, pero que necesitan expandir para poner en marcha la alfabetización casa por casa.
Ayuda
"Me enteré de la convocatoria a través de mi universidad, el Instituto Universitario Aeronáutico", dijo Anahí Terán, voluntaria que va por su tercera experiencia en alfabetización. "No es sólo lo que uno da, es ayudar a que otro tenga una posibilidad", explicó. Y dijo que el barrio le abrió las puertas.
Desde la Escuela de Género Juana Azurduy, Irma López, que milita el feminismo desde lo popular, se sumó al convite: "Donde veo que hay desigualdad y puedo aportar algo de lo que tanto proclamamos, me integro y acá estoy, feliz".
Inscripción
¿Quiénes pueden ser voluntarios? Toda persona mayor de 18 años y no se requiere experiencia docente. Los interesados pueden llamar a 155-215824 o escribir al [email protected].
Según Cabruja, el proyecto prioriza que los vecinos asuman su entorno y vivencias, entre ellas, sentir a la biblioteca como un espacio de pertenencia y es en su nombre que se realiza el relevamiento. Brinda asesoramiento legal, apoyo escolar, ferias populares y huerta. En lo material, es un espacio que está en construcción y necesita ayuda, chapas, tirantes, ladrillos, heladera y una garrafa para usar como estufa. Atienden por la tarde y quienes puedan ayudar deben comunicarse a [email protected] o al teléfono 459-5836.